martes, 31 de diciembre de 2013

Otro año, mismo sentimiento.

Quizás no lo consigo por mi mente que piensa tanto en ti
Quizás no lo consigo por ti en quien tanto piensa mi mente,
Puede ser que esté loco, que desvaríe y que siga así.
O tal vez estoy loco por besarte, por tenerte, pues vente.

No hay locura si tú no estás entre mis brazos, y soy reo.
Vives en mi pupila pero no te diviso, ni te distingo del deseo.
Innovemos bailes con nuestros cuerpos, sentir el roce
nacer el cariño de nuestras almas antes de que sean las doce.

Se acaba mi año, pero no mi sentimiento, no mi sufrimiento.
Si soy feliz contigo, me ames o me quieras, yo te quiero conmigo
cuando suscito tu aparición en mis fantasías, se acaba mi año.

Cava en mi corazón hasta encontrar tu nombre, a flor de piel lo siento.
Te necesito a mi lado cuando la soledad me ataca, no lo consigo
cuando reclamo tu amor en todos mis días, empieza mi daño.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Tres etapas de mi fantasía.

Baila mi cordura con la estepa como suelo, mientras encontraba atornillada la ilusión al desinflado corazón. Mil mariposas levantaron el vuelo, huían o simplemente disfrutaban, no lo sabía y muchas veces me lo preguntaba. No lo sé, qué sabré. Viajé a mundos sin saber qué hacía allí; qué era lo que me hacía sentir feliz en aquellos lugares sigue siendo un misterio. Pero bailé, aunque fuera en soledad, pensativo, ilusoria la felicidad. Pero sentí la magia del miocardio que se inflama, que estalla y rezuma alegría. Me esperancé.

Seguí bailoteando en el charco de mi fantasiosa felicidad, llenando el saco de la alegría con imaginaciones que más tarde se crearían, o eso deseaba el chico que jugueteaba con su corazón, ignorando su alrededor. Dibujaba mil sensaciones en mis balcones, sentía mil besos en mis mejillas y eran de ella, de su perfume, de su tarjeta floreada. Sus palabras suscitaban alegrías que jamás conocí, ¿qué era aquello? 'Amor de verdad' me susurraba mientras poco a poco resbalaba por la espiral de ilusiones mágicas, de castillos en el aire y de cuerpos que disfrutaban del roce. Oí su dulce voz y lo supe, estuvo claro. Ella es la artista de mi pecho, la sanadora de mi techo, su don es su personalidad y su voz es la viva maravilla de la nota 'mi'. Me ilusioné.

Creyó en mi felicidad cuando ni yo lo hice, apostó por mis sonrisas cuando nadie lo hizo. Me soportó largas noches como yo hice con ella, sin molestia alguna. Me contó sus dolores, su pasado turbio y yo se lo dije: siempre seré tu apoyo. Reímos juntos de nuestros desvaríos como antes nunca hicimos, y me inspiró la confianza que jamás antes besé. Me hizo sentir su tacto aterciopelado, su chispa inflamadora de corazones ardientes, sentí la aceleración del ritmo cardíaco. Sentí como tú sufres por otra persona y yo intento colarme, perdóname. Pues bailé contigo fuera de la agonía, canté contigo y sentí que me querías, erré. Pero sigo sin saberlo bien y en mi piano busqué el 'mi' que más se pareciera a ti. Para sentirte de nuevo, para llorar por algo de nuevo. Me enamoré...

Mi sonrisa ante ti.

Danzante melodía que brotaba del frío suelo
sujetando la agonía, que lloró pálida sin consuelo. 
Ni el verde prado, ni tu pelo sedoso la conmovió.
Ni quiso reír, ni paró de sufrir, fue rara y desapareció.

Hablaba de cantos celestiales de una persona real,
Admiraba una pequeña flor de oro que brilla sin igual.
Plantada en un prado oscuro, como la misma vida cruel,
que la enamoró, que le suscitó mil versos en mi papel.

Habló de una persona de pelo oscuro con un pequeño brillo,
Con un nombre precioso, jamás escuchado en mis oídos.
Una persona de díficil contacto, pero que alegra la vida hablarle.
Era capaz de hacer sentir el tacto, y que podría enamorarme.

Contó la distancia que nos separa, que el amor puede ser ilusión
Si yo quisiera intentar besarla, quizás se partiera mi corazón.
No supe respirar, ni quise tartamudear,
Era la princesa de mis sueños, de bello nombre al pronunciar.

Esa diosa de las lagunas, residente en la milagrosa
Pradera cálida de mi pecho henchido, no poca cosa.
Aunque te desvele el pasado y los no tan viejos amores,
Aunque me rechaces, siempre serás para mí la más bella de todas las flores.

sábado, 28 de diciembre de 2013

Tú, tú y más sobre ti.

Me engañé de nuevo y volvió a pasar, me mentí otra vez y volví a sentir. Cuándo aprenderá este chico, cuándo. Lo que ahora me alegra es que es perfecta e increíble. Cual flor de extremada belleza y con un valor superior a su propio oro. Pero le doy ilusiones al corazón y le digo que serás tú mi próximo beso, cuando pasa el tiempo y me doy cuenta de que mis ilusiones no van a ser las que preveía, pues mi mundo se oscurece. Cuando mejor me sentía de mi anterior fracaso, voy en busca de otro, y esta vez el fracaso no es estar, sino no estar a su lado. Quiero tanto y deseo tanto, me sobrevaloré más de lo que jamás he hecho nunca, he creído por un instante que podría hacerla sonreír y hacerla feliz.

Me encanta este sentimiento, no puedo engañarme, me encanta sufrir y me encanta hacerme ilusiones. No es sarcasmo por mucho que lo parezca, sentir estos latidos cuando la veo, este cosquilleo cuando reímos hasta llorar, esta compenetración cuando compartimos sentimientos. Pero creo que confundí confianza con amor, amistad con amor y confundí todo con amor. ¿Qué se le va a hacer? Soy así, pero esta vez acerté, esta vez lo veo claro, es la persona perfecta, llena de defectos, como todos, llena de perfecciones, como solo ella tiene. Que no es su físico lo que me atrajo, que también podría, que solamente es su palabrería, su forma de hacerme sonreír cuando creo que no puedo, que es ella, joder, es ella...

¿Cuándo entenderé la vida y sus giros?
¿Podré comprender alguno de mis miedos?
¿Decirte mi sentimiento sería cómo lo imagino?
¿Qué quiere mi mente, qué quieren mis dedos?
¿Te diré que quiero ser el aliento de tus días?
¿Quiero realmente ser tu sonrisa y tu alegría?

Es más, es la primera persona que tanto ha perforado en mi pecho tras mi última decepción en el campo de cupido. Sí podría decir esa palabra, podría decirla. Quizás sería demasiado ahora mismo, no lo sé, siempre hago locuras y eso es lo que me caracteriza, hacer cosas que parecen locuras, como decir que me tienes enamorado, como por ejemplo eso. Te diré -mejor dicho advertiré- que no me beses porque no te dejaré ir, no me ames si no quieres que esté siempre a tu lado. No me invites a tus sonrisas o yo seré la causa de muchas de ellas.

No me quieras, porque si lo haces te arriesgas a que ame...

viernes, 27 de diciembre de 2013

Mañanas vacías.

Cuando despiertas y te sientes ajeno, extraño o externo al entorno al que se supone que perteneces. Cuando sientes que no eres nada, están cansados de ti o jamás te han soportado y me pregunto ¿Qué hago? Porque si huyo nadie me cogerá en mi caida, no habrá nadie con quien sanar mis heridas y me aferro a mi soledad. Es cierta esta triste realidad, si voy al salón apesta a humo y en consecuencia casi todo el resto de la casa, si voy a mi cuarto, allí no estoy solo. Estoy ajeno a mi mente, no despierto descansado, no me duermo encantado.

Me iría pero sé que me sentiría demasiado solo, ¿dónde estarían mis amigos entonces? Lejos. ¿Dónde estaría mi amada entonces? Pues no a mi lado. Como el resto de mortales haría, es lo lógico, lo normal. Lo que debes hacer si eres un ser racional, abandonar al trastornado a su suerte. Aquí me hallo, deseándola y abandonado, vivo en una casa que no veo como mi hogar, y llevo aquí 19 años. La domina el egoísmo y yo no lo soy, no tanto. Me encierro y quiero salir, ella no contesta y me empiezo a morir, de ganas y de soledad.

No aguanto, la casa está vacía y tiene 7 personas dentro, las paredes no me cubren del viento y están hechas de cemento. No aguanto, no solo, no aguanto y sin quererlo lloro. No estoy en mí, si te quiero, joder, pero no puedo decírtelo. Si quiero volar y tengo miedo al precipicio. Es mi vida, gris, insípida e infeliz. Y así soy yo, monocromo de lágrimas monótonas. Ni amor, ni calor, están en la recámara. Deseándote, a ti mi dorado pétalo.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Júpiter, grietas y penumbra.

Te vi allí, esbelto y grande aunque pequeño, te veía en mi retina. Mi telescopio fue la puerta a tu paisaje, te vi Júpiter, te vi. Sé que eras tú, y con cuatro de tus satélites asomando. Eras tú, mi querido planeta lejano, fuiste tú, aunque no fuera una imagen estable y muy brillante, eras tú, lo sé. Mi corazón se aceleró como cuando la veo a ella, mi cerebro festejó que mi más anhelado sueño apareció en mi visión al fin. Eras tú, inclinado cerca de 45º y bello. No pude tenerte en una foto, no pude y hoy tampoco. Demasiadas nubes entre nosotros para poder observarte siquiera. Mi cielo se nubló y no te veo más, no te veo ya. Como mis esperanzas en este día, decaen y se destruyen con el impacto contra el suelo.

