jueves, 16 de mayo de 2013

Euforia.

Tu mente, sobrecargada no sabe qué hacer, cómo actuar, ¿es real?, es imposible parar, de un lado a otro van tus pensamientos, los miedos se atenúan, puedo hacerlo, puedo con todo y nada va a poder conmigo, salto de inquietud, es indescriptible el sentir de mi mente, está sobrecargada.

Tu pecho se acelera, tus manos sudan o quizás no, pero no puedes parar de moverlas, contener lo que estás sintiendo es difícil, tiene que escapar, que brotar a chorros de tus poros; que se oiga en el otro extremo de la galaxia. Lo que estás sintiendo, sea lo que sea, está explotando en ti y audaz destella a tu alrededor, pero quizás necesitas sentarte, es muy feroz, es inaudito, quieto corazón, quieto.

No puedes creer que dure tan poco, pero que sea tan intenso, tan feliz, tan triste o tan neutro, al fin y al cabo fue efímero, pero existió y recorrió tu piel en segundos, haciendo que tu cuerpo electrificado grite, salte y estalle en un mar de emoción, pues aún sintiéndote muerto, sentir esta explosión te puede dar la vida.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Ellas.

Arden mis labios al sentirte, cuando sienten tu calor, que emana un aura de desesperanza que fugaz desaparece y se vuelve inerte, efímera es tu existencia aunque duradero sea tu fin. Marcas temporalmente mi rostro, que detesta la compañía en ese instante, te cansa y desata jaquecas que incendian emociones; atraviesan cualquier obstáculo dejando su rastro en él, o simplemente cae al vacío, donde reside el deseo de presencia.

Calcina su comienzo para empezar con valentía aunque lentamente se deshaga pues poco a poco muere y pierde su cuerpo, pero si efímero es su paso aunque eterna sea su agonía, me desata y me tortura su existencia, pero sin ella ¿Qué haría?. Me obliga a refugiarme, no quiero que nadie la vea brotar, la escondo en la almohada para que nadie tenga que preguntar, -qué dolor, qué vergüenza- ¿Qué más dará?.

Aunque dolorosa es necesaria, aunque frustrante es vital y aunque sea salada, sabe dulce. Si es intangible cuando la logras tocar, se esconde en el aire cuando la intentas buscar, y se basa en el mero hecho de vivir. Es bella cuando despierta alegrías y triste cuando destroza el día, y aunque acelere el rugir del pálido latido, la quiero, pues es la única capaz de acariciar mi rostro al verme...

llorar...

Ella y siempre ella.

Esa mañana al despertar y pensar en ti, poder distraerme pero nunca olvidarte, tenerte siempre cerca, aunque en realidad te desee lejos, por mucho que te quiero, por favor, invade mi pecho, hazlo latir ¡Hechízalo con tu magia!. Hazme sentir de nuevo una persona útil, hazme imaginar situaciones en las que yo salga sonriendo; haz de mí, un paraíso.

Si te toco y me rechazas pero me deseas pues nunca te separas de mí, si te acaricio y me miras sin dejarme acercar, sé que quieres irte para complacerme mas te quedas, te evito, porque tenerte significa no tenerte, abrazarte significa perderte y no mirarte significa odiarte. Sígueme, seamos solamente un ser, reúnete conmigo en la sombra y bailemos a oscuras, que nos guíe la casualidad y que nos sorprenda la arbitrariedad, si me sonríes, sonriamos.

Tenue apareces en mi despertar y te fortaleces en mi anochecer, siendo causa de mi insomnio, también tortura de mi presente, pero es inevitable rechazar el beso que desata la melancolía, llorar sin ti, no tendría sentido, siento tu tacto intangible y veo tu figura abstracta, que desapareces en mis tinieblas y te alzas con mi agonía, regodeándote con mi anhelo, matando mil ilusiones y derramando mil lágrimas que solamente riegan un terreno que ya no es fértil, pero aún así te necesito, esperanza mía.

martes, 14 de mayo de 2013

Mi Luna.

En este vacío infecto donde deambulamos en ocasiones, bajo un techo profundo en el que desaparecen o solamente viven las ilusiones, lejos, tan lejos que ni siquiera existe. No sabemos si está pero lo miramos para pensar y a ciegas navegamos en él.

Es esa cúpula que nos envuelve, que por el día brilla con su color azul, por la noche desaparece el color y se vuelve igual que la agonía, negro. Encarna el color de la desesperanza, también ausente, el techo de los que tienen su corazón e incluso su mente errante. Se trasparenta ese techo para mostrarnos en toda su plenitud las estrellas que nos rodean, y más en concreto esa pequeña pero gran farola que nos ilumina.

Allí arriba, alzándose llena, diciéndonos implícitamente que en toda oscuridad existe una luz que la ilumina, una pequeña salvación tras ese dolor en el pecho, quizás algunas noches ya no se deja ver, para también decirte que no siempre será visible esa luz, pero que aún así estará allí esperándote, susurrándote que si te rindes no volverás a sonreír tanto como deseas, pero que si luchas, aunque lo tengas todo perdido, ganarás, siempre, si lo haces con todas tus armas, la batalla, aún perdida, te hará sonreír. Por eso mi luz serás tú.