miércoles, 29 de abril de 2015

¿Qué sé?

¿Y si mi depresión soy yo mismo? O tal vez mi insomnio lo causo yo mismo esperando a que me hables. Quizás las noches en vela son la eterna espera por tu mensaje, por tu atención. Y puede que por eso cada noche no duerma, por si acaso de repente me necesitas y or eso estar atento para contestarte rápido. Quizás por eso miro, a altas horas de la noche, un puñado de píxeles que forman tu rostro. ¿Y si soy yo quien saboteo mi sueño por tu posible presencia, por tu palabra más deseada o por la esperanza arraigada en mi ser?.

Quizás soy yo quien no me permito vivir, quien arranca de mí el sentido a la vida. Sea lo que sea, siento un profundo odio por mi existencia. Quizás es lo que me he obligado a sentir; pensando antes de dormir y al despertar el para qué vivir. Camino dudando sobre todo, ¿y si lo que opino solo me obligo a decirlo? Quizás mis miedos no son miedos, sino una lucha entre lo que me obligo a sentir y lo que siente el ser que reside en mi mente. Tantas dudas me asaltan y atormentan. Porque... ¿y si todo lo que dije es erróneo, y soy yo el que odia vivir, el que odia dormir y el que te ama tan profundamente?.

¿Hallaré alguna vez el significado de todo lo que busco? ¿Es esta sensación de inferioridad tan real como se muestra? Y... ¿Realmente sé algo?.

miércoles, 22 de abril de 2015

Arrítmico latir.

Vi llorar al que menos tenía,
y no fue por posesiones.
Vi levantarse al débil,
y no fue por fortaleza.
El cobarde ya no temía,
mas no fue por valentía.
Pues aquello que alentó sus corazones
no era otra cosa, que la vida.
Ya fuera por su belleza o por su ausencia, también valía.
Así que, buena o mala, tú vivías
en ella. Y eso era la ilusión,
o tu sonrisa, o mi derrota.
Pero sin sentirte tan sola.

Quién te viera a solas...
y como olas vienes y vas,
pero no te quedas nunca.
Tan fugaz como un suspiro
que calma el turbio entender,
y llegué a tejer tu rostro;
que tanto admiro.
Y tu voz ¿Y tu voz?
La echo de menos, aquí dentro.

¿Te vas o vuelves?
Yo te explico el vivir
que me anima a existir.
Que me arrastra a este devenir
como un tornado voraz.
No hubo nada mejor que el sentir,
sentirte.
Aunque no lo hice.
Fuiste mi ancla al mundo terrenal,
borras de mis deseos lo fatal.
Y siento que tu luz, tus ojos,
alejan de mí todo el mal
que trae el mundo, el globo.

Entre mis parpadeos te vi desnuda
y me sonrojé.
Mas fue solo mi imaginación
y más te deseé.
No por tu bella escultura
(aunque no haya duda),
es más por tu intrusión en mi mente.
Sin pedirte me hice verte 
y aunque verde, te vi frágil.
Y aunque frágil te vi fuerte.
Te mostrabas sin escudos
y confiaste en mí.
Me mostraste tu secreto
confiando en mí.
Me sonreías.
Y ese fue mi desenlace:
soñé con tenerte en mi mundo.
Y me confundo,
pues no puede ser real
que ame tus ojos, tan profundo.

viernes, 17 de abril de 2015

A prueba de amnesias.

El sabor de estos poemas,
mi tentación, mi fiel problema.
La rotura de mil cadenas
que arden por mis venas.
El filo que ha cortado tantas esperanzas.
Y me moría.

Vestida de gala para ti se halla,
frente al espejo temblaba, vaya.
Tímida y escondida se encuentra,
frente a tus ojos; mi sonrisa, esta.
Y tiemblan al ver de tus labios su danza.
Y tan sobria.

Palpaba mi pecho y empalidecí
pues pensé quizá demasiado así,
te vi y te fuiste, lloré y me viste,
aún tengo la ilusión que me diste.
Guardada en donde tu nombre no cansa.
En mi memoria.

lunes, 6 de abril de 2015

Últimos latidos.