"Degollado el vaho y el portador de la ilusión; apareció el aterrador pensamiento,
seguido por la vista lejana de su voz, de su figura, una semilla de lo que siento".

Esperanzas deshechas, esperanzas fundiéndose con el negro color que zozobra mis ilusiones. Lo sé, siempre caigo en el mismo juego que yo mismo me inyecto. Vuelvo a sentirme infecto, solo y lejos, muy lejos. Que otra vez me rodean estos pensamientos tan oscuros, tan conocidos. La desesperanza, la desesperación que desembarca en la orilla de mi deseo. Soy yo, solamente yo el que me entiende y eres tú la que siento lejos, cada vez más lejos. Te quise y te querré, mas qué siento ahora. Tú ni siquiera sabes cómo galopa este sentimiento por las praderas de mi pecho, no tienes ni idea de qué es lo que siento, pero aquí estoy yo, esperándote y esperando tus mensajes. Te fuiste y ni siquiera lo sabes, me rompí y yo sabía que pasaría, pero me alejé de mi sensatez, cada paso que dabas hacia mí era una daga más que podía atravesarme, y diste miles.

"Produje sentimientos de la nada, amores de sonrisa encadenada;
anclajes de eslabones pétreos, férreo sentimiento roto, por ti; mi amada".

Estos pensamientos me surgieron solos, ni estoy seguro de lo que digo, ni estoy cuerdo cuando escribo. Te quiero amar, en serio, me importan poco las desventajas o los peligros a los que me enfrente. Yo a ciegas quisiera querer lo que creo que eres. Te veo fuerte y débil, henchida y dolorida, dura y frágil. Pero te veo perfecta, imagen nítida formada en la misma retina que me suscita pensamientos enormes que añoraba. Empecé a creer de nuevo en el amor y poco a poco me retracto y empiezo a desvariar. La rabia de haber creído en esperanzas y verlas caerse de mi estante de sueños. Verte tan grande y verte tan lejos. Eres como Júpiter, un sueño enorme que solo podré tener en mi retina, te podré hablar, escuchar y aconsejar pero dudo de si te podré confesar, besar o siquiera amar. Besos cálidos se enfrían en mi bandeja de salida y lágrimas que hace casi un año que no brotaban, literalmente, joder...

"Encaminado hallóse el muchacho; gris, sombrío y de sonrisa muerta,
miraba a su querida con acabados ojos. No late su tambor, ya no despierta...".

Flores en mi campo dorado.

Noche estrellada que ciega la luz del gentío,
desvío de visiones, tortura de pasiones y hastío.
Lleno el pecho de ilusiones, de estrellas vacío
miró y la Luna se irguió, sonriendo dijo, eres mío.

Nota de mi piano, mi sostenido que engloba mi melodía,
hallada herida de pasados funestos y deseosa de alegría.
Sitúa mi sonrisa a diez milímetros de la vuestra, quién podría
así ser feliz siendo parte de tus noches y de tus días.

Mientras me caigo en la red, amanso mis deseos, quiero llorar
insistí mucho, me arrepentí, no sabes nada pero quise volar.
Lamer tu monte y ser tu poste, ser algo más que un simple lugar,
llanto estridente en mis oídos, yo deseoso por poderte amar.
Y el amor tiritando olvidos, llorando penas, deseando tenerte y poderte abrazar.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Presente enfermo.

Vivo y me está costando. Escribo y es últimamente lo poco en lo que estoy avanzando. Me doy cuenta de mi desespero al caer en las redes de cupido, me vuelvo más primario, más desesperado por obtener una respuesta, busco mil formas de contactar y tras hacerlo me arrepiento porque sé que me estoy pasando. Deseando que desde tu perspectiva no lo veas cómo yo me imagino que lo harías. Cuando manda el corazón la mente calla, y viceversa, a grandes rasgos soy así. Pero bueno, al menos sé que siempre estaré preocupado por ti, pensando en todo lo que te concierne y si me pides silencio, silencio obtendrás. No lo sé porque lo intuya, lo sé por experiencia.

Y a todas horas me quedo embobado mirando la pantalla de mi móvil, esperando tu respuesta, una señal aunque sea, saber que respiras al menos. Necesito oír tu voz, tu tacto, tu sentido del humor y tu compañía. Necesito escapar de esta cárcel llamada familia, que trata de unirse para estos tiempos festivos pero sigue estando rota, estando distante y yo sé por qué. Intenté cambiarlos un poco a mejor pero no puedo, no escuchan si no soy un televisor, no hacen caso si no soy un billete de veinte euros y aquí estoy yo, solo, agrietado, quebrado y creo que abandonado. Me abandonó mi sensatez, mi paciencia me desbordó. Trato de limpiar este zulo en el que sobrevivo, y he avanzado.

Mi corazón suave empieza a pedirme explicaciones, exige por qué y cómo, esta situación es estúpida, es injusta para mí y para mis putos sentimientos. Trato de ser el mejor, no para ser superior sino para ser bueno, amable, un ejemplo a seguir de persona, para que todo el mundo vea en mí algo bueno, algo que les haga sentirse cómodos conmigo, pero sobretodo sentirme orgulloso de lo que soy. Te diré qué es lo que consigo: Tener una confianza nula en mí mismo, desesperación creada por paranoias propias, desgana al ver que no es eficaz mi forma de ser y dolor al sentir todo lo anteriormente mencionado.

Y así soy yo, un chico solitario que lloriquea por compañía, por amor, por justicia. Un personaje secundario en este libro llamado vida. Un espectro que deambula por los recovecos más oscuros tratando de sacarles la luz, tratando de buscar lo bueno en lo más pútrido. Por eso intento sonreír, por eso intento vivir y tener algo de lo que creo que me merezco. Me merezco tener la mente en calma, tener tranquilidad cuando hay silencio, tener un cálido sentimiento cuando me tirita el corazón y un gran abrazo que extinga esta soledad.

martes, 24 de diciembre de 2013

Cultivada ilusión.

Días confusos en los que dudé de mi sentimiento, días que en los que tengo miedo de que te alejes y me obsesiono. Creo que estás molesta conmigo y has desaparecido. Creo que no estoy cuerdo y ya volví a fastidiarlo todo. '¿Dónde estás?' me pregunto a diario. Desapareciste un día y yo me preocupo, estarás bien seguramente, pero mi mente es idiota y quiere sentirse mal. Es así, necesita como una droga el dolor que me causa el pensamiento oscuro. Siento que mi mente enloquece pero creo que he mejorado. Creo que ya no soy tan oscuro, creo que no soy tan idiota como en mi pasado. Creo que podré seguir teniendo mis nervios en calma, sé que podré, sé que podré.

Me bordaron con hilos de esperanza que hoy se están descosiendo. Cada puntada era un beso tuyo que yo me imaginaba, cada bordado era tu figura, que esbelta se posaba en mi mirada. No soy más que la aguja que hila mi deseo y tú eres el hilo que forma mi tela. Creció en mí la idea de un tú y yo, la idea de parques infinitos recorridos cogido de tu mano, sonrisas cómplices, risas por cosas estúpidas. Largas charlas sobre lo que sucede en nuestras vidas, haciendo cómico hasta el detalle más serio. Riendo a tu lado, sin preguntarme nada, sin pensar en otras cosas. Sin usar la doble moral, sin temer nada. Sintiendo el roce de tus dedos cuando se entrelazan con los míos, notar tu mirada cuando se fija en mí, notar tu suspiro al acariciar tu cuello.

Sentir tus acolchados labios contra los míos y percibir cómo tu pequeño corazón henchido se acelera. Notar tu dulces gestos de amor. Quiero leer tus cartas, descifrar tus abrazos, leer tu poesía más íntima. Escuchar tu gran don, quedarme dormido cuando me acaricias lentamente la espalda. Ser uno de tus primeros pensamientos en la mañana, que desees mi presencia cuando la distancia nos ataque. Quiero que mutuamente nos apoyemos para sobrevivir, que juntemos nuestros rostros cuando el dolor nos arrope entre lágrimas y cuando más nos necesitemos, aparezcamos.

Ser el avión que transporta la alegría hasta tu rostro. Ser un motivo más por el que sonríes sin razón. Dejar de hacer mi poesía anónima y escribirla con tu nombre. Que tú seas mi yo, que yo sea nuestro nosotros. Que cuando yo caiga, tú sonrías y cuando yo sonría tu me traigas empatía. Que vueles si yo aterrizo, que vivas si yo duermo. Si me apago que tú te enciendas, si me enciendo que tu escribas bajo mi luz; que tu blanca luz sea perpetua, que tus negros se iluminen de pasión, de ilusión, de una alegría armónica que llene y replete tus pómulos de sonrisas. Presumir ante ti de mi belleza, sentir cómo reímos de mi naturaleza burlona, que la tristeza nos una y lo único que nos separe sea la búsqueda de nuestro futuro.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Demasiado alcohol.

