martes, 10 de diciembre de 2013

Tu canto.

Por muy extraño que parezca, en muchas ocasiones uno se siente raro en la Tierra y se plantea muchas cosas, siempre surge el '¿por qué yo?' o '¿Por qué a mí?'. En esas situaciones se siente como ausente de la gente aun estando con ellos, es como si te vieras en tercera persona a ti mismo. Una locura vamos. Y te lo planteas todo, desde por qué naciste en ese lugar, o en ese momento o por qué eres quien eres y no otra persona. Yo últimamente me siento muy raro, me miro y no me reconozco, pero sé muy bien quién soy. A veces me pregunto por qué da la casualidad de que se me fastidian algunos planes, o por qué ella, esa es muy buena pregunta; ¿por qué ella? Es decir, me rodean cientos de personas y veo la magia en ella, sin darme cuenta me he quedado embobado mirando sus fotos, como un poseso. Por qué ella, sí, por qué.

Yo tengo muchas respuestas como por ejemplo su forma de ser, es única, es difícil de encontrar alguien así. Es rara, y eso es bueno desde mi punto de vista, me gusta. Me encanta. No me entiendo. Pero... ¿sabéis una cosa? Tras tantas losas sobre mi espalda, tanto ser querido que ahora nutre la tierra, tanto dolor por la tragedia en mi familia, tanta soledad que ello generó en mí. Tanto estrés por ser el cero a la izquierda de gente que jamás me quiso como sus labios decían, tras tanto dinero que entra lento para salir rápido. Tanto "Tony, nunca te querrá nadie" que yo tanto creí y tanto sigo creyendo. Tras tanto sentimiento roto y dolor cultivado. Ya sé qué es lo que necesito.

Yacer en una cama apoyado sobre tu regazo, cerrar los ojos y escucharte cantar. Una nana que apacigüe los nervios, que calme un corazón acelerado. Una melodía que me diga que ya pasó todo, que te tengo si me siento solo. Un armónico sonido que me haga sentir como aquel bebé que dormía plácidamente la noche del 19 de agosto de 1992. Que me haga sentir como si hubiera vuelto a nacer.