viernes, 31 de enero de 2014

El silencio latente.

El miedo derramado desde los hombros,
líquido corrosivo de gran peso que hunde
sueños e ilusiones que ya solo son escombros,
impidiendo el ascenso de la felicidad a la cumbre.

Ni risa ni sonrisa, ni día que abrace mi noche, ni roces.
Ni brisa ni repisa en la que el corazón repose o goce
de la caricia válida, de la herramienta cálida del amor,
del pecho henchido, carente de quejidos, lleno de calor.

Mis rodillas arrastradas en el ardiente asfalto te ruegan
el silencio que me hiela, el silencio que congela mi vida.
Dime ya el dulce agrio rechazo por el que mi alma vela
tanto noche como día, no hay descanso ni despedida.

O ámame, qué digo, por favor dame un tortazo, cállame.
Mejor ódiame, así serás como el resto del mundo, mátame.
Y tengo razón.

Sin tu amor nada más me hundo, pues quítame la vida
pero a besos, quiero un billete al centro de tu corazón. 
 Y solo de ida.

jueves, 30 de enero de 2014

Pálpito huidizo.

Vestí mi corazón de gala con los mejores atuendos. Ropa de etiqueta que realzaba su carisma. Su personalidad se alzaba con tales prendas, no cualquiera sino las mejores. Porque no siempre hay ocasiones tan especiales como esta, en la que debutaba el miocardio con todo su esplendor. Era el momento de enamorarse, y allí está ella, se ve a lo lejos. Aún tienes tiempo de calmar tus latidos antes de que llegue, ajusta tu pajarita y no te agobies, -todo saldrá bien -le dije. Cada paso de ella era una estaca en la paciencia, que se rompía, cuanto más cerca estabas más lento pasaba el tiempo. -¡Corre! Coge estos regalos y dáselos en el momento correcto- le recordé.

Se aproximó al pequeño corazoncito sonrojado, le habló y él pálido no dijo nada. Se aceleró y entro en pánico, ella era más de lo que él esperaba. Yo le hice señas. -¡Venga, díselo!- le gesticulaba. No dijo nada, solo sonreía y temblaba. El pobre, mi pequeño es demasiado tímido, salió a mí. Ella se marchó, no se percató de la situación, todo fluye normal en su mente. Pero no en la del corazón, que huyó lejos, muy lejos a sentarse y pensar. Yo me acerqué y me dijo que me fuera, lo entendí y me fui.

Más tarde aquella noche vino a mi cama a pedirme perdón, a decirme todo lo que le pasa por la mente. Siente la decepción por él mismo me decía, le dije que no debe torturarse, al menos la situación con ella no empeoró. Pero se sinceró, lloró y me dijo textualmente: "No me merezco sentir, pues cuando lo hago y no es correspondido le echo la culpa a lo externo, pero soy yo quien no actúa y es un cobarde". A lo que le respondí: "¿Cómo sabrías tus errores si no fallaras nunca?, es normal sentirse así, es lógico, pero la próxima vez no te faltará valor y no me digas que no habrá próxima vez, aunque ella no sienta lo mismo, díselo". Le hice un hueco en mi pecho y durmió plácidamente durante toda la noche.

Al despertar no estaba, me levanté y fui a buscarlo. Su habitación vacía, la casa vacía. ¿Dónde está mi pequeño?. Salí a buscarlo entre las calles, los monótonos edificios y entre los coches molestos. No lo vi, cuando rendido pasé por donde se habían cruzado el miocardio y ella, me di cuenta de que estaba allí, solo y vestido de luto. Sostenía los regalos que no fue capaz de darle. Uno rojo que contenía la pasión, el ardor del amor. Uno azul que contenía sinceridad y felicidad, y por último uno verde, con todos los deseos más bellos. Los guardó en un maletín, lo cerró con llave, rompió la llave y la tiró. Y a la distancia le vi irse, de luto y con un maletín cargado de esperanzas. Mi corazón, mi sentimiento.

--Tan lejos a veces de la realidad, esta metáfora se corresponde a la imaginación de un ser que vive reo de sus miedos.

miércoles, 29 de enero de 2014

Zigzag pálido.

Mil besos te daría si no fuera porque soy cobarde, mas si fuera valiente tú te alejarías. Tanto dentro de una mente, tanto sale en papel, en píxeles o quién sabe. Si te recitara con mi voz rota ¿Cuánto más te alejarías? De distancias hablo siempre que te siento lejos o cuando lejos no quiero sentirte. Sin irte estás ausente, te veo feliz y me entristece la mente. Eres tú, mi poema. Aunque ahora no te encuentro rima, a la deriva de mis versos solo siento tu contestación pasiva. Esquiva eres, más cuando no te palpo el texto. Eres mi cianuro o mi latido. Qué soy yo más que un hueso duro sin corteza.

De tanto a escaso, de polvo a lágrima. O también de amordazado amor. A espaldas del abismo me dije 'te quiero', un suspiro, un respiro y de solo un hilo pende mi labio. Que ya ni come, ni padece pero por desgracia siente. Quema y se deshace entre tus dilemas, quiero ser tu problema resuelto, tu reloj disuelto en ácido que corroe. Pero hay química en ello. Incluso destello del vello que se eriza al paso de tu perfume, bella dama. Que eres la perfección de contorno negro en tus ojos, mi flor. Salgo de mi penumbra y me adentro a la sombra, nada me asusta, nada que alumbra. Pero el reflejo de tu dorado y pulido tallo, o pétalo, o déjalo.

Posa tu caliente daga en mi cuello, acaricia su borde y dime que me quieres, muerto. O vivo este presente o el presente vive en mí. Decente o traslúcido. Opaco cargo la ventana de tu imagen, en mi mente, en mi sueño. Querido alcohol que fluye por tus venas, despréndelo en las mías a través de tus labios, corchea mía. Sigue la estela de mi grito. Sordo el sonido que no repito. Te necesito [...], ya te lo dije. Engañándome de nuevo. Viejo consuelo del lagrimal completo. Vacío de sensaciones y el futuro quieto. Movido por el viento que no vuela. Planea tu mirada, y mátame. Revíveme mujer.

martes, 28 de enero de 2014

Dorada Fortaleza.

