jueves, 31 de julio de 2014

Entre la duda.

Entre tanto suspiro agonizo como si de un dolor interno hablásemos. Una intensa amargura que raspa y rasga el interior de mis entrañas, de mis emociones pútridas. Es el sabor agrio de una sensación ácida que sienta bien en un principio, pero que mata y quema mi ser. Germinó este pesimismo en mí y acabó con el más ínfimo ápice de alegría. Lo recibí como si de un buen mañana fuera, mas acabó arrasando el por qué de mis sensaciones y el cuándo de mis esperanzas. Si no quisiera el aire que rezuma del roto ser que me estrangula, quien fui y resultó no ser nada más que un viento del pasado que azotó el presente.

No entiendo, ni entenderé, pues soy complicado en tomar decisiones y oscilo entre todas las posibilidades, pues mis dudas pueden con mis razones. Vengo a ver mi dolor crecer, a donde yace mi esperanza, a donde me lleva mi ilusión que poco a poco desaparece, qué raro en mí ¿no?

miércoles, 30 de julio de 2014

Mi Luna ya no sonríe.

El cielo está turbio, está deshilachado entre sensaciones cubiertas por mil distracciones. Ya no se puede querer sin ser alguien raro y eres raro si no quieres a nadie. He visto mis manos temblar mientras ella me relata cómo siente su amor, cómo ama, cómo vive su ilusión más cálida y amable con los sentimientos. Mientras yo moría por ella, y muerto miraba sus ojos de rubíes tan brillantes como el Sol de las mañanas. He sentido dagas atravesando mi tórax para poder consolar el dolor de un corazón abandonado, y he visto como este ha florecido de nuevo, mientras el mío marchito se hizo a un lado, para no molestar.

Miro a cada lado y no veo luz, ni cuando más me divierto, ni cuando veo su sonrisa, ni cuando ella es feliz; ya no hay luz en mi retina. ¿Me ha abandonado la esperanza? Sigo sin saber cómo encender mi cielo oscuro, si no hay bombilla de tal calibre, que no seas tú. Que tu canto me enamora dulce silencio. Y tu temblor me emociona, cuando me siento y te escucho hablar, reír y sobre todo cuando me miras y muero por dentro. Ha muerto mi cielo, ¿o qué pasa si no? La solución es inalcanzable debido a su incesable manía por huir de mí. He estirado mi voluntad de seguir en pie, por ti, por mí. Pero sobre todo he vivido por verte vivir, y así vivo yo.

Y entre tanto valle sombrío que me encierra, he hallado la razón de mi dolorosa existencia. Mi Luna ya no sonríe, no brilla en todo su esplendor como siempre ha hecho, no vive feliz, ni baila rodeando ese cielo tan fantaseado. Mi Luna ya no sonríe y siento su dolor frío y tan eterno. Como un dolor punzante que cauteriza la herida y congela la felicidad. Un cielo sin la bombilla principal, sin la luz protagonista de mis sollozos. La reina de mi fantasía más etérea. Mi eterna musa de curva perfecta y pálido semblante. Ya no sonríe mi bella damisela de contoneo lento y duradero. Mi tesoro de inefable belleza y de incalculable valor. Puesto que me vio nacer y me verá morir, la considero mi vida. Mi luz tenue en las madrugadas. Mi amor astral que se sustenta por hilos invisibles a mi pecho de corazón mustio. Que como mi flor dorada, mi poema, me entusiasmas día y noche, y muero deseando tu canto. Pero ya ni está, pues mi Luna ya no sonríe.

domingo, 27 de julio de 2014

Yo y mi cobardía.

Desvarío y es cierto, vivo en el pesimismo constantemente, cierro mis ojos y solamente recuerdo mi dolor, el placer, lo bueno en general, desaparece, como si jamás lo hubiera vivido. Llevo años imaginándome una vida mejor, pero nunca me he replanteado buscarla más que esperar a ver si viene a buscarme ella. Vivo de la auto compasión, del desengaño que yo mismo me produzco, pero sobre todo de la cobardía. Hace mucho tiempo que me he ido, y no sé cómo volver a mí. Me desvié en mis ilusiones y ahora busco literalmente la autodestrucción. No sé cómo pararme, no sé cómo voy a resolver mis problemas si ni siquiera sé realmente cuáles son.