Ebrio de sentimientos y alcohol en mis venas, es en serio. Mi borrachera es enorme no controlo mis sentimientos, podría controlarlos pero el alcohol es demasiado. No puedo, quiero y no puedo confesarlo, te quiero y quisiera delatarlo. Vodka, ron y más duele en mi mente. Dónde estarás tú cuando me duele a mí el pecho.

Quisiera tenerte. Amarte. Dejar mi ebriedad de lado y tenerte a mi derecha, a mi izquierda. No me importa quiero tenerte cerca. Amarte, abrazarte como nunca he hecho. Por favor, bésame, abrázame, quiere mis defectos, soy imperfecto lo sé, lo siento, quiero que me ames como jamás ha hecho nadie. Solitario me hallo, pero intento solventarlo. Me quiero ver y entender, no soy perfecto, soy y no me quejo. Te quiero, lo siento.

domingo, 22 de diciembre de 2013

Eres tanto, no pude evitarlo.

No pude evitarlo si es lo que desearías, no pude pararlo, es algo que no sabía. Mi latido crece y se endurece con los segundos. En serio, perdóname si no querías que te quisiera, no era lo que yo pensaba. ¿Cómo sabría yo que mi corazón te escogería?. Vio en ti la ilusión, ni amor a primera vista, ni tu belleza. Lo que me realmente me gustó de ti, fue tu mente. No pude evitarlo, soy así impredecible y soy a veces irritante. Soy demasiado perfeccionista y en ti veo la perfección. Pero tu sufres y aparezco yo, ¿para llevarlo a peor? Jamás, por eso lo siento, no pude evitarlo.

Veo tu sonrisa y ahí estoy yo, atontado, observando tu belleza, riendo contigo, siendo libre y feliz. Te he contado cosas tan íntimas y mías, siento ya una confianza que nunca sentía, tú me entiendes y me ayudas; lo siento porque no pude evitarlo. Tanto he vivido y llegas tú, rompiendo mis esquemas, mostrando que no todo es oscuridad, sé que te sientes de color negro, mas yo te veo tan brillante como la Luna. Tu mirada que suscita alegría, tus sonrisas que devuelven la paz, tu forma de ser es el pilar de mi sentimiento. Eres una mezcla de magia y misterio, mezcla de la que yo me enamoraría. Y por eso lo siento, no pude evitarlo.

El silencio en el abrazo y tus notas sobre el pentagrama, dulces las encuentro si vivo el momento de la armonía. Tu voz en mi oído, tus bellos ojos en mi mirada, la increíble luz que me deja verte y las ondas que trasportan el mágico sonido. Eres risa y felicidad, consuelo de la melancolía, mis sentidos te desean, quién lo pensaría. Eres locura, sana y salva. Eres ternura cuando hablas. Eres el Sol cuando no veo nada y la tranquilidad de la Luna en mi mirada.

Eres fuerte como la vida, y sensible cuando te dañan. Eres valiente, maga de mis sensaciones, eres mi ídolo cuando escucho tus canciones. Si el mundo fuera una persona, tú serías su virtud, eres increíble como mi sentimiento y eres tan bella como mi deseo. No temo quererte, me siento orgulloso. No temo el dolor, por ti todo valdrá la pena. Eres mi sentimiento, mi confidente. Mi Luna, mi cielo, mi techo cuando llueve y mi tranquilidad. Eres tanto que te asustarías. Eres todo si lo querías.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Allí estaré.

No habrá dolor que me pueda alejar, ni existirá fuerza que me quiera apartar. No importa si hay obstáculos en mi camino, nunca fallaré. No importa si estamos alejados, siempre podré encontrar el método de ir hasta donde estás, aunque quizás tarde en llegar si tengo que ir corriendo. La distancia no es problema, el clima tampoco, qué importa lo que se entrometa en mi camino si tú me necesitas. Sé que no soy lo mejor que habita este mundo, sé que muchos podrían ayudarte mejor que yo. Pero yo estaré incondicionalmente, sea cuando sea, sea cómo esa. Si me necesitas, allí estaré.

Puede que te derrumbes o que sucumbas por tu presente si se vuelve mustio, no tienes por qué sentirte sola, no tienes por qué sufrir a solas; a no ser que sea lo que deseas. Yo estaré presente cuando tu mente busque sinceridad y comprensión. No te voy a juzgar si actuaste mal, pues siempre podemos errar. Yo solamente quiero calmar tus pulsaciones, quiero que respires lento y que no te asfixies; siempre que algo te haga caer mi voz te gritará para que te levantes. Si te duele la vida, ven, tengo la terapia perfecta: tú y yo a solas y que de ahí surjan los delirios, las tonterías, las risas sin sentido que tanto nos encantan. Venga, sabes que conmigo sonreirás o al menos te reirás. No tienes que sentir un vacío ahogador cuando puedes contar con mi mano para saltar ese obstáculo. Por eso te diré: si me necesitas, allí estaré.

No importa si mi corazón está en una época convulsa, me da igual si eres la razón de mi desasosiego, qué más da lo que se cruce por mi mente. Yo velaré por tus sonrisas, cultivaré alegría en ti. Más allá del deseo de amor que me hierve, más lejos del dolor que siento cuando te noto lejos, siempre que necesites a alguien fiel, a tu confidente, a tu gran apoyo, cuenta conmigo; y también seré como tu diario si hace falta. No rugen mis sentimientos sin tu felicidad, no tienes que aislarte ni sentirte así cuando se derrumben las paredes, yo seré un muro de contención. Tu bunker cuando la guerra interna te arrase. Que aunque me muera por tus besos, si me necesitas, allí estaré.

No importa mi dolor si te sientes mal, y sinceramente te lo digo: léelo bien, reléelo porque te lo digo en serio, y es que absolutamente siempre seré tu abrigo en las noches más frías, en los dolores más profundos, yo te haré emerger cuando te ahogues. Seré tu aire cuando te asfixies, cuando te sientas abandonada por la vida, recuerda que mi mano, estará aquí siempre. Te lo digo como compañero de dolor que soy, te comprenderé cuando te tortures y aunque solo me necesites para hablar, yo estaré dispuesto siempre. Recuérdalo, si me necesitas, allí estaré.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Míralo (1ª Parte)

Ahí estás tú, dañada por la situación. Dañada por tu yo del pasado, por tu momento del presente y con la incertidumbre de qué pasará mañana. Y yo aquí, observándote, admirándote y queriéndote cada vez más. Tú estás ahí, tratando de buscar el espectro de luz perfecto; buscas toda la radiación electromagnética para poder ser blanca, y yo aquí haciendo sombra. Tratas de arreglar tu pasado y ahí estoy yo, estorbando. Tienes un nudo en la garganta por tus experiencias y yo cegado te hago volver a recordarlas para que me las cuentes. Tú tratando de arreglarte, tratando de arreglar tu pasado y de poder verte erguida en el espejo y yo aquí proyectando penumbra.

Si buscas paz por tu tenebroso y difícil pasado, ahí estaré yo para declarar la guerra, y hurgaré en tu herida con papel de lija, quizás solo por curiosidad, quizás solo porque quiero ayudarte, quizás solo porque estoy sintiendo por ti lo que jamás sentirás, eso dice mi mente. Mi virtud se concentra en escribir, en escribir cosas tristes, escribir cosas lúgubres, así cómo voy a pretender ayudarte, te lo digo por experiencia, soy autodestructivo y si te quedas cerca la onda expansiva te alcanzará y si buscabas el blanco, sentirás mi agujero negro absorbiendo tu luz. No es mi intención si solo quiero hacerte feliz, pero me equivoco, pienso en que puedo ayudar y por eso me vuelvo loco, porque no sé, no sé arreglarme, no puedo pretender que yo te pueda hacer sentir mejor.

Me mirarás y sentirás la decepción, nunca te haré daño pero estar conmigo ya hace daño, yo te podré esperar desde casi una hora hasta el infinito, pero quizás sea erróneo. Quizás sea mi mente, quizás sea mi miedo, quizás sea yo que actúo en vano... Quizás seas tú, que me tienes hechizado.

Veo tu cara, tu sonrisa tan feliz, peculiares pómulos que se alzan al sonreír, tu suave pelo que ondea como la seda, si tiemblo cuando tu garganta tiembla. Me senté a tu lado en aquel parque, te oí reír y nunca más me quise ir. Trato de hacer tan anónimo mi mensaje, que se palpe el misterio, que te dude la mente, pero escribo obviedades con las que si eres la persona correcta, lo sabrás, si no lo eres dudarás. El pasado nuestro es distinto, nuestro presente también, sufrimos por otras cosas y vivimos diferente; pero mira a este iluso tratando de hacer que nuestros sentimientos sean iguales.

Míralo tan confuso, tan dudoso, que llega cuando tu perdida aún está presente pretendiendo sanar el dolor. Que no puede vivir sin una lágrima bajo el párpado y trata de ser feliz, este imbécil que se cuestiona todo a todas horas, que se dejaría piel y dinero con tal de verte, triste idiota que llora al escribir sus dolores pretendiendo llegar a alguien y solo llega a sus propios ojos. Míralo, mira a este idiota embobado con lo perfecta que le pareces, míralo, tratando de dar su vida por ti, subiendo tu puesto en su lista de prioridades. Observa lo que hace su corazón al verte, latir más fuerte, mira su cara de idiota feliz al abrazarte.