Imagino cada día tu lucha, no la de nadie más. Tu camino, con todos sus obstáculos, piedras en las que tropiezas pero levantas, yo lo sé. Sé que podrás con esta lluvia ácida que arranca lagrimales de un solo golpe. El aluvión de sensaciones al salir de tu corazón. La coraza debilitada por el traqueteo de la vida sobre el andén de esta Tierra. Hace tiempo que no te veo y converso contigo pero mi imaginación es capaz de verte luchar contra la pesadumbre de una losa que engorda sobre tu hombro y te intenta doblegar. Mas no puede contigo, sé que herida y debilitada podrás romper ese peso y aunque sea cojeando llegarás a tu meta. Confío en tus palabras, en tus textos breves pero intensos que me dicen que puedo conseguirlo.

Tu luz ilumina la oscuridad que intenta comerse tu camino, esa parca que escondida detrás de cada piedra ondea su guadaña e intenta sesgar tu sonrisa, pero no puede. Contigo no puede. Te conocí alegre, bromista, increíblemente feliz. Pero me impactó conocer que tu sonrisa está dada por el esfuerzo de tu mente para guardarte el dolor. Sentí tu sufrimiento y por primera vez sentí más dolor que por mis problemas. Sé que detrás de cada sonrisa puede haber una lágrima, pero no dejas que evapore tu alegría. Eres mi ídolo, admiro que aun teniendo flechas atravesando tu ilusión, sigues entera.

Entiendo perfectamente cuando necesitas un descanso y quebrada te derrumbes, quizás a solas, quizás acompañada por los que te quieren, o tal vez me lo cuentas a mí. No suelo ser tu consuelo, pero lo he intentado y quisiera seguir intentándolo. Pues jamás aceptaré ni ignoraré tu sufrimiento, seré el pañuelo de tus lágrimas, el oxígeno si la vida te asfixia y seré ese cielo que el techo no deja ver. Si te ofrezco mi mano como ayuda, me lo tendrás que pagar. Y el precio lo estableceremos en sonrisas, en abrazos y aunque te lo guardes solo para ti, en felicidad. Ignórame, olvídame o mátame si quieres, pero solo si realmente eres feliz. Yo sé que te mereces sonreír, más que nadie.

Soy un poco egoísta y necesito añadirle tonos cálidos a mi vida monocromática, quiero que pequeñas pinceladas de tu felicidad manchen mi lienzo. Cada dos pasos que avanzo, tú me llevas una maratón de ventaja, eres una guerrera capaz de despertar en mí lo que jamás nadie ha sido capaz de cultivar. Te admiro, te quisiera amar, para estar ahí, a tu lado. No quiero que me necesites, ni necesitarte yo, quiero que lo que sintamos aderece nuestras vidas y sea mutuo. Sea pleno, sea utópico. Pero ¿Sabes una cosa? Entiendo a la vida cuando me hizo verte así, y entiendo que mis fantasías no suban de grado y se queden solamente en sueños.

Ni mil de mis poemas han conseguido plasmar fielmente mis sensaciones cuando pienso en ti, pero sé que algún día utilizaré la combinación perfecta de palabras que satisfagan a esta mente pútrida. Ninguno de mis anteriores amores fue tan ardiente como el que siento, quizás es muy arriesgado, pero nunca he estado más dispuesto a sufrir que hoy. Por mi poema.

domingo, 26 de enero de 2014

Soñando otra vez.

Besaría tus abrazos que tan cálidos me sientan
cuando deambulo sin rumbo y errante sin preocupación.
Resté dolor al corazón, te vi, te abracé, te vi contenta,
más allá del vacío del ser que habito y sin alguna sensación.


Te sonreí, te miré y no pude contener mi alegría,
en mi mente te besé, te amé y más desvaríos conocerías.
Tan árido el presente en esta cruda y ruda realidad
mas cuando mi fantasía goza de plena felicidad.


Hállame entre tus labios, pinta mi sonrisa en tu mirada
menos cuando la luz se seca en mis sueños más escuálidos.
Menos cuando el pecho henchido rompe su risa encantada,
cuando murió mi ilusión por la vida, y ya no.

sábado, 25 de enero de 2014

Donde me necesite tu sonrisa.

No me olvido nunca de ti, me es imposible aunque ahora mismo no deseo olvidarte. Es más, pienso constantemente en cómo te debes sentir. ¿Qué ronda tu cabeza? Todos pasamos malos momentos, buenos momentos y momentos horribles por mucho que no queramos. Pienso, pienso, pienso y me pregunto "¿Estará sonriendo ahora?", mi deseo es claramente sí; pero ¿y si no lo hicieras en ese mismo instante? Y si estás llorando por un dolor punzante en tu corazón, ¿Cómo podría saberlo? Odiaría saber que los momentos en los que peor lo pases y estés sola no pueda estar yo ahí para ayudarte. Sé que existen muchos momentos que compartir, momentos de risas y momentos de carcajada pero ahora me centraré en los peores momentos para la mente.

Me imagino tu sonrisa desvaneciéndose debido a que la vida te maltrata, pisotea tus alegrías y te encierra en la soledad. Y me hierve la sangre, quizás solo es parte de mis paranoias y delirios de miles de pensamientos juntos, pero no podría permitir que sufrieras y creyeras que no cuentas con mi apoyo. No podría permitir que no me digas que lo pasas fatal en los momentos que callas pero deseas hablar. Si tengo que encararme a la vida para que te deje de torturar, lo haré. Nunca estarás sola, nunca estaré lejos y sobre todo nunca te diré que no. Imagina la situación de dolor y pánico e imagina que yo te hago reír por cualquier tontería que se me ocurra. Siempre tendrás un hombro, siempre tendrás un confidente y un grandioso compañero de sufrimiento.

No encierres tus pensamientos, no lo hagas con aquellos que deseas liberar. Siéntete libre para contar conmigo, sé escuchar, sé acompañar aunque no lo parezca. Soy la excepción a la palabra soledad, soy aquel ángel guardián que a veces deseamos que existieran, no existe el vacío junto a mí. Y lo único que te pido a cambio es lo mismo. Tu compañía si me siento igual. No digo esto porque así intente buscar una vía más fácil a tus labios o a tu corazón, digo esto porque siempre has estado ahí, como nunca nadie ha estado. Esto no es para decir que estamos en paz por ayudarme anteriormente, mi mano y mis abrazos serán incondicionales. Como me dijiste una vez: "Aquí estoy, no me he ido".

jueves, 23 de enero de 2014

Paso a paso.