Amo la naturaleza, y me atrae la gente que también la aprecia, aunque yo sea más de las vistas que nos ofrece nuestra cúpula celeste, el paraíso estrellado que cada noche ansío alcanzar, como mi destino, mi camino señalado por relativos puntos diminutos, que solo muestran un ápice de su grandiosidad. Y es la Luna ese astro del que tanto hablo, esa magia que desprende y que yo intento descifrar ¿Qué me traes con cada suspiro? Cada noche que apareces, sonrío de nuevo, con el calor de la soledad, tú me arropas. Y yo me pregunto frecuentemente: ¿Eres el sino al que intento llegar? Cada vez que te veo te siento, te imploro una simple respuesta ¿por qué te admiro tanto?

Entre las palabras más usadas está el dolor, la esperanza, la ilusión, la pasión, el temor y el miedo. Pero nunca uso las adecuadas, que son tu nombre y tus proezas, tus radiantes e impresionantes actos, que me desvelan lo que oculta tu corazón, pero que soy incapaz de descifrar; eres como la música en mis momentos de silencio. El latir de un corazón que lucha por bombear sonrisas. Y he abandonado mis sueños, he abandonado mi vida, lo he abandonado todo con la intención de que me dé igual morir, pues no pierdo nada. Y sé que no hago lo correcto, huyo de la vida cual cobarde que soy, un infame ser que sobrevive del sufrimiento, más que vivir del sentimiento.

Es todo culpa mía, y sé que cada ápice de dolor que empuñan mis lágrimas, me lo merezco. Y no me canso de ver mis tan notables defectos. Necesito crecer, como persona, como aprendiz, como maestro del dolor debería ser capaz de controlarlo, de desviarlo, de canalizarlo hacia un sitio mejor. Necesito un cambio ya, un dolor tan fuerte que me haga cambiar, y lo necesito ya, ahora mismo.

sábado, 26 de julio de 2014

Solución permanente.

Miro al vodka que tengo en frente mía cada noche, cada jodida noche, pensando que sería una buena solución temporal, pero sé que no es así, que no me servirá de nada pues aun borracho pensaría igual, y me dolería igual. Quizás en estado de embriaguez piense en soluciones permanentes más radicales, pero efectivas, en lo que respecta a acabar con todos los dolores. Pero no creo que sea lo que deba hacer, o sí, ¿cómo sé yo que me espera algo mejor que la muerte en esta tan dichosa vida? No pienso en ello, pienso más bien en el momento en el que realmente piense en ello. ¿Cómo estará mi mente de torturada para que esa sea una salida efectiva a la vida?

¿Merece la pena pensar en dejar el mundo terrenal sin saber siquiera si hay algo más allí afuera de nuestra percepción humana? No sé qué debo pensar, me encierro en mi mente y me pongo a divagar, si me muero, si dejo de vivir, o en si dejo de morir. No concreto un pensamiento en concreto, tengo un defecto y es que no me gusta hacer sufrir, ni siquiera a aquellos que una vez me vieron hundirme, y simplemente desviaron la mirada cuando yo les pedí ayuda. Y qué pido yo más que un puto día para mí, un jodido y asqueroso momento en el que yo, este humano de escaso valor, viva feliz y pueda decirse sin plantearse ninguna duda: Merece la pena vivir solo por este momento vivido.

