jueves, 16 de enero de 2014

El silencio de tus labios.

Lleno de miedo me encuentro cuando lo siento, cuando roza mis oídos su ausencia, su presencia. Todavía estoy cuerdo o eso me digo para mantener la calma ante esta situación. Quiero sentirla de nuevo, sentirla otra vez en mí. Retumbando vibrante y cautivadora. Capaz de alejarme de este mundo e incluso hacerme olvidar el paso del tiempo. Aquella nota pálida que emergía de tu energía. Vital como la juventud y voraz como un alud. No la percibo y eso altera mi bienestar y lo debilita. Si cuando suena me transforma y cuando cesa la magia aún arde en mi corazón.

La sigo hasta su fuente, veo los labios y su movimiento. Veo hasta el sonido, las notas, el 'mi' que no consigo en mi piano. Se fue y mi latido lo necesita de nuevo, mis oídos lo necesitan de nuevo, en resumen, todo yo lo necesita de nuevo. Sentir y vivir su efímera existencia, saber que el tiempo vuela su lado y siento vivo el pecho. Y la vida cobra sentido sabiendo que existe. Pero no la encuentro, he perdido su rastro y lo peor de todo, su artista.

Volaré y removeré cielo y tierra, es necesario su regreso. Que siga el proceso de sanación de heridas cuando el terciopelo de las vibraciones acaricia mi espalda desde abajo hasta arriba. Es tu don y mi virtud el no estar sordo. Hace que mis sentimientos por ti se endulcen y sepan mejor entre mis dientes, es invisible pero yo lo veo. Es sentimiento en tu garganta, es el viento en tus pulmones, eres tú la perfecta Diosa, eres tú mi poesía, musa que me evade de la melancolía. Eres mi definición de perfección, tu nombre vibra en mi voz y me llena de bienestar pronunciarlo. Es la paz en mi cruenta mente. Es el río en mi desértico corazón. Por favor, haz que regrese y me devuelva la vida.