Sentado, como siempre. Tumbado, como deseo siempre. Viví y amanecí como si no hubiera descansado, una larga noche en un solo parpadeo, un solo beso en mi sueño del que ahora soy reo. Pues despierto y no es real. Por las mañanas tan pútridas que pasa mi cuerpo, despierto y no soy el mismo, soy un autómata del dolor, un deambulante e inerte ser que con suerte ve su sonrisa en los charcos. Es raro, es mi día a día y soy yo. Un conjunto de variables que juntas absorben más luz que un agujero negro, en el que se muere la ilusión y en el que descansa la vida.

Traté de verme diferente esta mañana, traté de ser alguien más correcto y más vivo. No tengo ni idea de qué quise decir con correcto, quería ser feliz y punto, joder. Intenté despertar temprano (Fallé), intenté lavarme la cara y desayunar una comida sana y completa (Fallé). No comí nada como siempre hago, ni me preocupé por mi olor ni por la higiene, qué más me da me decía. Aunque por suerte me había duchado la noche anterior. Pero no me importó y eso era nuevo en mí. Desperté y me dio igual totalmente todo, fui a clase, sí, pero para no taladrar la cabeza más que por otra cosa.

Y detesto con mis fuerzas más escasas la forma en la que actúo, la negatividad arrancando mis sonrisas, mis textos monotemáticos hablando siempre de la misma mierda, que estoy cansado, vida, ya estoy cansado. Pero qué hacer si mi mente se estanca, literalmente que alguien me diga qué podría hacer para poder escribir algo diferente, algo nuevo, algo lleno de sentimientos, bueno, sentimientos agradables.

Siento presiones ejercidas por la propia mente, diciéndome que calle, que deje de llorar, pero hay otros factores que clavan su ardiente daga en mi pensamiento y lo tornan lúgubre. Aunque siempre queda una luz, ¿No es así?. Siempre existe la palabra de alguien que te anima por la mañana y te dice implícitamente: "Tú puedes". Aunque solo sea una persona y una sola vez al año, alguna vez pasa. Y es inesperado. Creo que ahí reside la verdadera felicidad, ir de alegría en alegría aguantando sin dejar que la esperanza se evapore. Yo sigo queriendo a esa pequeña gran flor, esa es mi esperanza. Su amor. Aunque a veces me cueste vivir.

Débil luz de ayer.

Deliro un poco cuando me acuesto, mi mente explota y vuela por todos los rincones del recuerdo. Pienso en el mañana que me imaginé ayer, el ayer que pensaré mañana y el hoy que vivo. Quise creer en mí y raramente cumplí con esa promesa. Me desilusiono con facilidad puesto que no lucho por mí y es eso lo peor. Siento que me quiero más pero que lucho menos por mi bienestar, me encierro en espacios solitarios e intento reflexionar, en vano por supuesto, siempre acabo triste, sentado en una esquina del sofá, intentando estar lo mayormente cerrado posible, acurrucado cual feto. Diciéndome a mí mismo, "por qué a mí". Nunca me respondo y por eso solamente me alegra el desahogo de las lágrimas que huyen. Y con razón.

Sé que una vez dije que sería más alegre, sonreiría más y dejaría de martirizarme tanto, mas fallé. Odio admitirlo, odio decir estas palabras pero no puedo, no puedo seguir intentándolo. Soy débil y lo acepto, no hay otra, me siento solo, me siento incomprendido y sobretodo infravalorado. Por los más cercanos y por los más lejanos, odio verme en el espejo, no por el físico sino por lo que no se ve. Por mí. Más promesas rotas que cumplidas, qué buen historial para que alguien confíe en mí. Pero nunca dije que abandonaría, nunca. Y aquí estoy, amargado pero con la confianza de un Tony mejor. Por ella, por mí.

Nadie creyó en mí, tan poco fue que ni yo lo hice. Cuando todo se cayó, todo se derrumbó y nadie dio la cara por mí, cuando la única luz que veía era la pantalla del móvil vacía de mensajes. Nunca el silencio había sido tan sonoro. Mas ella me contestó y tras meses sin sonreír la mueca se esbozó en mi rostro. Me hablaba por placer, porque sí. Y yo como de costumbre le lloré mis penas pero ella no se olvidó de mí; me dijo: "tú puedes", dos simples palabras que juntas y dichas por ella se convertían en magia para mi dolor. Alguien creyó en mí aunque solo fuera por cortesía, no podía ser, mas fue. El tiempo fluyó en nuestras conversaciones nocturnas, a veces olvidé dormir por sus palabras. Pero en persona todo fue mejor. Solo por verla, abrazarla y sentir su voz y su risa.

Todo podía cambiar, ella creyó en mí y por eso yo creí en mí y aunque ahora pase por una fase baja de mis altibajos, ella creyó aunque fuera por ser amable y eso me enseñó que amor propio es igual a felicidad. Y me quise tanto a mí que ahora también te quiero a ti, bueno, eso ya es desde hace mucho tiempo, pero ahora es intenso, como el sol de mediodía. Por ti soy yo. Nunca te sientas sola pues estamos a un 'Tony, me siento mal.' de distancia. Soy fuerte, por muy flojo que esté ahora. Soy increíble. Pero tú, tú eres mi ídolo. Mi poema.

miércoles, 22 de enero de 2014

Mi casi muerte.

Sentado muchas veces bajo el umbral de mi tristeza he hallado paz que jamás conocía, a la fuerza se me impuso desear soledad y no tenerle pánico. He estado mucho tiempo encerrado en mi mente, yo solo. Por lo que sé perfectamente lo que se siente cuando no tienes a nadie. Pero esa paz es rara de definir, es un tipo de tranquilidad que desearía poder mostrársela a todos pero solo existe cuando yo me siento a solas y pienso. Y pienso mucho más.

Me pasa pocas veces porque cuando la balanza de mi pensamiento se inclina hacia el pesimismo me encierran los pensamientos negros y pútridos -que lamentablemente creo que son ciertos-. Pero cuando la balanza se estabiliza el pensamiento suele ser neutro, sin ataques a mi personalidad. Solo una reflexión sobre el porvenir de mi vida, en mi falta de ganas de vivir, en mi falta de un buen tortazo que me abra los ojos. Muchas veces me tumbo, miro al techo y solamente pienso, pienso, pienso y nada más.