Míralo cogiendo aquel transporte mirando cómo te vas, cómo solo puede ver tu espalda ondeando y desvaneciéndose entre las calles, milagrosa es su mente que aún se mantiene en pie. Pero no te distraigas y míralo, escribiendo en cuadernos que nadie verá, lo que siente. Mira cómo gasta los bolígrafos por ti. Atenta, mira cómo sonríe cuando le contestas, ríete porque varias noches ha dejado de dormir para hablar contigo. Mira la lástima que da cuando observa tus fotos y se queda mirando el vacío en tus ojos.

Mira qué poesía dicta su corazón ilusionado,
canta, hazle sentir de nuevo el roce ondulado.
Observa tras la luz, sus nudillos cicatrizando
cuando la pared era su desahogo y sangraba.

Cómo llegó a este transitorio manicomio, él solo.
Míralo, cuando escribe para que leas y te entretengas,
tan sincero su amor y tan errónea su mente, y su todo.
Mira la temperatura aumentando cálida en sus venas.

Pero míralo más detenidamente, gran pequeña dama,
nunca creía amar de esta forma sin antes un 'me besarás'
Ten compasión y cuando quebrantes su fina rama
dile que es por su tan torturada e ilusa mente, 
                                             no quieres sufrir tan pronto y nada más...

Sigue en "Míralo (2ª Parte)".

jueves, 19 de diciembre de 2013

Complejo sentimiento.

Miré el cielo nocturno, no está estrellado, pero es negro como el dolor, vimos la Luna esbelta, grande y brillante, como siempre lo estás tú. Júpiter bailaba con ella, pequeña pero brillante, como siempre estoy yo. Es increíble ver tanta belleza lejana, distancia que no podemos concebir tan fácilmente. El sencillo claroscuro de mi pecho álgido tornó cálido como el astro que tú iluminabas allí arriba tan pálido. Acompañado por tu sonrisa no me sentí solo en mi trayecto, siento decir y escribir que enloquecí por ti, siento pensar y sentir que confirmé mi atracción por ti. Es así, cuando más azota el frío en invierno yo apago la estufa. Entro cuando todos salen y busco amor cuando quema todavía. Me siento lleno de emociones, me siento raro, me siento nuevo.

No hay dolor ya en mi pecho, el pasado no me atormenta, quizás hablar largo y tendido tuvo sus frutos, me siento tranquilo, ya no deambulo por el pasado para buscar la daga ardiente, ahora ardo yo. Arde mi pecho y mi sentimiento, que sí, lo sé, me estoy equivocando, no debo hacer esto, no debo ilusionar el miocardio, solo son imaginaciones, nada más que vagas ilusiones de trapo que invaden mi mente, qué sabré yo. Si soy sincero quizás se aleje, si no lo soy quizás me torture a mí mismo.¿Qué hago, enloquezco o permanezco? Yo sé lo que haré pero... ¿qué es lo correcto?. Lo mejor para ti, lo mejor para ti y lo mejor para ti, que es lo que me preocupa, quiero sacarte de torturas propias, de torturas externas, alejarte aunque sea temporalmente de tu mente.

Imaginarme haciéndote salir de tu mundo, del dolor, del acecho de la soledad, de la arpía que vigila tus soledades para invadirte, vigía nocturna que te tortura y te ata, que humedece tus ojos y te exalta la respiración, dificultando tu concentración, sentir casi imposible inhalar este tan común aire, me imagino tu rostro alejado del gentío, ausente, dolorido, cuestionándose el por qué o el cómo. Te lo prometo, nunca abandonaré tus manos, no en vano lo digo, no es una promesa vacía, aunque desconfíes, aunque la palabra ya no sea tan veraz como los hechos, te comprendo, siento en mi corazón que hemos sentido cosas idénticas, y quiero de todo corazón, que sintamos el sentimiento idéntico.

Que desvarío, lo sé, que pensarás "¿qué le pasa a este imbécil?" y este imbécil respondería: no lo sé, no sé por qué tú, ni por qué yo, no sé por qué lo haría hasta el infinito. Qué vi en ti, no lo sé, pero lo sé. Qué quiero de ti, nada más que tu confianza. He fallado siempre en mi pasado pero me han hecho daño con intención y sigo aquí erguido y sosegado. Si te extraña, si te molesta, si no lo compartes te entenderé, no te juzgo, ni me juzgo, ni me distancio, me acercaré, seré tu diario, más cerrado que una tumba y más comprensible que la empatía, si por ti caí en este charco de felicidad, no es un accidente, es mi deseo, férreo y fuerte.

Perdóname si me enamoro; estoy loco y nada más...

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Un respiro.

Estaba pensando como mi mente acostumbra a hacer a todas horas, recordando cosas que dije, cosas que me han dicho, valorando la veracidad de mis pensamientos, cuánto es real, cuánto ha modificado el olvido. Y cierto es que como siempre me he sentido agobiado, mis metas se difuminan, ya no sé qué quiero ni qué espero de mí. Siento una soga al cuello y no sé si la puse yo o si se puso sola. Cada cosa que surge desemboca más el río en mi mente, desbordándola, haciendo que sucumba hacia el ahogamiento. Cava su propia tumba, y no hay flores en la lápida, solamente un nombre, dos fechas y la deseada paz. La tensión de un cable que cada vez más fuerte aprieta mis muñecas y tira de mí como si de un esclavo se tratase.

Arrastrado por mi entorno, haciendo daño a mis ganas de vivir y rompiendo el lazo que une vida con felicidad. Así me hallo yo, en miniatura al lado de mis gigantescos enemigos. Intenté alejarme, encerrarme en mi castillo de soledad, de paz y de descanso mental. Mas no fue posible, ventanas y recovecos fueron más que suficientes para que los tentáculos asfixiantes penetraran en mi santuario y rompieran mi mente; desgarrada mi voz me rendí, me arrodillé maniatado, observaba con detenimiento y con alta nitidez mis cadenas, pesados aceros forjados exclusivamente para mis muñecas. Tras varios segundos vi una gota caer desde mi mejilla hasta las cadenas y sentí una leve paz, un breve descanso.

¿Sería así mi solución? Ya que la ausencia me es imposible, ¿Es posible que llorar sea el placebo necesario ante este sufrimiento que yo mismo me entrego? No lo sé, pero la sensación que siento al sentir esta encharcada visión no me la ha dado nadie, al menos casi nadie. Pero sé una cosa, quizás no fue ayer, ni es hoy, pero yo presiento que mañana, mi gran mañana, sentiré la paz, la deseada tranquilidad, mi mente detenida por el susurro de su voz. Congelando el taladro que perfora directamente en mi cordura, quizás sea la distancia de aquí la que me tranquilice, quizás sea su compañía, quizás sea la ilusión que siento y la imaginación que he ido alimentando, quizás todo lo que esté relacionado con ella me dé por fin un respiro.

martes, 17 de diciembre de 2013

Oscuridad.

Es siniestra la sombra que nuestra mente proyecta, es doloroso saber que el dolor puede con nosotros, y yo me pregunto, ¿no es por eso por lo que la tememos? Tememos a la oscuridad porque en nuestros peores momentos cerramos los ojos y es lo único que vemos, un vacío en nuestros corazones y la penumbra en nuestra mirada, por eso tememos estar a solas y estar a oscuras. Porque odiamos la soledad y odiamos la oscuridad. Tememos no ver nada y no saber cómo defendernos. Es normal, es lo lógico, tememos lo desconocido.

No sé cómo actúan los demás ante el dolor, ante la pesadumbre del ser que se acuesta sin ganas para dormir solo, o ni siquiera dormir porque no puede, su mente no le deja. ¿Has deambulado por las madrugadas buscando una fuente de calor o una luz tenue? ¿Has llorado en soledad agarrando alguna tela contra tu boca? Para no hacer ruido, para estar tu solo ante tu infierno. Dime, ser humano, ¿Qué es lo que temes de la oscuridad, su frío, su incertidumbre, su misterio o su peligro? Que aunque hagamos el amor a oscuras siempre ponemos una luz muy leve, como una vela. Aunque durmamos a oscuras siempre tenemos en mente que la mañana siguiente amanecerá. Es decir, que convivimos con esa oscuridad por la confianza de la luz que llegará.

Y me pregunto más íntimamente, más en el interior. ¿Temes tú a la oscuridad? Quisiera conocer tus miedos, tus temores. Por favor, cuéntame todo lo que te duela, lo que te haga llorar por las noches. ¿Te gusta tu reflejo? Dímelo, aquí estoy yo para ser tu apoyo, seré tu cimiento cuando tu edificio se derrumbe. ¿Sientes que enloqueces, temes decepcionarte? No debería ser así bella dama. Por eso, quiero que aunque sea durante un período corto de tiempo, suspires porque te dedicaré estos versos, con los que intentaré consolarte, mi pequeña alegría:

Alienta tus pulmones cuando el frío hechice tu cimiento,
trae tus lágrimas a mi hombro, haz que se tornen cálidas
cuando la necesidad de una luz tenue se evapora, cual viento.

Trae tu oscuro mundo, seré la luz, seré tu faro en tierra árida
quiero sanarte, beber tu dolor, ser tu nueva sonrisa, ser amor.
El claro lago que sacia tu sed, bella alma, hoy tu ardor cambia

fundiéndose con mi bondad, seré tu vela, seré tu hogar.
Cuando el gentío te abandone, llores sola y nada más, nada más.
Nada hacia mi orilla, o qué más da, voy yo a donde estás,
ya sea lejos, ya sea cerca, tu dolor, tu mente y tu corazón 
                                                                      Pienso sanar.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Contigo, conmigo y con lo nuestro.

