martes, 17 de diciembre de 2013

Oscuridad.

Es siniestra la sombra que nuestra mente proyecta, es doloroso saber que el dolor puede con nosotros, y yo me pregunto, ¿no es por eso por lo que la tememos? Tememos a la oscuridad porque en nuestros peores momentos cerramos los ojos y es lo único que vemos, un vacío en nuestros corazones y la penumbra en nuestra mirada, por eso tememos estar a solas y estar a oscuras. Porque odiamos la soledad y odiamos la oscuridad. Tememos no ver nada y no saber cómo defendernos. Es normal, es lo lógico, tememos lo desconocido.

No sé cómo actúan los demás ante el dolor, ante la pesadumbre del ser que se acuesta sin ganas para dormir solo, o ni siquiera dormir porque no puede, su mente no le deja. ¿Has deambulado por las madrugadas buscando una fuente de calor o una luz tenue? ¿Has llorado en soledad agarrando alguna tela contra tu boca? Para no hacer ruido, para estar tu solo ante tu infierno. Dime, ser humano, ¿Qué es lo que temes de la oscuridad, su frío, su incertidumbre, su misterio o su peligro? Que aunque hagamos el amor a oscuras siempre ponemos una luz muy leve, como una vela. Aunque durmamos a oscuras siempre tenemos en mente que la mañana siguiente amanecerá. Es decir, que convivimos con esa oscuridad por la confianza de la luz que llegará.

Y me pregunto más íntimamente, más en el interior. ¿Temes tú a la oscuridad? Quisiera conocer tus miedos, tus temores. Por favor, cuéntame todo lo que te duela, lo que te haga llorar por las noches. ¿Te gusta tu reflejo? Dímelo, aquí estoy yo para ser tu apoyo, seré tu cimiento cuando tu edificio se derrumbe. ¿Sientes que enloqueces, temes decepcionarte? No debería ser así bella dama. Por eso, quiero que aunque sea durante un período corto de tiempo, suspires porque te dedicaré estos versos, con los que intentaré consolarte, mi pequeña alegría:

Alienta tus pulmones cuando el frío hechice tu cimiento,
trae tus lágrimas a mi hombro, haz que se tornen cálidas
cuando la necesidad de una luz tenue se evapora, cual viento.

Trae tu oscuro mundo, seré la luz, seré tu faro en tierra árida
quiero sanarte, beber tu dolor, ser tu nueva sonrisa, ser amor.
El claro lago que sacia tu sed, bella alma, hoy tu ardor cambia

fundiéndose con mi bondad, seré tu vela, seré tu hogar.
Cuando el gentío te abandone, llores sola y nada más, nada más.
Nada hacia mi orilla, o qué más da, voy yo a donde estás,
ya sea lejos, ya sea cerca, tu dolor, tu mente y tu corazón 
                                                                      Pienso sanar.