Quiero un puto momento, un miserable segundo en el que no sea un juguete de ninguna imbécil, ningún medio de ningún imbécil para conseguir algo, solamente un ser humano que comparta su tiempo conmigo porque quiere que ese tiempo invertido valga más que el oro, más que la vida y más que cualquier valioso objeto de esta Tierra inerte. Imagino una mano que me salve de esa solución permanente. He visto mi propia mirada vacía mirando hacia mis propios ojos en el espejo, no sé quién soy ni si tengo solución. No sé si esto lo hago adrede o estoy perdido realmente, me siento solo, muy solo. La gente me rodea y excusa mi dolor en muchas cosas, "quiero llamar la atención", "soy un quejica", "soy un triste". Esta última se acerca bastante a la realidad, por desgracia.

En los velatorios pienso: ¿Y si ese ataúd fuera mío?, ¿Y si todo esto estuviera vacío?, y me asqueo ante la sensación de mi egoísmo existencial, pero es que es tanto el tiempo que muero por dentro que olvido que la vida también muere por fuera. Me encierro en la capital de mi dolor y desvarío, no soporto la idea de seguir viviendo, pero mírame, lo hago. Es real todo, o todo lo que veo es producto de mi mente, que quiere torturarme y llevarme al camino erróneo. Como siempre me ha pasado en esta vida. Es la pared más dura que he resistido. Y puede conmigo, pero ¿Puedo con ella? No lo sé, pero es mejor esta lucha, que lo que realmente discuto entre mis sábanas. ¿Adiós, o me quedo?

miércoles, 23 de julio de 2014

Último suspiro.

Templé mi pensamiento que insano me invade,
y he bebido del elixir más doloroso de esta vida.
Reí del llanto que escapó de mí evitando que sane
el malherido pecho que muere sin meras despedidas.

Y dime tan deseada dama, ¿Qué desata tu pasión etérea?,
¿es el llanto del devenir, el contacto con el amor, o el beso?
Qué siente tu pecho por él, mi cabizbaja emoción eterna
se incendia por ti, introspecciones que me matan, solo eso.

Si vieras el temblor al mirarte, el temor al hablarte y mi miedo,
si sintieras el pudor al sentirte, el sudor al verte irte y mis ojos,
que pálidos te observaron, que te miraron y yo qué más puedo.
Si te vi y morí por dentro, te oí y me dolió el pecho, dolió todo.

Mírame, háblame y por favor acaba con mi dolor, grítame, por favor.
Destroza mi alma, destrózame en mil pedazos ya, estoy harto de mí,
de mi corazón imbécil, de mi pecho inerte y de mi falta de calor.
Que he visto derrumbarse mi ilusión con un solo beso, no puedo así.

Me siento a verte, a observarte, no soy valiente, ni sagaz, no soy nada.
Tengo el arte de perder, el de esconder mis miedos y huir, como siempre,
de lejos, pensante y muriente, es el ser que me invade y conmigo acaba,
la parca que acecha y me ataca, que me mata y me besa, mi muerte.

Mi ser agonizando, y no puedo más.
Yo odiándome, y esto no parará,
no cuando mi alma ha fallecido así,
no cuando mi amor muere por ti.

martes, 22 de julio de 2014

Dulce amor.

Ya no siento la necesidad de esconder lo que siento, para qué. Si ya sabes qué siento, por qué lo siento y más o menos desde cuándo lo siento. Sé que no lo sientes, sé que no puedes sentirlo tanto como lo siento yo. No sé si te da igual, ojalá lo supiera exactamente. Te he visto sufrir y he muerto por ello, te has sincerado conmigo sobre tu vida y yo sobre la mía. Me he sentido protegido tras tus palabras y creía ver cómo tú sentías lo mismo. O quizás al menos segura, fuera lo que fuera confiaste en mí al hablar conmigo. Y eres la única persona que aun viéndola a cuentagotas ha conseguido enseñarme el interior de su corazón. Y aunque no me halle en él, sigue mi desdichada cabeza pensando que algún día albergará mi sonrisa.

