miércoles, 31 de diciembre de 2014

Salvando tu sonrisa.

Como de costumbre volveré a escribir, reiteraré que yo soy ese héroe en potencia que cuando más lo necesites estará allí, solo busco tu comodidad y tu bienestar, aunque sé que no puedo solucionar todos los dolores. Pero no habrá peor dolor que el cual se vive solitario, necesitamos dolor para evolucionar, está claro. Esto no significa que continuamente debamos sufrir, y aunque parezca que yo lo hago, no importa. Estaré en cada ceño fruncido tuyo para cambiarlo, para alegrarlo. Para acertar en tu sonrisa, que no hay nada mejor cuando lloras que un idiota como yo haciéndote reír mientras intentas contener las lágrimas.

Para mí las noches no son más que tiempo para pensar en cómo puedo hacerte sonreír o qué debo hacer para mejorar. Casi nunca avanzo puesto que desvío mis pensamientos hacia el dolor propio y me ciego; aunque dejo la ropa lista para ponérmela por si de madrugada sientes dolor y necesitas compañía, que la distancia solamente aumenta el tiempo que tardaré en llegar, pues que si no puedo estar ahí siempre que quiera, no será por falta de ganas. Vivo en el anonimato, vivo reo de mi entorno, necesito la sonrisa ajena para alimentar la mía, ¿hay algún otro humano que haga lo mismo? espero que sí.

Vivo entorno a tus sentimientos, aunque nunca los muestres abiertamente; aunque no me veas como un confidente para derramar las lágrimas que retienes en tus penurias. Espero tu mensaje aunque ni siquiera sepas que estoy ahí, atento a las llamadas. Dejo el sonido al máximo en mi móvil, pues quiero saber si me necesitas. Sé que tú eres fuerte, no estoy haciendo que dudes de ello, pero si algo he aprendido es que por mucha fuerza que uno tenga, hay un punto que nos hace flaquear. Mis madrugadas son eternas y aunque ni siquiera se te pase por la cabeza, yo te veo cada anochecer en mi mirada. 

Imagino tu compañía, una sonrisa en ambos rostros; el tacto haciendo el sonido aterciopelado que escalofría la espalda. El enredar de dedos tan ansiado que concluye en un acercamiento y sin mediar palabra, suspirar. Liberar los restos de tensión de la vida, y evadirnos. Y fundirnos en un amanecer que lata en sincronía con nosotros. Esa maldita palabra, nosotros. Sé que si lees esto imaginarás que divago, y si es así, aciertas. Quizás piensas que quién será esa persona, y quizás eres tú, mas quizás no. Y estoy loco, quiera yo o no.

Pero más allá de mi felicidad, está la tuya; recuérdame en tus tinieblas, y por favor, no dudes en avisarme si te duele cualquier latido que des. La soledad no es sana, mírame enloquecer por ella. Por eso te digo, bella persona, dame cualquier señal si quieres mi ayuda, si quieres mi compañía. Ya sea en lo malo, y por favor, tenme en lo bueno. Estoy aquí, por tus sonrisas, incondicionalmente.

sábado, 27 de diciembre de 2014

Una epifanía más.

Una pequeña pequeña epifanía que me recuerda a aquellos que están, no han estado o nunca podrán estar, debido a problemas dentro de la vida misma o fuera de ella; Tony nunca olvida, seres que habitaron mi corazón, desde mi pequeño hurón hasta amigos que aún siguen siendo parte del recuerdo. Entre mis neuronas siempre habrá un impulso eléctrico que recordará vuestros nombres y apellidos, vuestro rostro, vuestro dolor sufrido, vuestra ida a otros mundos más allá de esta distopía terrenal.
Por aquellos que están: un cálido saludo.
Por aquellos que no están: descansen en la más dichosa de las paces.
Por aquellos que nunca me leerán, pero están: suerte, mucha suerte.