Aunque por desgracia tiene un límite de tiempo, un límite al que llamo 'límite fatal', en el que si permanezco demasiado tiempo termino llorando. Como un sentimiento reprimido, como que lo necesito, pero quiero llorar en el hombro de mi amada, y decirle que las pocas ganas que tengo de vivir, son gracias a ella. Sobretodo gracias a lo que ella hizo que yo viera en mí. Que poco a poco se degrada. Me desilusiono con facilidad, tiendo a la negatividad y la depresión es mi objetivo involuntariamente, lo sé, pero bueno, eso le da un toque tétrico a mi vida que me gusta, porque cuando soy feliz, soy feliz de verdad y es como si todo lo anterior hubiera muerto.

En pocas palabras, no me asusta la muerte pero mientras más me ames más la temeré.

martes, 21 de enero de 2014

Consuelo del sentimiento.

Vivamos alejados del ruido hallado en nuestro recuerdo.
Tirita mi ilusión y necesita el calor del sentimiento muerto;
amor, amar, sentir dolor y sin querer llorar, inerte pálpito
retumbante en la tumba que aprieta el corazón, su pánico.

Besa el miedo que arraiga en mi mente infecta mas perfecta
bañada por tus luces, tu tacto en la sensación que no es cierta.
 Cadenas de reo cuando te siento, cuando creo, es duro el suspiro
del muchacho que fantasea con tu beso, tanto lo quiso.

Funde el plomo tóxico sobre lo que es lógico, corte sagaz
hundido en el tambor incesante, paladín incansable y capaz.
Atemoriza el destino escrito, ¿arcoíris tras la tormenta?
tiembla el demente, delira el tono con el que nadie cuenta.

lunes, 20 de enero de 2014

Atentamente: Mi corazón.

Ven, quiero enseñarte algo que lleva meses quemándome. Quiero que veas el calor que emana mi corazón al sentir tu voz, deseos que se marchitan en mi miocardio debido a mi introvertida mente. Míralo fijamente, centra la mirada en ese espacio que palpita incesante cuando tú me rozas. Si te fijas bien te verás a ti, pero no tu foto, no tu bello nombre, no tu dulce voz, sino tú. Tu forma de ser, tu felicidad cuando sonríes, tus increíbles palabras de ánimo, tú en estado puro. El más valioso de los materiales. Tú.

No leas la poesía que escribo mientras lloro pues es la más íntima, no te rías si te adoro, pues moriría sin pensarlo. Pero ten, toma mi mano y recházala si es lo que quieres, no tengas piedad si no sientes lo mismo, sé sincera a tus palabras y fiel a mi amistad, si quieres a este loco, tú puedes enloquecerlo más aún, no preguntes cómo, solo bésalo. Si vas a sentirte incómoda a mi lado por lo que siento, no te preocupes, no tienes más que atravesar mi corazón con tu dulce 'no' y no pasa nada más. Seremos igual que siempre hemos sido. Busco tu felicidad ante todo, por mucho que me cueste hablarte, mi ilusión. No temas, no pretenderé robarte un beso, mi autoestima no me lo permite, mi mente me tortura con miles de pegas, no sería capaz.

Pero tú, cautivadora de sentimientos, quiero que ames, ya sea a mí, ya sea a quien sea, ama. Siente felicidad en tu pequeño corazón henchido, sonríe, baila y sobre todo canta -necesito oírte-. Mi misión es verte en la cumbre de la alegría, coronando la cima con tus sonrisas tan perfectas. Tejiste en mi corazón un sueño lleno de ilusiones increíbles, quizás no llegues siquiera a besarme pero nunca me arrepentiré del sufrimiento por ti. Pues me lo causo yo, y porque me alegra sufrir por ti, eres la perfección en la palabra, la ilusión que nunca acaba. Río contigo y te hago reír, aunque nos veamos poco tenemos mucho que compartir, ya sea jugar a cualquier consola, comer cualquier producto lácteo o aunque sea contarnos nuestra vida. Sin ti mi presente sería diferente, lo sé.

Sin ti no sé qué pensaría, no me importa pues tu pincel fue capaz de esbozar en el lienzo de mi corazón un sentimiento lleno de colores cálidos y abstractos, nadie comprende cómo me siento, ni siquiera yo. Por eso quiero que con tus cuerdas vocales sobre mi pentagrama, en clave de sol, compongas la melodía con todas las notas posibles y que los silencios solamente estén cuando tus labios rocen los míos, mientras tu blanca en mi sostenido acaricia mis tímpanos, segregando así dopamina. En mis textos baila la locura cogida de la mano por la ilusión, pero es que me vuelve loco saber que existe alguien como tú. Pues eres mi gran deseo, mi ídolo. Eres la persona que jamás imaginé pero que siempre habré querido conocer. Por eso gracias. Aunque también debería darte las gracias cada vez que escribo por ti, pues eres tú indirectamente la autora de todos estos párrafos y versos. Eres mi musa, mi poema.

sábado, 18 de enero de 2014

Decepción constante.

Encerradas en mi mente tantas palabras, tantos sentimientos reprimidos en mi corazón, el dolor de ser yo, el temor de qué haré yo. No siento más que soledad por muy rodeado que esté, necesito liberarme de mis sensaciones, quiero desahogarme y poder hablar de lo que pienso, alguien que de verdad quiera escuchar, alguien que de verdad se vaya a preocupar si estoy pensando en que vivir ya no es tan bueno. Alguien que si se enfada conmigo no sea porque le molesto sino porque le molesta que me centre tanto en el pesimismo.

Alguien que me diga "abre los ojos", que sepa que estoy loco y que vivo demente. Que si soy pesimista es de nacimiento, pero que le dé igual, porque ella estará ahí para darme un tortazo y decirme: "Sonríe". La misma persona con la que soñé anoche, esa misma. Tanto desperdicio en mi corazón y tanta sonrisa sin luz, una mente marchita que se autodetruye cuando sin problema alguno podría prosperar. Pero así soy yo, una decepción constante que va de dolor a dolor sin sentir nada, y que busca el dolor más penetrante para poder sentir algo. Me balanceo entre las ganas de matar y las ganas de matarme, perdidas las ilusiones que nadie conoce, mis expectativas de futuro se redujeron y se quedaron como muy lejos en junio.