Hoy caí de nuevo en mi costumbre, hoy empecé a deprimirme de nuevo; como de costumbre. Pero me erguí y me dije "no". Hoy no cabe el pesimismo en mí, tengo poco a mi favor pero me tengo a mí, debería valerme eso. Estoy solo contra el planeta pero estoy. Me ilusiono con simples palabras, palabras que jamás me dicen pero que me las dice quien yo quiero que me las diga. Con eso se contenta mi corazón y me engaño durante un tiempo más, como de costumbre. Pero este placebo de felicidad es lo que más me alegra últimamente y eso debería de bastarme. No tengo ganas de lidiar con el resto del planeta mañana, ni siquiera hoy.

Solo quiero levantarme y sentarme de nuevo a tu lado, hacerte reír y enseñarte lo que mi mente interpreta como mundo, para que tu voz suave como un pincel nuevo pinte mi monocroma visión de la vida. Quiero que hagamos un poema los dos, tú le pones la rima y yo decoro los versos, tú amplías mi soneto y lo haces alejandrino, yo pulo las rimas y tú lo haces acróstico. Yo le pongo la tinta a la pluma y tú escribes el título. Yo me encargo del hipérbaton y tú de las metáforas, tú lo recitas mientras yo te admiro.

Haz tú el pentagrama y déjame a mí las negras, quédate las blancas que yo pondré los silencios, encárgate del 'sol' y déjame a mí el 'do'. Haz el terciopelo de este sonido suave, entona tú que sabes las notas más nítidas de mi mundo, yo puedo establecer la teoría de lo que tú harías práctico. Hago salir el Sol y lo muevo para ti, pero tú eres el calor y la luz que me tranquilizan. Haces del cielo un lienzo perfecto en el que combinas los colores más perfectos capaz de otorgar el ojo humano, haces que los haces de luz me permitan verte, tan esbelta como el perfecto violín, y tan bella como el más afinado piano.

Quiero surcar tus mares como un delfín, ser veloz entre tus olas y esconderme entre tus océanos, quiero que la marea me aleje del desdén de mis pensamientos. Haz que me zambulla entre tus sonrisas y tus alegrías, que siempre te alegras al verme y que siempre que te veo estás alegre, contágiame tu emoción y tu despreocupación, al menos lo que me haces ver en ti. Esa persona alegre, que siempre está sonriendo. Esa persona amable que siempre hace reír.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Reflexión somnolienta.

Estando solo somos sinceros pero a la vez nos engañamos: 'somos felices' o 'estoy bien'; patán, lloras por las noches por tu soledad, no haces tus tareas por dolor y por desgana, que el ardor produce tanto, el mal sabor de la ilusión rota. Que siempre te ha consolado el espejo y hoy no sonríes y sorpresa, ya no existes. Me muero por saber qué sientes tú, qué piensas y qué quieres.

Me estoy muriendo de sueño, pero no quiero irme sin decir que la duda mata, la distancia me rompe el ánimo y mis párpados me piden tregua. Qué sabría yo que tú tan fuerte calaste en mí y hoy el beso se siente abandonado. Gris mis labios desquebrajados, que tanto sufrieron a la intemperie. Yo no puedo más, me duermo, mi vida se adormece también, es hora de dormir la ventana a la realidad, esperemos que en los sueños te acuerdes de mí, tú y solo tú. Habitante de mis sueños.

viernes, 13 de diciembre de 2013

La lentitud en la mirada.

Tantas experiencias, tantas interferencias con la vida. Tanto que me viene y tanto que odiosamente se va. Es el día a día, el día a cuestas, a rastras si hace falta. No hay sentimiento que sobre, ni siquiera sentimiento sin nombre, de la melancolía a la nostalgia, del desazón a la pasión; no está la vida mejor definida que en el subconsciente, creo. Pero me he percatado de que, siempre que la vida nos alimenta el corazón, las sensaciones se ralentizan, pasan a estar a cámara lenta y eso me hace preguntarme, ¿por qué?

Lo he experimentado miles de veces, sobre todo pasa con el recuerdo, cuando piensas en esa persona, cuando me la imagino, caminando, se ensalzan los movimientos, haciéndolos más sutiles, más bellos. Y no entiendo, quizás es para darle más tiempo al cerebro para disfrutar la situación, para poder grabarlo mejor, para grabar cada detalle en la memoria, pues solo me pasa con los detalles que más me encantan o más me destruyen. No entiendo, ni entenderé por qué.

La última vez que me ocurrió esto fue cuando lejos de mi casa la vi, de espaldas, y pensé que era ella. Se ralentizó todo instantáneamente. Empecé a contemplarla durante un largo período de tiempo, escuché su voz, supe que era ella y me pregunté, cómo pudo ocurrir una casualidad como esa, yo tan lejos y cuando ni lo pienso la veo, a ella, a su voz y a ese aura de perfección que desprende. La vi alejarse, la vi irse, hablando, con su dulce voz y yo no hice nada más que mirar, observar y notar como el pecho me decía "¡Eh Mira, es ella!". Eso realmente no duró más de 30 segundos, en mi mente duró horas. Quizás esas horas fueron el tiempo que estuve pensando en ella, en si habría sido correcto decir algo, en si habría cambiado algo decirle algo.

Lo que sé es que eres la ralentización de mis sentidos, la que endulza mi vista, aunque solo sea oyendo tu voz. Pero es así, todo se disfruta más lento, ya sea la culminación de la pasión o comiendo nuestro postre favorito. Lento, todo va lento si ha de ser disfrutado, por eso vivo tan rápido.

jueves, 12 de diciembre de 2013

El azul anhelo.

Bailaba mi corazón al son de tu melodía más interna,
éramos tu y yo en mi mente deambulando sinceros
saltando el obstáculo de la distancia que me concierna
abrazado al cálido sueño de un nosotros que tanto quiero.
Miraste mi interior, ¿qué viste, esperanza o decadencia?
Estoy naufragando en mi sueño vano, pues eres tú mi puerto.

Miraba la orilla tan lejana que fuerte azotaba el viento, lo hacía,
intentando afrontar el ayer que robó mi mañana y reo acabé yo,
llantos de melancólica desesperación brotaron, mientras sonreía.
Los dolores lo intentan, pero nada podrá con la felicidad, pues no.
Y es sencillo, no existe el dolor, cuando estuviste ahí si algo me hería.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Verdad mentirosa.

Inconsciente y sonñoliento hallado perdido en un mar de nubes. Sin percatarme de mis actos y sin pensar en nada, me desvío de la realidad. Sentado en la cornisa de mis sueños, en la butaca de la inmensidad de mi mente. Vivo mentiras que deseo que alguna vez sean verdades, aunque me postre ante el dolor sosegado y derrotado, ya él no puede hundirme más, pero hoy sí. Es el viento que arrastra las emociones hacia mí, el miedo que pernocta vete a saber dónde. El hielo de mis labios quebrados por la tempestad. No hay viento que me asuste ya, ni pared que me detenga. Quiero soñar, desear y alcanzar. No sé cómo, y cómo sabré yo dónde me diré. Mas creo firme en el amor y siento miedo al desazón de la turbias aguas que se estancan en mi pecera. Mis fuerzas se decantan por la bandera blanca, y otra vez duele, otro día igual.

He naufragado entre tus labios y deambulado por tu abdomen a ritmo lento, he saboreado el sendero de tu cuello, hasta me he refugiado de la lluvia en tus abrazos. Soy el fugaz aumento de tus movimientos sísmicos, seco las cascadas cuando estas te inundan. Soy el sol en tu páramo helado derritiendo tu helado núcleo, dándole de nuevo un ritmo perfecto. Soy esa persona que esculpe curvas cóncavas en tu tan increíble y enigmático rostro. Soy tu calor nocturno y tu despertares feroces. Soy la guerra entre tus sábanas, testigo de tus mayores alivios. Y sobre todo soy un iluso que mintió en sus palabras, que dijo que era lo que en realidad desea ser y que sueña con futuros mágicos en su presente, que solamente vivo si me imagino las sonrisas que deseo. La tuya, la mía y las que sean.

Alpinista en tus montañas, seda en tus acantilados, carbono en tu fundición, sastre de tus miradas y escultor de tu sonrisa. Amante de tu letra y voz, de tu andar y de tu vida, cliente habitual de tu ático, tu mundo, fan de tus historias y entusiasta de tus aficiones. Escritor de la agonía que ve la luz en tu reflejo impregnado. Poeta de tus besos tan imaginados, verso en tu pareado, desastre de la vida y lastre de mi alrededor, soñador vivo y sediento de emoción. Y siempre, más que siempre mentiroso en mis textos y artista de la verdad imaginada. Dependiente de la imaginación por la que vivo y de la efímera felicidad que me otorgo. Pero sobre todo soy amante de bienestar y tu alegría.

martes, 10 de diciembre de 2013

Tu canto.

Por muy extraño que parezca, en muchas ocasiones uno se siente raro en la Tierra y se plantea muchas cosas, siempre surge el '¿por qué yo?' o '¿Por qué a mí?'. En esas situaciones se siente como ausente de la gente aun estando con ellos, es como si te vieras en tercera persona a ti mismo. Una locura vamos. Y te lo planteas todo, desde por qué naciste en ese lugar, o en ese momento o por qué eres quien eres y no otra persona. Yo últimamente me siento muy raro, me miro y no me reconozco, pero sé muy bien quién soy. A veces me pregunto por qué da la casualidad de que se me fastidian algunos planes, o por qué ella, esa es muy buena pregunta; ¿por qué ella? Es decir, me rodean cientos de personas y veo la magia en ella, sin darme cuenta me he quedado embobado mirando sus fotos, como un poseso. Por qué ella, sí, por qué.