Entre todos mis signos de puntuación siempre habrá una pausa para recordar, pues el pasado cimienta el futuro que el presente construye; alimentar el alma de buena gente, de buena compañía animal, de un buen desamor a tiempo, o a destiempo. Qué más dará, si amé, digo yo; fui amado, espero yo. Caigo en el olvido de muchos latidos, pero estuve allí, quiera el presente admitirlo o no. Estaré, quiera tu futuro o no.
Tantas cosas que agradecer, tantas que reprochar y un sinfín de cosas por hacer. Amar a quien ni siquiera lo sabe, verla con cierta frecuencia y que ni se lo imagine. Eso es vivir. Luchar o no por mi cordura, eso es vivir. Pensaba que el corazón tenía una cierta capacidad que poco a poco se iría llenando, mas erré. Pues cada hueco en mis arterias tiene espacio infinito para los dolores que esta vida me causa, para cada placer por venir, para cada amigo que ahí está, aunque no se lo pida. Por una familia llena de desigualdades que nos unen, una madre y un padre ejemplar, hermanos y una hermana que nos enseñan a errar y aprender. Gracias a todos, a los que estáis y no me habéis juzgado; a los que estáis y me juzgáis constantemente. Siempre, siempre seré yo. Lo siento.
De nuevo, gracias por todo, por alguien que jamás quiso vivir, como yo, para alguien que quisiera dejar de vivir, como yo, aquí estoy viviendo. Aquí estoy, vivo. Sois el mejor reparto que la película de mi vida podría tener. Gracias, otra vez y adiós.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Indiferencia en mi locura.

He vertido emociones, en las que tú participabas, estabas en ellas; haciendo realidad las locuras de este demente. Y entre mis delirios te colabas tú, y me proporcionabas la cordura suficiente para seguir adelante. Como el sinsentido de mi existencia, errante; como el dolor que me atormenta, insignificante. ¿Alguna vez has entendido el por qué de algo o simplemente te has conformado con crees que lo sabes? Yo la veo muy pocas veces, la veo; sé que está ahí. Pero no me ve con los mismos ojos. No la veo, realmente cuando le miro a los ojos, no la veo.

Como el chirriar de una puerta mi felicidad se esfuma, o es mi cordura, o tal vez es mi insistencia. O mi negligencia al vivir, o quizá nunca sabré lo que es. No sé, no sé nada. Quiero ver algo que concuerde con mi deseo, una sola vez, una sola y maldita vez. Quisiera poder verte, y sentirte y vivirte. Imagino tantas veces esta locura, deliro tantas veces con esa dulzura. El sentimiento etéreo. El quejido estéreo de mi sufrimiento. El devenir de una vida que se torna monocromática.

Siento la brisa de la depresión, una gran depresión, un bajón de intenciones, de emociones, de sonrisas secas. La ilusión del mañana mejor o del presente feliz, no existe. O si existe, se quedó muda tras mis sensaciones de guerra interna. No me siento, no me veo. ¿Qué siente mi corazón... qué dice mi sufrimiento... y qué siente mi mente destrozada, o es mi vida torturada? No lo sé, pero estoy aquí  y aún así ella no me siente, no sé hacer que me sienta, quiero que me sienta, ella, solo ella...

jueves, 18 de diciembre de 2014

La errante cordura.

Tracé el trayecto más corto,
el círculo perfecto, y murió.
No solo el sentimiento, o sí,
sino mi conocimiento, creo.

Intento, lo intento, en serio;
imaginando el misterio, yo.
Surgió el dolor, no amansó.
Osé vivir, aunque yo no sé.

Perturbé sensaciones más allá de la propia razón intrínseca,
como el pecho que anidó, y que cultivó el dolor más hondo.
El papel arrugado, el beso desterrado, el pecho sin su amor,
volando entre versos, besando el roce, sintiendo tal jaqueca.

¿Quisiste verme mejor, más cálido
a mí, o a lo que podría ser?
¿Usaste mi luz como guía.
en el valle herido, del mirar dolido?

¿Me viste hundirme entre tus recuerdos? Pues mírame, te quiero.
No te engaño con sentimentales dolores, solo quiero verte reír,
pues yo ya perdí la batalla contra mi mente errante, cual fuego
que arrasó esperanzas y quemó el futuro que en mí podía fluir.

Te vi existir, tan pálida,
te quise aquí, tan árida.
Intenté vivir; mas erré
Aún así, huí, sin volver.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Entre tú y yo.

