miércoles, 29 de enero de 2014

Zigzag pálido.

Mil besos te daría si no fuera porque soy cobarde, mas si fuera valiente tú te alejarías. Tanto dentro de una mente, tanto sale en papel, en píxeles o quién sabe. Si te recitara con mi voz rota ¿Cuánto más te alejarías? De distancias hablo siempre que te siento lejos o cuando lejos no quiero sentirte. Sin irte estás ausente, te veo feliz y me entristece la mente. Eres tú, mi poema. Aunque ahora no te encuentro rima, a la deriva de mis versos solo siento tu contestación pasiva. Esquiva eres, más cuando no te palpo el texto. Eres mi cianuro o mi latido. Qué soy yo más que un hueso duro sin corteza.

De tanto a escaso, de polvo a lágrima. O también de amordazado amor. A espaldas del abismo me dije 'te quiero', un suspiro, un respiro y de solo un hilo pende mi labio. Que ya ni come, ni padece pero por desgracia siente. Quema y se deshace entre tus dilemas, quiero ser tu problema resuelto, tu reloj disuelto en ácido que corroe. Pero hay química en ello. Incluso destello del vello que se eriza al paso de tu perfume, bella dama. Que eres la perfección de contorno negro en tus ojos, mi flor. Salgo de mi penumbra y me adentro a la sombra, nada me asusta, nada que alumbra. Pero el reflejo de tu dorado y pulido tallo, o pétalo, o déjalo.

Posa tu caliente daga en mi cuello, acaricia su borde y dime que me quieres, muerto. O vivo este presente o el presente vive en mí. Decente o traslúcido. Opaco cargo la ventana de tu imagen, en mi mente, en mi sueño. Querido alcohol que fluye por tus venas, despréndelo en las mías a través de tus labios, corchea mía. Sigue la estela de mi grito. Sordo el sonido que no repito. Te necesito [...], ya te lo dije. Engañándome de nuevo. Viejo consuelo del lagrimal completo. Vacío de sensaciones y el futuro quieto. Movido por el viento que no vuela. Planea tu mirada, y mátame. Revíveme mujer.