Soy el menos indicado para hablar de este tema, porque literalmente he fracasado siempre. No sirvo para esto pero es lo que más deseo, es irónico, sí. Intenté serte sincero, ser una persona comprensible y conocer que es imposible que mis sueños dejen de serlo. Lo entiendo todo, pero lo siento, yo no me bajo de mis emociones. No lucharé por algo imposible, pero no renunciaré a ello solamente porque crea que es lo mejor. Prefiero hundirme sufriendo por ti, que vivir sin nada por lo que hundirme. En otras palabras, me gusta sufrir. Aunque si lo miras desde mi punto de vista, solamente te deseo ser feliz, vivir en paz contigo misma y que nada en la vida te haga desvelarte y llorar a altas horas de la madrugada. Y a veces yo mismo me siento en mi cama y pienso: ¿Cómo estará ella?, y tras miles de hipótesis caigo en la cuenta de que seguramente estás durmiendo plácidamente mientras yo me torturo en balde.

Mi cabeza me lleva a la locura, me hizo quererte de esta forma, me hizo verte en todos sitios, en las más bellas voces, en la Luna, en el Sol, en mi querido cielo oscuro. Cada estrella que veo parece ser un brillo de tu sonrisa tan imperfectamente perfecta. El azul del cielo eres tú, y el verde del bosque eres tú. Y ondula el viento mis sentimientos como si de tu pelo se tratase. El tiempo se contonea entre las paredes de mi cráneo como tu cuerpo al caminar, siento el roce de tus dedos al taparme con la manta. Siento tu voz casi al dormirme y de un salto me desvelo; te oí cantar, te oí susurrarme al oído. O simplemente escuché mis ilusiones gritarme desde lejos. Sentí tu beso con el roce de una flor, y la luz dorada que emana el sol acarició mi piel como tus abrazos.

No sé qué hay en cada centímetro de tu mágica piel, poema mío. Pero debe contener los versos más elaborados que jamás un hombre pueda besar. E imagino mi tormento en su último aliento, con el roce de tus labios estando a punto de romper las cadenas del dolor que están ancladas a mi miocardio. Hasta que de un sobresalto, cual bomba atómica en mi pecho, despierto del más nítido, perfecto pero a la vez desgarrador sueño que he tenido en mi vida. Aunque quizás el peor dolor de todos ellos es que no dormía mientras soñaba, ni siquiera vivía, mi poema. Simplemente moría en vano por quien nunca me querrá, por quien nunca me amará, pero pondría la mano en el fuego con tal de defender que es la primera vez que verdaderamente siento amor y no un absurdo miedo a la soledad que confundo ciegamente.

sábado, 19 de julio de 2014

Mientras tú seas feliz.

No es muy fácil ser yo y esta vez no pretendo que me comprendas, ni pretendo apelar a tu empatía, como creo que he hecho anteriormente aunque degradándose a medida que el tiempo transcurre y se derrite en mis manos. Te he visto sufrir y reír luego, te he visto en sus brazos y te he visto el dolor en tus ojos al verlo. He sentido cosas que has sentido tú, pero al final, saliste sonriendo. ¿Saliste cómo deseaste? Qué sabré yo. Al principio mis sentimientos fueron dueños de mis pensamientos y no pude concentrarme en lo que estaba haciendo, sentí la injusticia de tu garganta al hablar con el nudo que mantenía, y sentí la ausencia que quisiera haber solucionado desde mi tan egoísta pensamiento.

Pero al ir alejándome sin perderte de vista, pues la verdad es que no puedo apartar la mirada de ti. Pero al tiempo vi que el dolor había dejado de ser presente y se apartó al pasado. Y te vi con él, y te vi, según mi retina, feliz. Por mucho que me torture y que crea que mis brazos proporcionan el calor perfecto, no puedo competir con tu pecho y no pretendo hacerlo. Sé que lo que siento esta vez es real y por eso entiendo que mi opinión cambiara al verte ser feliz, pues eso es lo que quiero en ti, felicidad. Aunque no pueda negar que un simple abrazo esboza más sonrisas en mí de las que jamás habría imaginado, no puedo evitar verte sonreír, sentir cómo sonríes por algo que realmente quieres, por un sentimiento que realmente buscas. Que te veo coger un sentimiento y consigues contagiarme, porque me haces quererte, me haces añorarte aún sin haberte vivido. Pero solamente deseo una única cosa, que seas realmente feliz.