Como el haz fugaz de la Luna colgante,
jamás sentida por mi tacto; un misterio.
Una luz en mi retina, tan tranquilizante.
Vacío el lazo que te une, mi miseria.

Anclada a mí tu imagen; el destino, quizá.
Sujeta por finas fibras de esperanza, 
¿y qué más? tus ojos, tus labios, tu danza.
Como el sol que se esconde, pero ahí está.

Débil y de un hilo cuelga mi voz, de nuevo.
Atenuando la distancia, pero no estás;
solo en mi sueño azul, como mi cielo.
Volátil y ficticio, como siempre, no estás.

He visto tus ojos reír, y arropa mis alas
de nuevo, te siento, te veo y te mparchas;
y mi vista te llora, y mis párpados manchan
mi lloroso rostro mientras te irás, te vas.

Y la mayor tristeza se encuentra en tu adiós;
que no sabes si te siento, ni sabes de mi amor.
Y yo te veo cálida y feliz, y es ese mi error,
que no existe nada, así, entre tú y yo.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Alegórico suicidio.

Atadas las manos, encadenadas al cuello,
atacado el miocardio e incontrolable resuello.
Tratando de controlar la tos muda, y su color,
tratando de parar la cuchilla aguda, y su dolor.

Noto mis sentidos diluyéndose, fundiéndose.
Engullendo el bienestar escaso que me habita,
desquebrajando y rompiendo el alma su roce
volátil, cual corazón que ya apenas palpita.

Ni sonrío sincero, y en serio, me vuelvo loco,
mis manos tiemblan y no saben ni escribir ya;
párrafos vacíos que muestran mis ojos, mi todo,
el sinsentido paupérrimo de un deseo trivial.

En vano ahogo mis sentidos en presentes falsos,
que ya no engañan a un pecho sabio, y tan seco.
No hay placebo útil a esta altura, y me veo peor,
peor como un cuadro roto, sin foto, sin valor.

Mi mirada analiza el entorno, veo la hierba crecer,
el sol alzarse curvo en estos días de frío invierno;
veo mi reflejo ensombreciendo mi ego, puedo verter
mi mirada perdida en los charcos de color muerto.

Pero qué más dará si todo llega a su fin, ¿no es así?
pero qué más dará si me encierro aquí sin fin, ¿es así?
pero qué importará si lloro, si no me quieren ver ¿así?
Qué más dará si me voy, pues no soy útil, o... ¿Sí?

viernes, 21 de noviembre de 2014

Aquella flor que dorada brilló en mí.

[04/04/2014]
¿Qué es el manto pétreo que cubre mi felicidad, un beso de tu aliento o una mirada, y nada más?. Entré vorazmente en la fina cuerda que te ataba a la realidad, y perdí el equilibrio, es más, perdí tu visión, tu rostro ahora solo es un recuerdo y un cúmulo de píxeles, nada más que una falsa realidad. ¿Dónde quedaron esos abrazos de despedida frente a mi ida y a tu espalada contoneándose al irte? Yo pensé que el perfume que desprende tu voz nunca cesaría, mas mírame, errante y encima confuso. Más o menos sé qué es lo que me espera, pero no llega, no llega.

Imagina un techo que me oprime, una mente que me deprime, una realidad, que nada más existe y me rompe las ilusiones, un beso etéreo, un lugar tuyo y mío, créelo. Ya estoy harto de creerlo yo y de poseer mi esqueleto cuando me hundo bajo mi techo. Y es así, es un yo contra la vida, un qué hago, y cuando lo hago me arrepiento, un constante sufrimiento, una constante variación de mi humor. Ahora estoy triste y más tarde melancólico, y quizás si sigue así mucho más tarde ya seré alcohólico. No lo sé, no puedo saberlo pues ni conozco mi mente, ni conozco mis ganas.

Desde siempre he sido un cobarde, un mero personaje al margen de lo que la vida es en esencia. Un cero a la izquierda en mi mente y un despojo para mis ojos. He intentado creerme original con mi lamentable y pésima actuación; si no me querías antes menos me querrás ahora, pues mi depresiva y constante actuación ante ti, ya te habrá alejado del todo de mis brazos. Qué más que un mero espectador de tu belleza podría ser a estas alturas. Si tu voz me duerme entre los laureles y tu dulce y aguda risa me despierta de mi dolor interno. Solo fuiste un instante, dos días a lo sumo, un máximo de dos horas juntos en total, una fugaz amistad que se extiende en un "quedemos algún día". Un fruto que pudriéndose me pide alivio, alivio en su extinción.