Yo tengo muchas respuestas como por ejemplo su forma de ser, es única, es difícil de encontrar alguien así. Es rara, y eso es bueno desde mi punto de vista, me gusta. Me encanta. No me entiendo. Pero... ¿sabéis una cosa? Tras tantas losas sobre mi espalda, tanto ser querido que ahora nutre la tierra, tanto dolor por la tragedia en mi familia, tanta soledad que ello generó en mí. Tanto estrés por ser el cero a la izquierda de gente que jamás me quiso como sus labios decían, tras tanto dinero que entra lento para salir rápido. Tanto "Tony, nunca te querrá nadie" que yo tanto creí y tanto sigo creyendo. Tras tanto sentimiento roto y dolor cultivado. Ya sé qué es lo que necesito.

Yacer en una cama apoyado sobre tu regazo, cerrar los ojos y escucharte cantar. Una nana que apacigüe los nervios, que calme un corazón acelerado. Una melodía que me diga que ya pasó todo, que te tengo si me siento solo. Un armónico sonido que me haga sentir como aquel bebé que dormía plácidamente la noche del 19 de agosto de 1992. Que me haga sentir como si hubiera vuelto a nacer.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Demencia.

Son casi las cuatro de la madrugada y aquí estoy yo, acostado, abrigado y sin tener sueño, no confundirlo con sueños, de esos tengo miles. Tengo ganas de tantas cosas, quiero verte y espero que sea así, quiero abrazarte y si te veo será así. También tengo otras ambiciones como sonreír, como vivir de una vez mi vida sin este martillo neumático que tengo en la mente, dejar que mi locura florezca ya de una vez, que yo estoy loco y solo finjo mi cordura. Quiero dejar de agobiarme por cosas de mi mente, alegrarme si te veo, mi sueño. Y ya está, tan simple como eso y tan complejo como mi pensamiento.

Traté de ser diferente pero yo soy único, para bien y para mal soy yo mismo, mi dios y mi creencia, solamente yo. Sea solitario o en compañía solamente estaré yo. Aunque me dijiste: "Me quedé aqui, lejos, pero aquí" y ya no hubo soledad. Ya no hubo penumbra desolada. Mi mente entró en calma y pude dormir en paz. Alma de vagabundo orgulloso de mis delirios y aunque todos busquen en mí la cordura, quiero deciros y decepcionaros con que yo estoy demente; os guste más u os guste menos, mi demencia es mi auténtica compañía, aunque no se compare con tus besos -que en mi fantasía perduran-, sigue siendo mi compañía. Eterna aventurera que desquicia a mucha gente, pero que me alegra por las mañanas.
Si al despertar estoy triste pero mi mente piensa en blanco, piensa en rojo y destapa la tapa de mis perturbaciones; que el amor es para locos y yo soy el magnate de la demencia, ven amor que esta vez soy yo el que te conquista con la mirada. Baila al son de mi música, que no suena. Es para sordos. Ven gacela esbelta, que soy yo, tu escudo estrecho. Ven bella mujer, soy el escalón deshecho de esta escalera hacia al cielo.

Cuando bese tu cuello parpadearán hasta las estrellas, luces muertas hace eones que iluminan hoy día nuestros corazones, ven que yo no sé bailar, pero me da igual. Cántame aunque estés enferma, mas tu voz me enamorará. Cántame y despierta a los demás, para sentir el sentimiento por el que te importo, muchas gracias, mi doncella.

Mas no me lo agradezcas a mí sino a mi demencia.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Fragmentos del deseo.

Llévame por los caudalosos ríos que desembocan en el subsuelo, azotando el viento un rostro cicatrizado y envuelto en tiras de piel quemadas por el Sol. Quiero ser náufrago de tus besos, poder viajar a la deriva entre las olas de tu saliva centelleante al vibrar tu instrumento de cuerda. Las curvas de tu violín suscitan rozamientos donde la luz no sea importante. Ilumina mis pupilas con tu barco de papel blanquecino, haz de mi radiactivo núcleo un lugar estable, detén esta fisión de pensamientos chocando unos contra otros y produciendo una energía que desgarra mis sonrisas.

Ata mis manos y enciérrame entre tus brazos, la soga de mi cuello solo puede desaparecer con tus las puertas de tu barco de papel, pósalas bajo mi mandíbula deteriorada. Quema con tus pasos sutiles mi tórax que hiperventila al despertarme. Solo soy un átomo de carbono en este mundo de acero, aléate conmigo y sé mi reacción exotérmica, vaguemos por mi mente donde hay miles de calles con interesantes vistas del lago al que suelo llamar Locura, sigamos la senda de ladrillos amarillos hasta cumplir nuestros sueños.

Dibuja las notas de tus besos en mis labios, arrastra la sábana semitransparente alrededor de mi faz y deleita mis sentidos con tu existencia. Báñame en los lagos de tu mirada, detengamos las cascadas y descubramos mares de atardeceres bellos y únicos. Enciérrame entre tu voluptuoso cuerpo, tu sensual inteligencia y tus palabras que excitan mi empatía, escribe con tus más encantadoras plumas nuestra canción en el aire, da pinceladas al azar de nuestro lienzo más abstracto, no hagamos de lo eterno lo fugaz, no convirtamos la felicidad en efímeras situaciones, hagamos longeva nuestra banda sonora.

Sé el antidepresivo de mis manos sin inspiración, baja la fiebre insana y eleva la temperatura a mi pensamiento cuerdo, hagamos adiabáticas nuestras discusiones. Peleemos solamente para darle chispa al gas inflamable de nuestro ambiente. Sé mi volátil experiencia que me impregna de por vida. Haz que mi encharcada visión encuentre el desagüe para secarse. Aunque lo que más quiero es que seas tú, tú misma.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Escrito el 19/09/2013

Hablemos de sentimientos que nunca existieron, sentimientos que nacieron de un pasado turbio, extraños brotaron de un suelo no fértil, brotes que vieron la luz y crecieron siendo débiles.

Parece ser que no debieron existir, parece ser que se deben extinguir, no debió salir de mí un sonoro quejido, un retumbante te quiero. Un oscuro conjunto de palabras que usado erróneamente puede destrozar una inocente sonrisa.

Quiere ser sincero, hablar de mis sentimientos sinceramente. Ser fuerte, aunque sea una vez, lo necesito de una vez, ser yo mismo, ser algo más que la víctima de un abismo.

Ser el rey de mi reino, ser el dueño de mis fantasías, no ser un esclavo de una mente errante.

Ella otra vez.

Intenté huir de mí, correr largas praderas para alejarme de mi mente, escapar muy, muy lejos de los pensamientos que brotaban. Esquivé árboles, frondosas selvas donde las ramas con afilados filos rasgaron mi ropa e hirieron mis manos; aún ensangrentado llegué a un desértico lugar de inmensas dunas con arenas movedizas. Me arrastraba rajando mis rodillas con las piedras que cruzaban mi camino, me apoyaba en la delicada arena que imposible de agarrar ralentizaba mi huida. Tuve que apresurarme pues se acercaban aquellos pensamientos pútridos, escalé las dunas cayéndome cada tres pasos.

En la cima de esas montañas arenosas caía, pues no lograba mantenerme en pie y rodaba hasta llegar a sus faldas, tras horas bajo el duro Sol del desierto llegué al páramo helado, que desquebrajaba las heridas antes producidas. Mi piel se adhería al hielo y cada paso me arrancaba una parte de mí, la peor parte fue cuando del cansancio me desplomé de frente en ese duro hielo y la ropa rasgada dejó penetrar ese hielo que heló mi corazón y arrancó la piel de mi abdomen, mi sangre se derramaba a un ritmo frenético y ya deambulaba en vez de caminar, ya me arrastraba como podía de pie, en vez de escapar.

Mi mano derecha sobre mi estómago para calmar vanamente el dolor. Apretaba fuertemente mis músculos para mantenerlos erguidos y poder mantenerme en pie, aunque daba un paso cada cinco segundos, cinco largos segundos, pues necesitaba apoyar el pie izquierdo para tener un punto de equilibrio y así arrastrar el pie derecho, tenía esa pierna ensangrentada, la rodilla hinchada y llena de dolor. Suerte tuve si el corazón seguía latiendo -creo que latía por ti-. Cuando me di cuenta estaba caminando por otra jungla, esta vez de asfalto, esta vez contaminada.

He vuelto al mismo sitio del que huí, he vuelto al mismo puto lugar del que escapé. A la distancia vi un tanatorio, muy humilde, muy gris. Pero tenía algunas personas en sus puertas, me acerqué como pude. Al llegar instintivamente me abrí paso entre la -poca- gente, pero no se percataron de mi presencia, no le di importancia. Me dirigí al féretro, me subí y me tumbé en él tan normal como quien respira.

Asustado me desperté en mi cama, sentía levemente las heridas por todo mi cuerpo, pero no dormía, ni siquiera tenía sueño, estaba acostado por simple comodidad. Pero me giré y allí estaba ella. Soledad se acercó tiernamente y me susurró: "No te preocupes, fui yo quien te hizo pasar por esa sensación". 