Solo una persona me dijo creer en mi mente limpia y no solo me lo dijo sino que me hizo sentirlo y si sigo en pie es por ella, por sus palabras sanadoras, sus miradas cautivadoras, sin ti no sería nada pero también lo sería todo, sé que debo seguir en pie con tu apoyo o sin él, por eso vivo, por mí. Dueña de mis sueños e ilusión que poco a poco se disipa, sigo pensando que el roce de tu mano sería el consuelo necesario al dolor de toda una vida y ya un beso tuyo es capaz de hacerme inmortal.

Mi mente se estropea y casi no funciona bien, cuando despierto quiero dormir y si me duermo no quiero despertar, porque la realidad no es más que un conjunto de dolores y la vida es el verdugo que tienes que esquivar. Siento la presión del dolor que guardo y nadie me pide decir, el sentimiento de soledad que quisiera contar, el sentimiento de decepción que estoy harto de ocultar, pero sigo teniendo la ilusión y por eso no voy a abandonar.

jueves, 16 de enero de 2014

El silencio de tus labios.

Lleno de miedo me encuentro cuando lo siento, cuando roza mis oídos su ausencia, su presencia. Todavía estoy cuerdo o eso me digo para mantener la calma ante esta situación. Quiero sentirla de nuevo, sentirla otra vez en mí. Retumbando vibrante y cautivadora. Capaz de alejarme de este mundo e incluso hacerme olvidar el paso del tiempo. Aquella nota pálida que emergía de tu energía. Vital como la juventud y voraz como un alud. No la percibo y eso altera mi bienestar y lo debilita. Si cuando suena me transforma y cuando cesa la magia aún arde en mi corazón.

La sigo hasta su fuente, veo los labios y su movimiento. Veo hasta el sonido, las notas, el 'mi' que no consigo en mi piano. Se fue y mi latido lo necesita de nuevo, mis oídos lo necesitan de nuevo, en resumen, todo yo lo necesita de nuevo. Sentir y vivir su efímera existencia, saber que el tiempo vuela su lado y siento vivo el pecho. Y la vida cobra sentido sabiendo que existe. Pero no la encuentro, he perdido su rastro y lo peor de todo, su artista.

Volaré y removeré cielo y tierra, es necesario su regreso. Que siga el proceso de sanación de heridas cuando el terciopelo de las vibraciones acaricia mi espalda desde abajo hasta arriba. Es tu don y mi virtud el no estar sordo. Hace que mis sentimientos por ti se endulcen y sepan mejor entre mis dientes, es invisible pero yo lo veo. Es sentimiento en tu garganta, es el viento en tus pulmones, eres tú la perfecta Diosa, eres tú mi poesía, musa que me evade de la melancolía. Eres mi definición de perfección, tu nombre vibra en mi voz y me llena de bienestar pronunciarlo. Es la paz en mi cruenta mente. Es el río en mi desértico corazón. Por favor, haz que regrese y me devuelva la vida.

miércoles, 15 de enero de 2014

Yo a ti; Tú a mí.

Dulce danza que suscita el llanto si cesa su baile,
textos ocultos en tu piel, deseo leerlos en braille.
Permite que explore los astros en la desnuda espalda
e ir de planeta en planeta hasta hallar la estrella malva.

Fluir por tus poros como el perfecto río caudaloso,
humedecer las colinas con mi nubarrón coloso.
Resbalar por tu sierra morena y coronar sus cimas
sentir la brisa al ascender las latitudes en tus orillas.



Donde tu pequeño corazón henchido rezume elixires
saciando la sed de mi alma; sentir tus abrazos, mi calma.
Hombros en donde reír y llorar, amor cuando respires
suena tu voz y es énfasis de caricias si cantas.

Apagada la visión mas abierto el corazón, lo sientes enamorado,
cual terciopelo roza tu voz mi sonrisa y la piel se eriza.
Esbozas muecas de felicidad en tus pétalos dorados
que bellos me enamoran, suave como una brisa.

martes, 14 de enero de 2014

Harto de mí.

Amargura, soledad y sufrimiento, las cosas típicas de las que hablo cuando me siento mal. Me duele esto, quiero aquello, ya estoy harto hasta de mí. Me duele esto, me duele lo otro, mucho más que harto. Verme en el espejo y ver la desilusión en mi cara ya me cansa. Sentir que la única persona que siempre me será fiel, yo, está hundiéndose en el lodo de sus propios pensamientos. Estoy harto de verme congelado en el frío páramo de mis esperanzas, estoy harto de no conseguir sentirme estable. La mayoría del tiempo estoy normal, pero siempre siento esta espina clavada en el pecho. Estoy harto de verme naufragar por otras personas, harto de ver a las que quiero ajenas a mí, ignorándome cuando me cuesta olvidar el sentimiento. Ignorando mi puto sentimiento de mierda. Estoy harto.

Siempre me pasa lo mismo, siempre hago la misma mierda, me gusta alguien, veo a ese alguien, hablo con ese alguien, entablo una amistad con ese alguien. Me enamoro más de ese alguien y al final no le digo lo que siento a ese alguien y cuando ese alguien me ve mal, me consuela y no sabe que es por ella. Estoy harto de mí. Soy demasiado previsible, demasiado imbécil cuando siento algo y mi puta timidez me encadena a mi costumbre autodestructiva de encerrarme a romperme en pedazos. Ni una sola vez he hecho algo bien y cuando creo hacerlo viene la lista de turno y me utiliza. Y el autoestima besa el suelo. Estoy harto.

Me digo "Tengo que cambiar ya." pero no hago más que compadecerme a mí mismo, deambular llorando en cada esquina. Ya llegué al culmen de mi paciencia, estoy harto, de tanto Tony, de tanto idiota, de tanta buena persona mal aprovechada. De tanta tristeza que a nadie le importa.

Harto de ser lo que soy, de llorar sobre el propio teclado cuando escribo esto, harto de que lo que me rodea no sea lo que yo quiero. Tener que madrugar para algo que no es lo que yo quiero, harto de tener que conformarme con lo que hay. Harto de todo, hoy estoy egoísta y me importa poco la opinión ajena. Hoy todo lo que quiero es todo lo que quiero y no me conformo con lo que hay. Porque no me da la puta gana, no me esforzaré ni en darte razones maduras, me da totalmente igual.