Es verte de nuevo y sé que si vinieras, te besaría, es oírte de nuevo y sé que si me hablaras, me derretiría. Pues soy débil ante mi pasado, y creo siempre que donde hubo habrá y si no hubo se creará. No soy nada más que un títere de mi corazón, cabeza y cojones. Dependiendo de quién se sienta más fuerte pues actuaré en consecuencia. Mejor debería atar mis locuras de depresivo, y quedarme al margen de tu felicidad, sí, mejor debería.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Insignificancia.

Este vago deseo por seguir viviendo,
este vago sentimiento que ya no quema.
Este ser que se sienta solo, sufriendo,
este deseo errante por destruirme más.

Hallé un ápice de luz, mas debo apagarlo,
escondí la llave de mi amor, ojalá no la halle.
Acaricio deseos y ya no los siento, que se callen,
no necesito sentir, ya nada me siente, ni valgo.

Me detengo frente a espejos aún, tan desierto,
me levanto cada mañana aún, yo tan muerto,
viviendo el rechazo por la existencia mía,
sintiendo la fría muerte de esta alegría.

Un viento que ya no me refresca, ni me roza,
ni mis manos tienen fuerzas para levantarme;
es fría la vida aún quemándome, vaya cosa.
Un triste objeto del presente, un simple objeto.

Y el tiempo deteriora no solo lo tangible,
si desintegra mis interiores, ya imposible
el sentimiento cálido, el corazón hábil, yo.
Sintiéndome árido, de pecho frágil, yo.

Débil y esquivo, solo e inerte, lo de siempre,
con utopías en mente, y sin pizca de suertes.
Una silueta que obstruye la luz, yo tan fugaz,
una simple mota, que se barre y ya está...

sábado, 15 de noviembre de 2014

Enjaulada en el cielo.

No estoy seguro de si es ella o no, de si me mira o no, no estoy seguro de nada. Pero creo que sí lo es, siento su cálida presencia en mis dedos temblorosos, como si me pusiera nervioso. Siento su voluptuosas curvas en mi corazón, siento el temblor en mi pupila de ese ente que ulula en mis noches más entrañables, el mar iluminado por su brillante piel se ve más bello, más tranquilo, solo ella me incita a vivir, solo su misterio me mantiene en vilo, en vida. ¿Qué tacto tendrá su piel?. ¿Qué color tendrá su tez? Pues no es posible que sea tan pálida si se le ve tan llena, si a veces quiere maquillarse y se queda nueva. Mi menguante sentimiento por esa creciente princesa. Viviendo cada día y viéndote, viendo cada instante y viviéndote. Te necesito.

¿Eres el ángel guardián del que tanto hablan? Pues me proteges de perseguir la muerte, me proteges de sentir odio por mi propia voz, mi propio pensamiento y mi propia mente infecta. Humildes vistazos que me otorgas mi distante amante, sensibles destellos de luz que iluminan mi ruta, de manera única, mi pensamiento en tu posesión; tu lejanía mi obsesión. Mi amante esférica, mi perfecta reina. Déjame besar ese cuerpo que tanto me enseñas. Que tanto llenas para mí, que tanto iluminas para mí. La insignificancia de la existencia contigo se hace vana. Has visti mi lágrima caer, pues me refugio en ti cuando el mundo no me entiende.

No me comprende el tiempo y me desespera, me tortura y me apuñala, te necesito pues te amo, te amo, mas no te tengo aquí. Solo espero poder poner mi cuerpo en ti, mi mente en ti; arriesgar la vida por ti y verte. Arriesgar mi mente por ti y asfixiarme. Arriesgarlo todo por tus besos y repetir cada noche, cada ínfima porción de tiempo que me regalas es un mundo nuevo. Como el pulir de una superficie metálica, reflectante, como el colorido cielo que te guarda en él, contrastas con mi cielo negro y con mi negro pecho.

Te miro y la impotencia no la soporto, te quiero en mí, mi Luna.

jueves, 13 de noviembre de 2014

¿A dónde va el tiempo?