.

Ya no tengo fuerzas, despierto y solo siento el daño,
ya no cultivo mi mente, ni mi cuerpo como antaño.
No me nutro, no me alimento, me alejo de mí,
me senté para llorar, mas deshidratación sentí.

Mis mañanas alegres que eclosionan sonrisas cálidas,
los abrazos mis deseos, las risas mi sosiego.
Que me despierto sonriendo brotes de vida árida
y mientras disfruto del día y de su fuego.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Siempre ahí.

Vagué por pantanos tras la derrota, intenté volver a mi hogar herido y sin mi escudo, solo una espada rota y un yelmo abollado, mi armadura estaba incompleta y cojeaba como un animal herido. Solo y cabizbajo tuve que acampar en medio de la estepa, temía que algo me atacara cuando mis defensas eran inexistentes. Tenía que lidiar con el viento poniéndome como podía el casco roto. Me senté tras un árbol portentoso, en un hueco que se hallaba en su duro tronco, me senté como pude e intenté cubrirme con hojas grandes que encontré por mi camino. A base de golpes con una piedra pude arreglar medianamente el casco y ponérmelo para cubrirme del frío y del viento, cerré la visera y me la cubrí con un trozo de hoja para estar totalmente a oscuras.

La espada la dejé a mano, cerca por si acaso la necesitaba (aunque mucho no me ayudaría). Desperté de madrugada, tullido por el frío que me invadía, la armadura tenía grietas y dejaban pasar en viento que helado soplaba. Pensé que sería mejor partir y buscar mi reino, en el que me desterrarían por haber perdido, pero al menos habré cumplido con mi labor, haberlo intentado. El pie ya no dolía tanto al pisar, mas todavía me dolía. Lancé la espada por un barranco, solo era lastre inútil. Tras horas y horas divisé tu castillo en el horizonte, y tras otras horas llegué a sus puertas -Al fin-, me susurré, pero tampoco era alegría sino cansancio.

Me hallé frente a la puerta de tu trono, si entro seré desterrado como un inválido para el reino, pero si no entro me desterrarán por traición. Henchido el corazón entré y te dije todo lo que había hecho, aunque culminé mi palabrerío con un simple "Aunque siga viviendo, no siento la vida.". Sin mediar palabra me giré para irme, para evadirme y despedirme de ti (a mi manera). Mas tú corriste hasta alcanzarme, posaste la mano en mi hombro y me giraste. -¿A dónde vas?-, exclamaste alterada. -Conozco las normas y debo partir fuera de este, tu reino-, pero la sorpresa me detuvo el latido un instante, me besaste la mejilla, me susurraste "Mi héroe, quédate, necesito a quien arriesgó su vida por mí."

El desconcierto no pudo conmigo, me quedé porque tú me necesitabas, tú no me negaste la entrada, lavaste mis heridas, te sentaste a mi lado y me dijiste abiertamente: Soy tu soledad, jamás te abandonaría.


Síntomas de Poesía.

Si al escribirlo brotan las lágrimas y no por dolor, es que es válido. Si sientes que lo que haces te sube la adrenalina, es que es auténtico.
Si sientes que por cada verso se eriza tu piel, es que es perfecto. Si sientes ausente al mundo y estás a gusto, es que es increíble.
Si al sentarte a mirarlo, vuelven a brotar las lágrimas, es que es tu perfecta obra.
Si nació en tu pecho, ascendió hasta tu mente y lo plasmó tu mano, es que eres único.
Si buscas la perfección para complacerte a ti mismo, eres implacable.

Vives la poesía de tu puño y letra. Haces de la tinta y de las letras una estructura enamoradiza. Haciendo del día a día un verso nuevo, tu semana es un párrafo, tu mes es un soneto y tu año es tu gran obra, tu lienzo al descubierto. Vagando por tus sensaciones y plasmándolas como palabras; sabes que nadie verá tus lágrimas en tu poema, pero el sentimiento está impreso entre esas líneas.

Es la lágrima implacable del inefable sentimiento, el rasgado corazón de una persona que vive rea del presente. Una enfermedad de un escritor que no encuentra su frase perfecta, que la oración no contiene verbo y que su vida no tiene una respuesta, pero sigue escribiendo, sigue esculpiendo el fruto de su mente, describe la fina línea entre cordura y demencia. Y sin mi pluma, y sin mi pergamino quién sabría qué locuras haría. Y es así de simple, aunque complejos son. Estos síntomas de la poesía.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Don de la escritura.

¿Quién está ahí cuando necesito un hombro? Quién va a ser sino, mi bolígrafo, mi papel, mis preciadas sílabas, que juntas hacen el cimiento de mi cordura, me sustentan y me soportan incondicionalmente. Estoy decadente hasta que el verso me besa, hasta que la rima me levanta. El papel que seca mis lágrimas y me pregunta "¿Qué ha pasado? Escríbelo en mí." y mis lágrimas agrias se evaporan y se alejan de mi rostro.

Están ahí mis dedos que dibujan letras con un poder increíble y crean historias de amor en mis folios, historias que no existen más que en mi memoria, deseos que solamente se fingen en el papel, historias de una chica que lejos se halla, pero que mi tinta me acerca, me hace sentir su calor, su vitalidad, aunque no pueda escuchar su voz nítida, aunque solamente puedo mirar las letras y vivir en mi mente, coger tu mano en una imagen virtual, pero llorar en la realidad, y derramar esta salina solución y correr la tinta; borrando así tu nombre, borrando así mi ilusión, borrando así mi sonrisa. Pero puedo volver a escribirlo, puedo volver a esculpirlo.

Y cuando la soledad me abarca y se postra ante mí la parca, esa fría figura relacionada con el cese de la vida, que se apoya en mí y yo cierro los ojos, porque no es justo irme sin decirte lo que siento, pero solamente se sienta al lado mía y me susurra: algo me susurra. Me arropa la soledad y me siento aislado, quiero tenerte entre mis brazos sensación de compañía, pero mi mente me ata y me tortura, es el bolígrafo la llave de mis cadenas, estoy zigzagueando por los pasillos de mi casa pero nadie se da cuenta, a nadie le importa. Pero bueno, lo normal en mi día a día, para que la caída no me destroce utilizo el folio de paracaídas, el verso es mi espada frente a las pesadillas en vida, el poema es mi escudo ante el dragón que escupe prejuicios sobre yo mismo.

No tienes ni idea de lo que ha salvado este don, no sabes cuántas veces me he sentado y he llorado a solas, que crees que es una forma de darle drama a estos textos mas no es así. Es desgraciadamente la realidad que me asola, pensamientos que desuelan el cielo azul y lo tornan negro. Que me quitan a la Luna de mi cielo, ya casi ni me alegro de mi existencia, ya veo que la vida combatirá contra mi cordura permanentemente y que sin la escritura me habría vuelto sin dudarlo un demente. Que cada párrafo es un antidepresivo y cada verso un calmante, los sueños por tus besos son mis somníferos y el punto y final es mi sonrisa. Que solamente me queda mi don para poder vivir. No hay nada más, pues nadie me demuestra lo contrario.

jueves, 28 de noviembre de 2013

¿Quién soy?

Despertar y desear la muerte a toda la humanidad es normal en mí, hasta que me despeje, hasta que coma algo. Realmente odio a muchos, sobre todo a aquellos quienes el dolor ajeno no les afecte. Pero bueno, quizás yo soy raro por sentirme fatal al ver el sufrimiento, pero peor me siento cuando estoy impotente ante esas situaciones. Existo junto a mis semejantes, pero muchas veces los noto distantes, los gustos varían, los principios se conservan o desaparecen, la moral escasea y eso me duele. Sé que no soy perfecto, pero distingo entre bien y mal, y odio lo que está mal.

Me dan punzadas al ver a humanos maltratándose entre sí, haciendo daño a su entorno sin siquiera importarles, ya es tan grande la costumbre que ni saben que está mal lo que hacen, es decir, está tergiversado el concepto del mal y se empiezan a filtrar hacia el bien o lo socialmente aceptado. Porque si vas por la calle y recoges alguna lata vacía para tirarla a la basura te miran raro, porque la lata no era tuya. Tengo muchos defectos, muchísimos. Sobretodo déficit de amor propio, pero bueno, yo me valoro y me miro al espejo con pintas de vagabundo desaliñado, pero feliz, porque soy diferente al resto, o eso siento, y no solo por ser diferente, sino por creer que hago más el bien que los demás, y lo hago por los demás, no por mí. Tanto que a veces sufro para hacer sonreír.

Aunque muchas veces deseo la muerte de los de mi alrededor, y que sea una dura tortura. Pero me duran poco esos rencores, bueno, en realidad estoy resentido con todo el mundo, porque sinceramente jamás se han preocupado por mí y no es mi punto de vista, no del todo. Os veo ajenos a mi soledad y os importa una mierda, por eso a muchos de ustedes os deseo sufrimiento y es ilógico porque yo odio el dolor ajeno, pero bueno, soy muy básico a veces, demasiado primario otras. Pero si eres una persona digna de respeto, si respetas el derecho ajeno a ser feliz, yo velaré por ti.

Y qué queréis que os diga, me siento muy raro, crisis de identidad, crisis de inspiración, crisis morales, ¿Debí nacer entre estos individuos egoístas?. Me siento solo, incluso rodeado, nadie piensa como yo, nadie ama como yo. Y es que yo, estoy enamorado.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Melódico deseo.