Harto de verme en el espejo y alegrarme por lo que veo, harto de sentirme bien con mi aspecto, harto de saber que yo puedo con todo si me lo propongo. Harto de ser exactamente cómo creo que debo ser menos algún defecto que pulir. Harto de haberme enamorado de alguien tan increíble, harto de madurar tanto. Sobretodo harto de saber que lo que me falta de amor propio me sobra de amor para los que realmente me quieren. Harto de equivocarme cuando digo que no sirvo para nada, harto de estar harto. Porque me quiero como nunca me he querido y que realmente estoy harto de no poder decirle que la quiero. Porque soy perfecto, lo sé.

lunes, 13 de enero de 2014

Siempre ahí.

Has sentido soledad en tu propia piel, has estado pensando en quién está realmente a tu alrededor cuando tú los necesitas y dime, ¿te sientes sola? No sabes qué decir ni que contestar cuando te hago esta pregunta, a mí me pasa. He visto mucho sufrimiento a mi alrededor, a la distancia y lo he sentido en mis entrañas. He sentido el tuyo aunque hace tiempo que no conversemos. Sé que en ocasiones te has visto encerrada en las paredes de tu mente y te has sentido alejada de la realidad. Sé que has querido sentir el tacto de alguien que te apoye, te comprenda y te escuche. Sé que puedes con los problemas mejor que yo, pero sé que has sufrido.

Mi sufrimiento poco a poco me va importando menos, ya no siento nada bueno por lo que no lucho por mí. Pero siento que me importas anónima dama. Eres mi luz aunque no me quieras como yo te quiero y por eso pondré mi corazón de escudo para protegerte. Quiero verte feliz desde mi lúgubre visión de la vida. Quiero que seas el optimismo de mi tristeza y que abandones el páramo frío de la soledad para sentir la grandeza de la sonrisa. Podría luchar por ti más de lo que lucharé por mí. Es raro, sí. Te he visto escribir dolores insanos y que solo vives tú, te he notado cabizbaja mientras me decías que reías. Sé que en tus lágrimas de felicidad se esconde el sufrimiento. Te siento llorar a veces y no sé si es real. Pero te diré que no debes sentirte sola, que no debes hundir tu barco sin buscar un bote de emergencia.

Te diré que en lo más olvidado de tu lista de contactos se halla el ser más extraño que has conocido, pero que cambiará tiempo por tus sonrisas. No mientas al hablar, no mientas al escribir ni digas que estás olvidada (si alguna vez lo has dicho). No te sientas ausente ni distante, no veas tu vida vacía, no pienses que no habrá un hombro en el que desahogarse. No digas que no existe el consuelo de una mano cálida que se pose en tus sonrojadas mejillas y seque tus lágrimas. No lo digas por favor. Pues yo siempre estoy, quizás no cuentas conmigo como yo desearía, pero nunca te diré que no, jamás digas que te sientes sola sin antes mirar tu agenda. Mi nombre está ahí, lo sé. No digas que la soledad te acompaña, yo siempre estaré ahí, más de lo que crees. Sé que a veces necesitamos soledad pero eso es fácil conseguirlo. Cuando necesites a alguien que realmente crea en ti cuando tú no lo hagas, dímelo, no soy la mejor compañía pero soy mejor que el silencio.

viernes, 10 de enero de 2014

¿Dónde estás?

Intenté huir de mis pensamientos de pésimo futuro. Lo intenté, lo juro. He intentando correr para esconderme de ellos, he intentado enfrentarme a ellos -y eso fue lo peor-. Claramente estoy hecho para la autodestrucción, es imposible habitar mi mente sin recaer en el pesimismo, y te juro por mi puta existencia que lo he intentado. Pero no estoy hecho para triunfar, llámalo cobardía, llámalo inutilidad, llámalo Tony.

Salí de mi mente, ya era feliz repentinamente pero necesitaba a un ente externo para poder mantener mi mente alejada. Te necesitaba -necesito- a ti, tu presencia, la calma que emanas en mi alboroto. Te busqué, salí corriendo a un sendero sin vuelta atrás, supe que sería en vano, pero en realidad nunca sabemos nada. Por eso corrí como si de los 100 metros lisos se tratara, "¿Dónde estás, joder, dónde estas?". No aparecías cuando giraba en cada esquina, en ninguna parada de tranvía, más quisiera que las hubiera aquí. Corrí mirando con buen ojo a mi alrededor, cada detalle que se formaba en mi retina era analizado por mi cerebro en busca de tu rastro. Mas no estabas.

Cuando miro alrededor y no te encuentro mi mente entra en pánico, detestando la distancia que haya entre nuestros cuerpos, que no me merezco sufrir pero me da igual hacerlo. Me quemo pensando en todo lo que quiero hacer contigo y no salgo de la incandescente llama que me abrasa y me funde en un molde con forma de dolor. Cuando miro hacia donde creo que estás y cada sombra creo que la proyecta tu luz, pero no eres tú y yo enloquezco, dime dónde estás y dime si me quieres ahí contigo, dime mi ángel huidizo dónde anda tu voz que sella las grietas del corazón de esta gárgola vieja.

No quiero ser parte de mi locura pero ésta me absorbe y puede controlar mis actos, la locura del amor, la locura de la soledad que me ataca cuando me hallo abandonado. He intentado tantas cosas que ya ni me esfuerzo en ello. Te buscaré cada día, eres mi dulce inspiración cuando mi mente se vacía, eres la luz cuando mis ideas se oscurecen, y cuando llego a la cima de mi inspiración eres mi poema. Bajo las ventanas del transporte que me alejó de ti aquel día de diciembre, te di dos besos, te diste la vuelta y no pude evitar añorarte, maldita distancia. No sé dónde más buscar tus labios, tu pelo oscuro y su pequeño brillo. No sé dónde buscar tu voz, tu canto de sirena que roza la perfección. No encuentro tu imperfectamente perfecta sonrisa que eriza mi piel, no puedo encontrar tu sentido del humor en ningún parque ni en ninguna plaza.

Por eso esta endeble rama que soy yo ya está quebrada, no estoy hecho para soportar el peso del fruto que crecería en mí si me besaras, la brisa de tu aliento puede dejarme sin hojas, la vibración de tus maravillosas cuerdas vocales puede desprender mi corteza, mis espinas pueden hacerte daño si tratas de tocarme y mi raíz podría borrarte la sonrisa y no permitirte ver tus bellos dientes en el espejo al sonreír. Por favor déjame verte, hablarte y hacerte reír.

Haz que el sufrimiento que me causa no besarte sea placentero cuando tú sonríes sin mis besos.

miércoles, 8 de enero de 2014

¿Sí o no?