El ayer que asomaba por mi espalda,
tan árido, tan bello, tan roto y tan harto.
Siendo el sino del ser que habita, que habla,
ese pasado que atormenta, del que canto.

Tan lejano, como un turista en la mente,
un simple humo que no sé si fue real.
¿Toqué tu piel, te amé, besé tu vientre?
Fuiste verdad me digo, ¿Y banal?

Tejí recuerdos en memorias tangibles,
tus caricias en papel, fui consciente de ello.
Pues el pasado me engaña, es posible,
pero no los besos guardados en mi cuello.

¿Qué es el recuerdo? ¿Mis experiencias?
Son hilos de fina memoria, de vivencias,
de tus dedos en mi llaga, de tus abrazos.
Un cúmulo que representa mis lazos.

¿Y no es raro esta línea temporal nuestra?
El presente existe y no existe, es y no es.
De pronto está y cuando lo cuestionas, no lo ves.
Es como el amor que existe, pero no se muestra.

Y llegados a mi baldía existencia, ¿Quién está?
¿Alguien es mi presente? Yo siento que no, mejor no.
Pues soy el peor pasado, el peor que habrá.
El frustrado ser, que lo arruina todo.

Mas, mi fiel lector, mi fiel lectora. Vivo así postrado,
entre entes inefables que me matan, inertes.
Siendo frío, oscuro, bello, único mi pasado
y misterioso, nuevo y doloroso mi presente.

martes, 4 de noviembre de 2014

He muerto.

Dejé mi baldía existencia tiempo ha, 
abandonado el yermo páramo mental.
Cultivé en mi estéril vida un día más,
fracturado el pecho, con su salto mortal.

Mas el etéreo zumbido desgarró el sueño
más cálido. Hizo de metal el cielo, murió.
Se levantó el viento del cerrado mausoleo
y como el pintor ansioso, esbozó un óleo.

Qué remedio, si el haz es volátil, como yo,
un simple riachuelo, borbotones de lágrimas.
De sales estancas que se funden con la vida,
mientras me muero, me voy y me desmayo.

Sin frío tacto me arropo, estoy solo en mi vida;
escribiendo mis noches en mojados papeles...
quién anduviera sin pensamiento, sin heridas
atosigando el presente, sí darme placeres.

¿Ya has pasado bajo mi umbral? Soy un ente ya,
ni me asombro, ni me alegro, ni vivo, solo verte.
Entierra mi vida en un agujero, sin vuelta atrás,
vive tu suerte, tu vida, tu voz, pero no mi muerte.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Paranoia.

Estás y no estás, me arrancas la soledad y mueres ante mis ojos. Desaparece tu tacto mientras me ahorcas, me miras con desprecio y de repente no estás. Me duermo, te vas y te quedas. Despierto y al cabo de 5 gloriosos segundos apareces, quemándome, forjando mi odio propio, mi subconsciente me pide morir, mi conciencia me pide paz, mi dolor me pide fin, mi amor no pide nada, pues no está. No existe nada, pero cuando más lloro mi agonía más se acerca por mi espalda, posa sus blanquecinos dedos sobre mi hombro y al girarme, no está. Sigo mirando al suelo, poseído por mis demonios -Que haciendo hincapié en ellos, son diminutos seres que van rompiendo mis lazos con la realidad, sobre todo los buenos, los que me aferran a la vida terrenal, los rompen con sierras de autodesprecio-; vuelve la parca de esqueléticos dedos, esta vez se arrodilla ante mí, para que le vea bien sus vacías cuencas oculares, me acaricia con un solo dedo, subiendo desde la nuez hasta la barbilla haciendo que levante la cabeza. Sé que me susurró algo.

Me lleva a la locura, no sé qué me susurró y quizás la tortura sea esa. ¿Por qué apareció? Sabe hacer que me muerda por dentro solo por la intriga, pero también puede que solo me quisiera decir algo y mi aferrado miedo al fracaso la espantó, como suele hacer con la gente. ¿Soy un monstruo? ¿Qué coño se supone que soy? A veces soy feliz conmigo mismo ¿y eso es lo que tendría que importarme? Tanta pregunta que ronda y qué sabré yo sobre qué responderme, si seguro que ya sé la respuesta inconscientemente, pero me ciega el bombardeo de pensamientos, uno tras otro nublando mi mente. Pero por mucho que lo intente, ese espectro aparece y se va, no sé si realmente existe, porque solo puedo verlo en ocasiones y cuando se están cerrando mis ojos al parpadear, al abrirlos de nuevo ya no está...