Dame un amanecer junto a ti, dámelo. Si en tu cofre latente alberga un latido con mi nombre por favor, regálame una sonrisa tuya. Haz que el cielo sea tan dorado como tú y detén el viento con tu paso, haz que solo meza tu oscura melena. Dile al sol que te ilumine pero que no te deslumbre, que te acaricie la piel que yo tan deseoso quisiera hacer. Quiero saber cómo sería el paraíso aunque sea efímero, haz de mi presente una utopía, es más hagamos una utopía de dos habitantes, de dos corazones que laten la misma esencia, dibuja con tus dedos un pentagrama y sé mi clave de sol. Haz de los mordiscos corcheas, haz que las caricias sean blancas, que gemidos sean negras. Transforma los dolores de este ser en semicorcheas.

Tras estas cinco líneas en las que nos deleitamos consigue que los abrazos sean redondas, que lo silencios sean cómodos, empieza a susurrar con tu pianissimo tono mi nombre, haz que se estremezca mi cuello con tu suave canto que se torna fortissimo a medida que la pasión se adueña de la situación. Ventanas, el techo y las paredes son testigos de la guerra que sucede. Qué imaginación me invade entre estas líneas, qué ganas tengo de ser la envidia de mi yo del pasado. Quiero escribir versos dedicados a tu nombre, que tú me sonrías y me digas tantas cosas. Que me quieras por lo que soy y me tengas en tu mente, que me tengas en tu boca cuando hables de tus sonrias.

En tu diario.

Quiero ser parte de tu manuscrito, quiero ser el protagonista en tu diario. Aunque solo sea una semana, o solamente un día o más que sea un beso. Que mi nombre esté escrito en otro color y subrayado, es decir, notar mi presencia en las páginas que me arropan, quiero que los adjetivos con los que me califiques sean positivos, sean increíblemente adictivos. Deseo que me arrope tu tinta en tu secretas páginas, que suspires al leerlo y quieras repetirlo; deseo ser parte del movimiento de tu mano al escribir mi nombre, quisiera que un ligero porcentaje del calor de tu cuerpo lo genere mi imagen en tu imaginación.

Puedes darle énfasis a mis párrafos, incluso puedes fantasear con mi habilidad de escritura, hazle caricias a mis letras y diles que las quieres, hazlas sentir la parte privilegiada salida de tu boli, salida de tu mente, bombeadas por tu corazón, filtradas por tu cerebro y plasmada por tus dedos. Haz lo que quieras con mis sonrisas pero date cuenta de que existe, imagíname en tu espalda al escribir, imagina mis suaves besos en tu espalda mientras deleitas tu papel con tu caligrafía, cántale al papel y hazlo sonrojarse, dile cuan bello es por sujetar tus palabras y hacerlas permanentes.

No le digas a tu papel mi problema con el autoestima, no le digas que me desahogo con vodka y tampoco le digas que vivo en la penumbra bajo el techo de mi casa. Dile que soy feliz, que danzo en mi camino, que soy guía de mis emociones y que yazco en senderos de predominantes sonrisas. Diles que mis sombras son ínfimas pero cuéntales que nuestros detalles son íntimos, puedes decirle que odio a la gente, eso me da igual.

Puedes contarle todos mis defectos a tu diario, puedes decirle que me odio, pero que lo escondo, menos cuando escribo. Dile que esperas de mí a una persona fuerte, que esperas que no me deje llevar por lo que yo mismo me digo, dile a tu diario cuánto amor serías capaz de albergar para mí. Pero cuéntale que mi palabra será fiel, que yo cuido de las personas que me quieren y doy más del cien por cien, que estoy al pie del cañón cuando algo te haga daño. Y escríbele en algún color intenso que yo me arriesgaría, que yo amaría de nuevo. Porque sé los riesgos y a lo que me enfrento si fallo, pero culmina tu día diciéndole que todo por mi corazón merecerá la pena.

martes, 26 de noviembre de 2013

Ni un techo para mí.

Ya ni respiro,
ni vivo, ni entiendo.
Ya ni suspiro
y solo deliro.
Harto de todo,
harto de mí,
harto de ellos y
harto de todo.

Ni sonrío en privado,
ni vivo siquiera amado,
ni deseo, qué más da.
Ni quiero, ni odio,
ni siento, qué más da.
Te quiero y me muero,
Me odio y vivo.
Y sigo, joder y sigo.

Techos de alumbre, techos de mierda, puta existencia vivida, tanto papel que estirar y tan poca tinta para usar, nudillos débiles tras una garganta inválida, una mente cerrada y aterrada un puto desdén de sensaciones cultivadas, un cielo que cae y un charco en mi vista, un chico que llora del cansancio y una familia que no existe, ni vivo ni respiro, ni salgo ni suspiro. Qué, pues yo, y nada más que yo. Que os den, si eso soy yo, un cero, si esto soy yo, sincero, duro ante las balas y blando ante el afecto, qué, pues yo joder, otra vez yo, llorando por tu puta culpa.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Ojalá.

Ojalá mis textos hablaran de amor, de abrazos, de momentos cursis que retumban en el corazón mustio. Ojalá hablasen de tus ojos, del tacto de tus besos, del sabor de tu piel o del olor de tu perfume. Ojalá hablaran de tu pasión, de tus caricias, de tu pincel que pinta incesable colores cálidos en mi pecho. Ojalá fuera tu lienzo, ojalá fuera tu escudo, tu ayuda, tu compañero de aventuras, tu fiel eslabón, un codo con codo en el frente de batalla, un cuerpo a cuerpo en momentos de paz. Ojalá susurraras mi nombre al despertar, ojalá secaras mis lágrimas al desvariar. Ojalá estuvieras aquí cuando el dolor emerge, ojalá estuvieras aquí cuando la diversión brota de mí. Ojalá fueras mi confidente, ojalá pudieras entender mi mente y bucear en mis tonterías, ojalá arreglaras el desorden de este ático colorido.

Ojalá pudiera susurrar tu nombre al verte despertar, ojalá pudiera ser tu aliado en las guerras contra el dolor, ojalá te ofreciera un frío helado en los veranos más áridos, ojalá fuera yo esa muralla contra la realidad, ojalá no fuera fugaz el mágico instante en el que te hablo. Ojalá esculpiera mis versos para que los aprecies como yo deseo, ojalá no me volviera loco cada vez que deseas que esté allí -por escasos que sean-, ojalá mi corazón no latiera vigoroso al leer tus mensajes, ojalá no me temblaran las manos al acercarme a mi confesión, ojalá no fuera mi confianza propia tan escasa. Ojalá fuera como en mi imaginación veo que soy.

Ojalá no fuera tan cobarde, ojalá no fuera quien hoy arde en la melancolía, ojalá me atreviera a acercarme y ojalá pudiera deleitarme, ojalá te confesara lo que me asalta día y noche, ojalá me invitaras a ser parte de tu compañía, ojalá me preguntes qué es lo que me ronda, ojalá me atreva a decirte que eres tú y ojalá no lo rompiera todo en pedazos, ojalá no fuera tan atrevido como para decirlo y ojalá pudiera sentirme un cobarde para no confesarme.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Si fuera por mí.

Ese momento en el que te sientes atada por el cuello, no literalmente, no por alguien, es un producto de tu mente rota, de tu pensamiento oscuro que te ata. Ese frío momento en el ni siquiera sabes para qué sirve maquillar tus lágrimas, ni siquiera sabes para qué sirve salir de casa, para qué, si volveré sola y mañana será igual. Te miras en el espejo, dolorida porque sientes que no te va a gustar lo que verás, y ahí estás tú, iluminada y todo lo demás oscuro, tu rostro pálido aunque sea en tu visión muestra una fragilidad al día a día, tus manos tiritan, quebradas por la fuerza que ejerces sobre el peso de tus hombros.

Te ves atada, de pies y manos, con una sábana roja cubriendo tu cuerpo desnudo, frente a ese gran espejo, apoyas la mano en él, para acercarte y verte con más detalle, aunque no puedes pues se encharca tu mirada, sientes como la garganta se comprime y no te salen las palabras. Golpeas el cristal pero te duele más a ti, las dudas te rondan, las lágrimas te desbordan, y ahí estás tú, sola, frente a un espejo y con un foco de luz blanca que te ilumina solamente a ti.

Te sigues mirando intentando contener tus pensamientos, te pones en pie grácilmente, y aún mirándote sigues sin verte mejor, te fijas en algo raro, soy yo que entro fundiéndome con el entorno, yo soy oscuro como mi pensamiento pero me acerco a ti por tu espalda, poso mi mano en tu hombro, giras tu cuerpo hacia mí y como quitarse los tacones tras una noche ajetreada te sientes aliviada, déjame cargar con tu peso esta noche, déjame tus lágrimas estos días, pon una sonrisa en tu rostro, pon un bello maquillaje y con eso me refiero a que alegres tu rostro, mírate ahora en el espejo, ¿No es todo mejor cuando dejas de pensar en ello? Sé que es difícil, sé que es duro.

Mírame a mí, yo vivo en la decadencia, y solo me cambió el rostro cuando sentí tu sufrimiento. Solamente pude sonreír para contagiártelo a ti. Me duele más tu dolor que el mío. No lo entiendo pero es así. Y por eso yo estaré, y yo seré tu espejo, resaltaré lo que más importe, y seré incondicionalmente así. Por ti.