viernes, 18 de septiembre de 2015

Desempolvando latidos.

He tenido tiempo para sentarme y pensar, he dejado de escribir porque me sentía vacío. He visto mis manos temblar de nuevo. He sentido que vuelvo a ser alguien, alguien especial. Y el miedo asalta mi ser y lo inunda con dudas. Y lo asalta el temor al dolor, y lo asalta el nuevo sentimiento. ¿Qué será de mí? me repito constantemente. He ahogado mi cordura miles de veces en un mar de dudas y he sumergido con ella mi cabeza. Solo tragué confusión y sigo atado al mismo miedo: sufrir. ¿Todo lo que he sufrido me lo merezco? creo que nunca conoceré esa respuesta, tampoco sabré si alguna vez dañé algún corazón inocente, pero sinceramente creo que no y lo espero.

¿Y si sus ojos son la tentación más bondadosa que la vida me ha otorgado? ¿Y si sus labios son el regalo al sufrimiento sentido por este miocardio mustio? ¿Y si yo soy el regalo para sus labios? ¿Y si somos el regalo para ambos? No lo sé... En serio, no lo sé. Sinceramente, me hundiré con las dudas y las resolveré una a una. Me arriesgo a sufrir, me arriesgo a vivir de una vez. Quizás pierda, quizás duela y quizás me destruya de nuevo. Pero me hará sentir por un instante lo que hace tantos años me veté. Y por fin -aunque sea dolor- sentiré.

Es como la luz de la cara oscura de la Luna, sabes que está ahí, pero nunca la verás. A no ser que vayas tú y te quemes con el maldito resplandor de esa maldita belleza. Es como acariciar lo intangible, saborear la música y sentir en tu piel el tacto de los colores. El sentimiento que tanto rehuyo y persigo. La cobardía que alienta al valiente, el olor de la derrota más victoriosa. Quizás el volver a amar.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

En la banalidad de mi existencia.

¿Qué puedo decir ya que no sea redundante? Mi escritura ya no es más que una broma cuando se trata de amor por mis astros, no es más que una rutina aburrida que solo leo y releo yo mismo antes de dormir debido a mis inseguridades. Es la tristeza monótona de un imbécil que sufre y sin nada que contar, solo soy un cuentacuentos vacío. Un sistema solar sin luz.

Quise darle voz a mi vida pero me atasqué en el dolor. No sé cómo vivir y ni siquiera me importa. ¿Pudo la vida conmigo o simplemente no quise mi intentarlo? Al final no contestaré a ninguna pregunta y dolerá el final como siempre y como siempre mi inspiración rondará la Luna y alguna burla empañará ese vínculo, del cual me avergonzaré y la lágrima fantasma romperá la confianza eterna. Y nada más.