¿Es normal, es mi mente imaginativa? Pues realmente qué puedo hacer, me vuelvo loco gradualmente, quizás llegue un punto en el que deje de sentir y sea por inexistencia de dolor, feliz. O quizás por inexistencia de felicidad no me sienta bien. ¿Qué se siente al no sentir nada? ¿Por qué estás y no estás?

lunes, 13 de octubre de 2014

Sufriendo a gritos.

El tacto enfurecido del ser esclavo,
el fruto ya podrido, del universo harto.
El dolor amargo del frío escenario.
Hablando del perfume y de su tacto.

Se sentó a mi izquierda, y me miró,
sacó de mi pupila mis secretos, cómo no.
Su penetrante mirada pudo conmigo,
tejiéndose su sonrisa entre mis hilos.

He vuelto, dijo mi ardor, mi ella, mi flor.
Te siento vacía, esmeralda, dijo tan azul,
tan pálido, tan súbdito de tu ardiente calor.
El joven idiota que ansía ser el yo del tú.

¿Has visto a sus poros sudar temor,
a sus piernas temblar por el horror,
a su corazón revoloteando del miedo
o a sus esperanzas yaciendo en el suelo?

Ese es el verdadero ser que vive en él,
en mí. El horrible ser que muere, al fin.
Respirando paralizado de inefable rostro
deseando portar tu mano, y tocar tu piel.

Míralo morir por ser tu principal sueño,
míralo vivir pensando en todos tus gestos.
Míralo morir por ser quien no es para ti,
pero míralo sin los ojos para que sepas qué es realmente dejar de vivir.

sábado, 11 de octubre de 2014

Y algo más.

Imaginemos el destino, en nosotros
el roce de una pluma en la ventana,
el olor de una ilusión tan maltratada.
Una luz muy tenue, de alcance corto.


Beso de nuevo cada verso, para ti,
hundiendo en mi tintero, la mentira.
Sube y mira cómo huye mi tormenta
mientras alimenta su despedida.


Al pie del cañón, empuña la distancia,
empujó lejos tu paradero, y dime hacia
dónde debo ir en tu búsqueda, mas iré.
Hallaré tus ojos en piedras preciosas.


Entre especias yo poseo decepciones,
saladas y amargas cuando las rocío.
Quién nadara mares en mis emociones,
bifurca en lagos, en amores y acaba en ríos.


Merezco vagar en soledad, y nada más.
Naufragar en salinas lágrimas, nada más.
Sentir el ínfimo roce del placer y nada más.
Teniendo en el miocardio tu voz, tu recuerdo...
...y nada más.

domingo, 14 de septiembre de 2014

El tú en mi mente.

El a veces convertido en un "¿Por qué no ahora?", el sentimiento convertido en deuda. Todo transformándose y pudriéndose en la cuneta de mi mente, es el desasosiego del ser que no se permite vivir, el triste y previsible que habita este cuerpo, un ermitaño con ganas de gentío, un solitario carcamal con ganas de amor, un ordinario ser que vaga en busca de vete a saber qué. Un insolente desgraciado que se cubre tras una capa de cobarde picardía. Yo ya no sé qué hacer con esto, vivo muriéndome por ella, la veo y tiemblo a estas alturas. Lo peor es que cuando me pongo nervioso lo evito con otra capa de arrogancia, un imbécil en toda regla. Un perdedor que trata de ser un ser humano y no puede arrastrar su propia vida.