Caminemos alegres junto al gentío indiferente,
vaguemos por el mundo de dolores, tú y yo.
Seamos compañeros de sendero, seamos gente
amable si nos duele, como siempre intuyo.

Escribe en mi mano tu sonrisa, tus sueños
sean enormes de fina tela suave como la seda
o que no se vean pero alegren aún pequeños.
Mírame sonreír comiendo helados, cuando pueda.

Sé como esa dama que tan breve se aparece,
sé igual que la felicidad que pocas veces surge
mas cuando lo hace toda la espera lo merece
pues endulza el dolor cuando éste lo urge.

¿Quieres que yo mi amor te confiese, mi amada?
Ven a mi lado cuando lo desees y te lo diré todo,
desde que te quiero besar hasta ser la sonrisa hallada
en tu bello rostro, bésame y hazme feliz de ese modo.

Ámame cuando conozcas mi tan íntimo sentimiento.
Mas no te alejes de mí sin el roce de tus labios, por favor.
Ódiame cuando descubras lo que tan dentro siento.
Roza una última vez mis labios con tu cálido ardor.

Siendo el roce tuyo mi más íntimo deseo, mi anhelo,

dudando entre confesarte mi amor o no, mi maldito dilema.
Eres mi gran sueño, mi vida si pudieras serlo, hablarte es mi consuelo.
Pero vives en mi corazón como una ilusión, 
eres mi amor, mi poema...

Qué soy.

Incubada y concebida en una laguna crece y se fortalece la pequeña, incentivada por la aglomeración de sentimientos se ve forzada a desplazarse por la costa. Cargada de sal y de un dolor indescriptible, un sentimiento arrebatador de sensaciones y exterminador de emociones. Fusil que ejecuta sonrisas y lápida que entierra alegrías. Crece y crece cargada de negativas características, hasta que se desborda la mirada encharcada y se ve obligada a caer pegada a la avenida formada por una colina y no sabe lo que habrá después. Poco a poco se va desplazando haciendo caso a la ley de la gravedad, aunque con cada movimiento se va desgastando, dejando partes de ella en el camino.

Llega hasta un barranco y desconoce cuál será su suerte a partir de ahí, puede que la eliminen, puede que se desvíe un poco más hasta llegar al precipicio, al que ninguna antes había sobrevivido y su suerte no sería distinta. Harta de ser la portadora de la desilusión se abalanza sobre el borde y salta sin mirar atrás. Al poco tiempo después se golpea contra la camisa. Y nunca más supe de ella, de la lágrima que derramé. Sé que sin ella no habría alivio pero su existencia implica dolor, sufrimiento y lo que más odio de todo: las esperanzas rotas. Veo mi futuro y cierro los ojos, mi presente no es más que un envenenado libro lleno de faltas de ortografía.

Late mi bomba de forma arrítmica, flojamente y sin gana alguna. Lo siento por el yo del futuro porque estoy cultivando un asqueroso presente. Mis horas mueren como la ilusión, un día tan bello que yo no sé interpretar. Vago por las calles solo y pensativo, nadie me percibe, nadie me describe. El cero de la izquierda más lejana y el ser invisible que nadie necesita. Si cada segundo que pasa me importa menos el sufrimiento, me importa poco la indiferencia de mi ambiente y cada vez me importa una mierda decaer en la depresión. Abrazaré a quien sea que me preste su tiempo, cuando todo el mundo está a lo suyo y solo sientes el tacto de la soledad comprendes que el tiempo que te dedica alguien puede ser más valioso que el oro.

Y soy así desde que despierto hasta que duermo, menos cuando me olvido, cuando me olvido de mí mismo soy feliz.

martes, 7 de enero de 2014

Decadente sonrisa.

Es duro permanecer encerrado en mi mente, ver cómo se deteriora lentamente la esperanza, ver la ilusión bailar sobre la cuerda floja y sentir el frío que arropa cuando la sonrisa se marchita. Adoro la vida, no quiero mentir. Pero odio sentir, es algo que necesito decir, tras 21 años de vida, aunque la infancia no cuenta. Más bien cuando empecé a sentir y pensar, solo recaía sobre mí el peso del dolor. Desamor tras desamor mi mente empezó a desconfiar de si misma, empezó a verse como la culpable del dolor. E imagínate ahora que acentuado ese sentimiento me torturo y me describo agresivamente. Ya no puedo cambiar porque dos voces me dicen que me quiera pero más de cinco años me dicen que no sirvo para nada.

He bajado mis deseos de listón, desde un amor perfecto hasta alguien que me trate como un perro sarnoso, y eso es lo peor, detestando el sufrimiento me tiro a la piscina del ardor insufrible de la traición. Asqueado de tanto vivir en mi piel me aislé de este chaval endeble, este imbécil que prefiere horas de sufrimiento a segundos de grandeza. La lluvia que muere en mis labios, la mirada encharcada de un chico que una vez creyó amar y se dejó llevar por su corazón ciego. ¿Has amado alguna vez a alguien y no has dado todo lo que podrías haber dado? Yo no, yo di más de mí. Di tanto que perdí, me rompieron y a nadie le importó. A nadie, ni siquiera a mí.

Empecé a querer a una pequeña persona, una chica de personalidad increíble, de pasado punzante, ella vive lejos y no hablamos con mucha frecuencia. Pero las veces que hablamos o con suerte nos vemos son como magia para mi corazón. Con dones artísticos maravillosos, su dulce voz sobre todo. Le abrí mi pozo sin fondo, ese sarcófago del sufrimiento. Me entendió, me hizo caso y se preocupó. Me conozco y sabía que me gustaría, así ocurrió y me lamento. Ella con el corazón ocupado por otra persona y yo ahora deseoso de amarla. Siempre clavo una daga ardiente en mi corazón.

