viernes, 24 de agosto de 2012

¿Cómo debió ser?



Imaginar el momento en el que unas palabras como una estaca se clavan y aturdiendo la esperanza desvalijándola por completo, robando, aniquilando y masacrando lo más preciado, ejecuta la sentencia más dolorosa para unos atentos y dispuestos a escuchar oídos, que tras intuyo que un amargo y estridente silencio dijeron la opción más indeseada y repudiada.
Mi corazón latió de forma tenue mientras esas palabras que brotaban de una dolorida voz lo dijeron. Mi apoyo es incondicional, mi dolor no se compara con el suyo, que no llegaré o espero no llegar a imaginar jamás, pues ser preso de lo que uno siempre amó, siempre utilizó y siempre poseía.
Mi corazón no lo quiso creer, mi mente lo intentó evitar y tras unos segundos, mil lágrimas lograron brotar, lo siento pues tu dolor no es ni será jamás justo.