jueves, 23 de enero de 2014

Paso a paso.

Sentado, como siempre. Tumbado, como deseo siempre. Viví y amanecí como si no hubiera descansado, una larga noche en un solo parpadeo, un solo beso en mi sueño del que ahora soy reo. Pues despierto y no es real. Por las mañanas tan pútridas que pasa mi cuerpo, despierto y no soy el mismo, soy un autómata del dolor, un deambulante e inerte ser que con suerte ve su sonrisa en los charcos. Es raro, es mi día a día y soy yo. Un conjunto de variables que juntas absorben más luz que un agujero negro, en el que se muere la ilusión y en el que descansa la vida.

Traté de verme diferente esta mañana, traté de ser alguien más correcto y más vivo. No tengo ni idea de qué quise decir con correcto, quería ser feliz y punto, joder. Intenté despertar temprano (Fallé), intenté lavarme la cara y desayunar una comida sana y completa (Fallé). No comí nada como siempre hago, ni me preocupé por mi olor ni por la higiene, qué más me da me decía. Aunque por suerte me había duchado la noche anterior. Pero no me importó y eso era nuevo en mí. Desperté y me dio igual totalmente todo, fui a clase, sí, pero para no taladrar la cabeza más que por otra cosa.

Y detesto con mis fuerzas más escasas la forma en la que actúo, la negatividad arrancando mis sonrisas, mis textos monotemáticos hablando siempre de la misma mierda, que estoy cansado, vida, ya estoy cansado. Pero qué hacer si mi mente se estanca, literalmente que alguien me diga qué podría hacer para poder escribir algo diferente, algo nuevo, algo lleno de sentimientos, bueno, sentimientos agradables.

Siento presiones ejercidas por la propia mente, diciéndome que calle, que deje de llorar, pero hay otros factores que clavan su ardiente daga en mi pensamiento y lo tornan lúgubre. Aunque siempre queda una luz, ¿No es así?. Siempre existe la palabra de alguien que te anima por la mañana y te dice implícitamente: "Tú puedes". Aunque solo sea una persona y una sola vez al año, alguna vez pasa. Y es inesperado. Creo que ahí reside la verdadera felicidad, ir de alegría en alegría aguantando sin dejar que la esperanza se evapore. Yo sigo queriendo a esa pequeña gran flor, esa es mi esperanza. Su amor. Aunque a veces me cueste vivir.