Me da igual que una parte de mí se muera por no tener el privilegio de albergarte entre mis brazos, sé que jamás existirá la menor probabilidad de que mis sueños sean algo más que fantasía, pero aún con todo esto, sigo sintiendo la necesidad de que seas feliz, es ahora mismo lo único por lo que lucharía, pues no habría nada más satisfactorio que tu sonrisa, sea cual sea el motivo. Puedo hundirme, destruirme como lo estoy haciendo poco a poco.  Puedo intentar ser feliz en vano como siempre intento. No importa lo que pase o lo que me rodee, mi objetivo principal es tu sonrisa, sea cual sea el motivo.

Te he visto llorar, te he escuchado sollozar e incluso has sido mi confidente aunque fuera una pequeña época en la que te veía con mayor frecuencia. En la que aún no me llenabas el corazón así. Pero quién es el destino, quién es el testigo de todo lo que sucede. Tú vives al igual que yo, pero yo no vivo al igual que tú. Por eso aunque mi vida entre en sus tinieblas más densas, quiero que tú sonrías, hazlo por mí pero sobre todo por ti. No pienso claramente con frecuencia y cuando lo hago es para desearte todo lo mejor,no importa con quién sea ni donde sea, tú sé feliz.

jueves, 17 de julio de 2014

El azul de mi retina.

Me vi abrumado por miles de pensamientos que creía estaban en fase de eliminación, pero inconscientemente los he dejado en un rincón escondidos para no perderlos nunca. Y parece ser que estos pensamientos no tienen fecha de caducidad. E incluso pueden persistir en la recámara esperando al mínimo estímulo para salir disparados; he sucumbido tanto a mis pensamientos que no me parece tan raro como debiera. Aunque esta vez no me ha desconcertado en absoluto, los he sentido, los he querido y los he deseado más de lo normal. ¿Qué soy más que una balsa náufraga en un mar de sensaciones?

Ese azul que me embelesa, derrite y calma. Ese color que me trasmite una paz perpetua ante su presencia, inundando el pecho de deseos. Deseos que una vez trajeron lágrimas pero que jamás han sido menos importantes a medida que el tiempo ha ido diciéndome cuán doloroso sería seguir regándolos. He aprendido a querer, pero me he dado cuenta de que jamás sabré lo que realmente es querer. Es irónico todo lo que digo porque me contradigo cada dos frases y me da igual, pues siento que lo hago adrede para demostrarme que verdaderamente no sé nada. Esa es la verdadera razón por la que ese pálido o intenso azul me cautiva, siento el impulso y el temor al cuidarlo.

Me digo que la magia no existe, intento convencerme, me digo constantemente que todo lo que pasa está procesado por nuestro cerebro. Hasta que veo ese dichoso color, ese mar de sensaciones que encierra el brillo de un azulado sentimiento. Encerradas en mi mente tantas palabras y lo peor de todo, imágenes. Inefables, imposible de mostrar, impotente ansia que me envuelve. Es azul mi sentimiento, es azul mi dolor y mi intriga. La pasión y el miedo son aliados de ese color primario. Mi querido azul, te tengo miedo pero no sabes cuánto te quiero.

sábado, 5 de julio de 2014

Sinceramente.

He cerrado los ojos y conociendo mi gran miedo al fracaso, he pensado en arriesgarlo todo e ir a por ti. Pero me he dado cuenta, tú no quieres. No necesitas a un lunático obseso rodeando tu vida y viviendo paranoias que llama dolor. No lo necesitas ni lo deseas, solamente deseas vivir, ser feliz, luchar por tu futuro y vengo yo pretendiendo fastidiar todos tus planes, pretendo que dejes de vivir, de soñar, de correr y de volar para que recojas a este inútil del suelo cada vez que se caiga. ¿Qué me está pasando? No salgo de mi egoísta pensamiento; te necesito, suelo decirme. ¿Pero acaso no soy ya un lastre para mí mismo?, imagina cómo lo sería para ti.