Ya tanta sobre protección del corazón, un descontento tras otro, un introvertido ser. Irónicamente al decir que soy muy vergonzoso, nadie lo cree. Claro, pues no entienden en qué situaciones muero de pudor. He intentado cambiar, vanamente, claro. En balde he demostrado ser que soy un completo inútil sentimentalmente hablando, soy un ser de nula confianza en sí mismo, por lo que mis dudas asaltan de tantas maneras que entristezco con facilidad, me culpo de cada hecho que ocurra, excepto si son buenos. Suelo autocompadecerme, ser mi único consuelo, pues busco de manera casi desesperada el calor, el tacto, el tácito sentimiento carnal. Imagina ser yo, imagina darte asco a ti mismo. Ni de la muerte soy merecedor y por eso pienso que es mejor vivir sufriendo.

Soy depresivo en mis textos, soy alegre en los demás contextos, aunque ya ni salgo de mi tortura constante, de mi mente errática. Funcional a ciertos momentos, aunque cada vez denota más un empobrecimiento neuronal, desfallece mi tiempo y mis ganas; desnutrida el alma que me sustentaba, me apoyo en mis vínculos terrestres. Mi locura nocturna suele olvidarse con mi depresión matinal. Me alegro de ser yo sinceramente, de ser yo quien decide fracasar y no otro. Me gusta ver el rostro de ella sonreír mientras mi interior arde, es un cálido abrazo el que me devolvió las ganas de vivir. Eres , mi deseo constante, mi pensamiento viandante. Tu felicidad, tu sonrisa, tu alegría, tus ganas de vivir, tus ganas de sonreír. Todo un suculento manjar de dioses en tu personalidad; un placebo que elimina mi odio al espejo y no es físicamente el terror. Tu mera existencia, es la paz de esta mente en guerra. Por todo eso, gracias.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Esperanza, perdóname.

He disecado mi esperanza, perdóname,
sentí que me dañas y me asusté tanto;
Siento tu canto de sirena, mas perdóname.
Si siento tu voz, tu luz y de nuevo tu canto.

La guadaña del terror me amenaza, perdón.
Tuve que hacerlo, mi amor, pues he muerto,
te vas, te eché, y desde el corazón, perdón.
Mas te amé, en serio, quiero amarte de nuevo.

Hablo del canto,
de mi llanto,
del cuánto
y del cuándo.

Si sostuve tu mano, pero me sentí tan extraño,
dejé secar tu agonía y tu garganta calló, lo siento.
Anduve y ando errante y ando por calles de estaño,
seduciendo el presente, sufriendo inerte, lo siento.

Me fui a marchar, ya que ya nada me cansa,
con tus dedos en mi cristal, tus huellas agónicas, discúlpame.
Tendiendo tu pálpito súbito cual suerte equívoca, discúlpame.
Tengo tu luz, perdona, tengo tu voz, mi amor; mi esperanza,
lo siento.

En serio, te amo.
Y lo siento.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Mi temor.

Como una simple brisa de aire, fluye en mí una sensación errática, un dolor que me avisa sobre un fallo en mi forma de vivir. Tantas sensaciones que simplemente destruyen mi autoestima, el pensamiento que voraz devora mi sonrisa y que termina todo en el mismo mar, en vano. Sentir tanto por alguien no finaliza de buena manera, pues entre lágrimas se olvidará el presente pero dejará un pasado que atormentará eternamente. Ni una sola vez he sabido controlarme, olvido los defectos e idealizo mis sueños de tal manera, que parecen que me hacen daño en la realidad.

He intentado cambiar, vanamente ya que no he sido capaz de dejar de imaginar su bello rostro sonriéndome, queriéndome, sintiéndome... es más, algunas veces e inconscientemente la miro sin disimulo, fijamente y con cara de enamorado, mas ni ella ni nadie ha percatado que mis sueños se impregnan de su esencia, de su burlesca forma de ser, de su inefable belleza y de su increíble mente. Aunque nunca podré acercarme y decirle todo esto, pues temo a mis sentimientos.

El miedo me aborda cuando trato de sincerarme; me tiemblan las manos, digo estupideces e incluso a veces la enfado. Por el pánico que le tengo a cagarla, cómo siempre hago, cómo siempre haré. Y cuando menos me lo espere ella se irá, será tarde, aunque es mi forma de llevar la vida, mal, a destiempo, haciendo las cosas tarde y un largo etcétera.

Aunque la peor sensación de todas es ver cómo desaparece la esperanza, lo único que me queda, que me salva de la vida. El anhelo de un sueño que jamás llegará, pero que arropa mis ilusiones cuando más lo necesito. Perderé lo único que tengo, y ni siquiera sabe que me muero por su beso.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Tejiendo el sueño.