¿Pero sabéis qué? Aunque vaya a sufrir con ella, aunque llore en mi soledad más desgarradora. Incluso cuando tenga que verte amar a otra persona. No me arrepentiré de sentir lo que siento, tú eres la única que he querido así. Te quiero a ti, es cierto y es lo mejor. No te quiero porque tenga miedo a quedarme solo, sino porque me encantas. No tengo miedo a sufrir por ti, mi pequeña y delicada flor de dorados pétalos. Brillas en mi jardín como el oro que vales. Por primera vez siento que alguien es digno de mi amor serio. Mi corazón dice: "Por ti, mi luz blanca, estoy dispuesto a sufrir".

domingo, 5 de enero de 2014

Míralo (2ª Parte)

Es raro, ya no lo ves sonreír tanto como antes. Está rompiendo la promesa que se hizo a sí mismo, pero ya no le importa. Míralo cómo se hunde y ni cambia la mueca de su rostro, míralo cuando camina cabizbajo, haciendo como que toca un piano, se le nota en los dedos que tiene dentro de la chaqueta. Le encantaría poder tocarlo, para ti y que tú cantaras, sabe que no podrá y lo peor, no le importa ya. Míralo enterrando sus esperanzas tras una capucha que oculta su rostro, que oculta su rostro de neutra expresión, su dolor que él mismo ha cultivado sin darse cuenta, pero que lo sabía todo. Míralo si puedes a sus ojos, ya no tienen vida.

Oye cómo susurra tu nombre porque le encanta como suena, lo susurra muy bajo y casi ni se le oye, pero si te fijas bien, es tu nombre. Míralo aferrado a sus esperanzas por mucho que éstas se desvanezcan; mira su mirada vacía cuando sabe que todo ha acabado para él. Míralo, que tanto había cambiado para nada, casi hasta te dice lo que siente, pero creyó que era mejor callarse -yo también lo pienso-. Quizá sea mejor que lo haga para que lo sepas, aunque él sospeche que ya lo sabes. Bueno, mira la desesperanza invadiendo su corazón marchito, míralo que se ha estado engañando todo este tiempo. Él creía haber mejorado y vio que no fue así. Por favor, fíjate en sus ilusiones. Él quiso amar y sabe que no podrá, aunque esta vez creía ser la definitiva, no lo fue. Y esta vez él se enamoró de tu forma de ser no de tu potencial.

Destruye sus ilusiones a cada paso que da, míralo detenidamente, parece indiferente a lo que siente él mismo. Nunca lo había visto así, es como si hubiera perdido a su gran amor. Pero no llegó ni a besarla, camina lentamente por las calles, acariciando las paredes a su paso, muy lento, pensativo. Míralo dar vueltas en círculos en sus pensamientos, míralo echándose la culpa a él mismo, míralo perder lo que creía único en él mismo, lo que parecía ser su vuelta a la cordura. No querría ser él, porque míralo, está totalmente roto. Odiaría ser ese que veo siempre en el espejo.

Mira la poesía que muere en su corazón dañado,
canta, consuela sus heridas con el tono ondulado.
Observa en la oscuridad, sus ojos llorando
cuando la sonrisa era su apoyo y no dudaba.

Cómo busca sus sensaciones, no lo sabe ni él.
Escribe para que leas y lo consuela el papel
tan sincero su amor y tan errónea su mente, y su todo.
Mira el frío helando sus venas finas como el pincel.


Pero míralo más detenidamente, gran pequeña dama,
nunca creía amar de esta forma sin antes un 'me besarás'.
Su rama apunto de quebrarse, te pido que le trates bien,
dile que es por su tan equivocada e ingenua mente, 
                                             no quieres amar tan pronto y nada más...

Empieza en "Míralo (1ª Parte)".

viernes, 3 de enero de 2014

Dos de enero.

Miré el cielo, solo por costumbre, para ver su bello toque, pensé que estaría azul oscuro como a esa hora suele ser. Y efectivamente fue así, pero esta vez el cielo tenía un regalo para mí, y esta vez no era lluvia gris. Era mi amor imposible, mi increíble amada allí arriba esbelta, aunque esta vez estaba besando el horizonte se veía grande. Sé que ella ni piensa, ni siente, ni nota cuando la admiro pero yo la adoro, la contemplo cuando se alza y la añoro cuando no está ahí.

Ella me sonrió, sin palabras me dijo que todo este año puede salir bien, pero también me lo deseó mi pequeño gran amor, aquella persona que tanto he cultivado en mi pecho y es que las casualidades no existen, o sí, qué sabré yo. Pero ambos amores me miraron, o eso sentí. Ambos amores me cautivaron, y por eso sonreí. Me dijeron "no te preocupes, todo saldrá bien, sonríe". Ella allí tan lejos, tan distante de mí y con su última luz me sonrió, me alegró tanto la noche como mi pequeña flor me alegró el día. Y por muy sensible que estoy, es mi aliento diario, mi único respiro. Observar el cielo, y ver a mi gran amor sonreír, observar mi pantalla y ver a mi gran amor preocupada por mí. Por estos detalles, gracias dos de enero:

02/01/2014·19:13 - Sonrisa de mi lejana Luna. 

miércoles, 1 de enero de 2014

Imaginación desmedida.

Empezamos el año, con tos, dolor de garganta y una voz desquebrajada, pero que ahí está, al menos se sigue oyendo. Una ilusión cada vez más rota, pero me engaño bien cuando pienso que este año mejorará al que ya se fue. Solo, con dolor de cabeza, con sed y enfermo, así desperté. El dolor físico ha ido disminuyendo. Me senté confuso y mareado en el sofá de mi salón, intenté pensar en lo que hice ayer, pero no me entretenía así que me puse a pensar en lo que me hubiera gustado haber hecho ayer. Algo que me dolía y encantaba a la vez. Bueno y malo, increíble.

Y ahí estaba yo en un fin de año como todos, frente a la gente que siempre veo en esa fecha. Me imaginé que me daba la vuelta, que huía de la rutina anual, que te buscaba, ya fuera en esa tan vacía pero llena plaza, ya fuera en otro pueblo, iba hasta allí, te buscaba. En los mejores momentos de mi imaginación te encontraba y te invitaba a cambiar el comienzo de nuestro año, un beso, un abrazo y quizás un poco de vodka en mi vaso. Estábamos tú y yo solo en el salón de mi mente, hablando ajenos al ajetreo del gentío, no se escuchaba la irritante música de fin de año. Solo tus palabras, solo mis palabras, solo mi mano rozando tus dedos e inocentemente nuestra mirada se congela, vemos el interior del pensamiento del otro, en el tuyo estaba yo y en el mío estabas tú.

Hacía bastante frío pues un abrazo proporcionaría calor, pero quién se imaginaría que un 'tropiezo' mío haría que mis labios chocaran contra los tuyos y quién habría imaginado que ese accidente sucedió durante más de 10 minutos, quién. Pues diré quién. Yo.

Pero no te vi, ni me viste.