Lo siento, lo siento por todo el tiempo que te haré perder, por todo lo que te molestaré pues me encanta hablar contigo. Siento ser un cúmulo de defectos que deambula por el mundo, siento ser solamente un desecho sin valor alguno. Siento ser yo, lo siento.

He intentado sobrevalorarme, hablar de habilidades que posiblemente tenga yo. Fardar de alguna virtud, de valores morales o éticos, hasta he intentado creer que soy un gran amante. ¿Qué es verdad de todo esto? No lo sé, ni siquiera sé si de verdad se me da escribir. Solo uno palabras que me suenen bien juntas y creo ser un escritor medianamente aceptable. Pero qué soy realmente no llego a descubrirlo. Aunque poco a poco se ennegrece mi pensamiento sobre mí y me cuesta hasta verme en el espejo.

No sé amar, besar, querer, desear, adorar, etc. No sé siquiera si alguna vez he querido realmente a alguien o he buscado huir de la soledad. No sé si alguna vez he sido sincero, no sé si alguna vez he sonreído sin pensar en otra cosa. Jamás he sabido si alguien confía en mí, ni si desearán hacerlo alguna vez. No sé absolutamente nada, tampoco sé si alguna vez me han querido, ah, no, eso sí lo sé, nunca me han querido de verdad.

viernes, 4 de julio de 2014

Otra vez ella.

He concentrado mi energía, mi única energía en automutilar mi ilusión. No hago otra cosa, he vuelto a naufragar en mares equivocados; más bien, he vuelto a navegar. Sin descanso tras mi anterior derrota, vuelvo al "ataque" de mi nueva pero antigua motivación. Un ser de altas capacidades, y de increíbles cualidades. ¿Que por qué lo hago? No lo sé, soy así, me atrae la perfección y todo lo que se acerque a ella. Seguramente porque yo estoy en el otro extremo de la balanza, equilibrando lo perfecto con mi imperfección. No soy feliz siendo víctima de mi mente torturadora. Pero no sabéis lo maravilloso que es verla reír y reír sin problema alguno, en parte compensa todo lo sufrido.

He vuelto a por ella, cuando intenté apartarla de mi mente por la imposibilidad, me dije a mí mismo que es mejor sufrir por ella, que vivir sin ella. ¿Cómo y por qué siento esto? Sinceramente, lo que más me atrajo fue su sentido del humor, tan sarcástico y vivo. Pero también su forma de ser, quiere a quien la quiere, quiere a la vida, a la naturaleza y a la sabiduría. Está viva y quiere estarlo. Quizás es porque todo lo que ella es, quisiera serlo yo. Busco mis ilusiones en ella y eso, creo que no es bueno.

¿Han visto alguna vez una puesta de Sol perfecta? Sin montañas, edificios ni nada enfrentre. Ni siquiera niebla o nubes, una claridad digna de dioses. O una Luna de perfecta circunferencia, ni una nube que la tape, ni una sola farola que interfiera en su luz, que está justo arriba y puedes tumbarte tranquilo a verla. Pues eso, es ella en mí interior, un cúmulo de químicos que brotan de mi cerebro creando sensaciones que pensaba extintas, mas no, ahí están, galopando ferozmente hacia mis extremidades, escribiendo esto e imaginando más, mucho más de lo que esta realidad podría albergar en mí.

Cómo a muchas otras personas, le agradezco que permita fermentar estas emociones, es agradable sentirse vivo. Pero tú fermentas admiración por algo de lo que carece gran parte de la sociedad, moral. Rozas la perfección en mi retina, incluso sin siquiera abrir los ojos. Aunque jamás piense que esto lo leerás y pensarás que es a ti a quién lo envío, ojalá tenga el valor de decirte algún día todo lo que resalta en ti, solamente por el hecho de aumentar tu ya tan alto autoestima. Atentamente, yo.