Y si uno se siente lejano a su propio ser,
¿No es normal querer dejar la vana vida?
si uno siente que se marchita, no se evita
el sentimiento que solo quisieras esconder.

El reflejo solo devuelve decepciones, tristes;
y el ego se destruye de una forma tan simple.
Como el piano sin cuerdas, yo así funciono
como si jamás sirviera, nací inútil; y pronto.

Debilitado, amortajado el amor y asqueado yo.
Quisiera servir de algo, más que el gasto diario,
si no levanto cabeza, disculpen, soy débil yo.
Y muero lentamente y lloro y me siento agrio.

Quisiera encontrarme, pero estoy en el fondo ya,
de mis complejos no huyo y solo soy un sueño.
Fallido, y dueño de mi fracaso, que estallará.
Y si dudo, digo: ¿Todo esto cómo acabará?.

Y si muero en vida, ¿qué hago con mi corpóreo ente?
Si quisiera dejar la vida, ¿Qué hago con mi mente?
Si la existencia me asquea, ¿Adónde voy?
Si quisiera morir, ¿Tendría que irme hoy?

Trago sensaciones con alud de tempestades, sin piedad.
Repetitivo hasta la saciedad, derretido hasta la mitad,
rasgado el ser, ¿qué queda de mí más que oscuridad?
Una sombra bajo un árbol maltrecho, y poco más.

Recuerdo el tacto, el roce minúsculo de mis labios sonreír,
complejo el recuerdo marchito de uno mismo traspirando.
Y sentir tu vaho penetrando el pecho roto, y su fluir
mágico, aunque trágico el fin, y aún me duele su tacto.

Trato de buscar ayuda, pero ajena a mí huye a la lejanía,
y tan sencilla mi rotura, pero tan complicada la vestía.
Por cobardía, me encerré y nadie vino, me acostumbré
y ahora vago en soledad hacia el sol, ¿qué sentiré?

En mis últimos versos te confesaré que alguien me cautiva,
que si sigo en pie, es porque su rostro y sonrisa me dan vida.
Y el suave tacto de su efímera presencia, me reconstruye,
aunque al encerrar el amor se destruye; y muero otra vez.

Pero deleita mi pálpito y lo siento tan tácito fluir en mí,
que es inaudito y te siento tan bien, que sería un delito
no mostrarte mi faz sonreír y desfruncir el día tan feliz,
aunque muerda mi lengua y te sienta lejos, a leguas.

Miro mis dedos y muero, porque no estoy cuerdo, veo.
Sin sentido me miro y llorando me imagino no ser reo;
agonías que me arrinconan y me devoran, me destroza.
Me siento en la cama, me siento sin ganas, en mi fosa.

Finalizo con un último deseo y es ser más sincero,
sin peros, sin puedos, sentir el 'te quiero' escapando.
Sin mí, sin ti, pues no tengo nada, solo veneno
del que no salgo, y finalizo como siempre; llorando.

viernes, 3 de abril de 2015

Y de nuevo, ella.

Besé cada escalón por el que desfiló tan sutil persona. Escalé para poder verla en el horizonte, estaba allí, en otra tierra a la que no podía llegar. Más bien, no lo merecía. No lo conseguí, lloré de nuevo. Es el suspiro atado a mi garganta; tirante, pesado y cortante. De afilado borde que desgarra cada pálpito optimista, ya sea un mero abrazo o un lejano beso. Y aunque pases entre mis córneas, y te reflejes en mi retina no puedo controlarlo. Y existes, no puedo evitarte, no quiero más bien. Desprendí de mi mente los fragmentos de esperanza, no tenía sentido y nunca lo tuvo. Pues tú y yo somos una suma imposible, ¿verdad?.

No te culpo, ni siquiera quiero huir. En todo caso mi sincera mente se disculpa, y te dice que cada amenaza de mi dolor a mi mente no lleva tu nombre, solo tu foto. Si muero será entre deseos incumplidos y si vivo será totalmente igual. He desperdiciado mi existencia, y te ruego una tregua, un pacto o lo que sea. No puedo sufrir más. Tendré tus recuerdos en el lugar más preciado para conservarlos, y pensar que no duermo por ti, mi poema.