Te siento, te observo, te comprendo, te escucho, te veo marchar, te escucho cantar, te siento volar; haces tanto en tan gris mente, amansas tanto llanto en tan dolorido ser, adormeces bestias de una tan maldecida mente. Lo peor de todo esto es que quizás ni lo leas, quizás ni te des cuenta de que una mirada te observa siempre con un pensamiento cálido que me atormenta al saber que te irás. Ojalá supieras cómo enloquezco por ti, cómo soy tan idiota como siempre de no decírtelo a tiempo aunque sea para verte sonreír en tu rechazo. Pero mírame, anclado a la rutina de autocompadecerme, anclando mi mente en el puerto del dolor sin partir en busca de tu risa tan amplia y tan cercana; mira atentamente cómo destrozo mi corazón yo solo sentándome a ver cómo te vas. Mírame y por favor, perdóname.

Me duele, me arde, me escuece, me quema por dentro, me mata por dentro, siento que mi interior se derrite en agonía, mi propia tortura, mi estúpida andanza hacia la más desesperada meta, llorar compadeciendo mi propio dolor. No sabes ni cuánto, ni cómo odio mi propio ser, lo fácil que es para ti una meta de gran calibre, lo fácil que es ser feliz. Lo difícil que hago yo vivir, lo sencillo del sonreír por la vida, lo imposible de cambiar una mente trastornada, un imbécil que deja al pasado adentrarse en el presente. Un iluso que vive del pensamiento lúgubre y condena a sus actos a un futuro oscuro. Obliga a una lágrima a huir de su hogar, a marchitarse en el labio desquebrajado. Que obliga a una mirada verse reflejada en un vidrio mustio en sensaciones, para odiarse otro poco más por su tan inherente cobardía. ¿Has sentido la desesperación cuando las cadenas que te atan las has forjado tú?

Vivo con la esperanza de que tu presencia me cambie el ánimo, de que tu luz ilumine mi tenebroso miedo al fracaso, quiero fracasar y a lo grande, quiero verte los ojos y sentir tu decepción cuando te diga que tú, y solamente tú eres la causa de mi sonrisa endeble; imagina a este ser cogerte de la mano y decirte palabras que hagan temblar sus piernas, decirte el por qué de tantas palabras que se traban en mi lengua. Imagina a este humano siendo por fin un humano, un ser de corazón hondo y una fe increíble por el sentimiento férreo que forja mi latido, imagina por un momento que por fin dejo de ser lo que quiero ser y empiezo a ser yo. Un chico alegre, sin cadenas, sin bozales, sin miedo a tu ida, sin miedo a las despedidas, sin miedo al fracaso al fin.

martes, 2 de septiembre de 2014

Inesperado adiós.

He hallado el filo que me ata a la vida,
el sustento de emociones tan etéreas.
El sueño que es eterno, mas sin salidas
a las que aferrarse, incluso casi eternas.


Volando alto anduvo mi mirada, por ella,
perdido, sosegado en el camino, me hallé.
Tan tranquila y sin sentido vino su huella
que en mi latido fue a parar; y tan cortés.


Cuando ignoraba el voraz sentimiento, apareció sin más,
sin un saludo, sin un descuido, directa al pecho, tan fugaz.
Miré sus ojos y luego el suelo por pavor, mírame por favor,
siento su risa, su sonrisa y su ilusión que germina en mi interior.


¿Cuándo entenderá el destino que tan exacto actúa en mí?
¿Cuándo huirá de mi presencia, odiando mi estúpida sonrisa intrusa?
Si he aprendido algo de mi dolor ingrato, es a saber sufrir,
si he temido algo en mi vida, es ver a mi deseado amor partir
                                                                           sin saber que es mi musa...

domingo, 24 de agosto de 2014

Te vas, te irás...

Sin importancia, sin saber qué busco ni qué encuentro. Pero, al mirar en mi interior la vi, a ella, a quien llevo un tiempo deseando querer. Queriendo yo ser su deseo matinal, su sentido del humor me tambalea, me mata, me hiere y me encanta. Es fuego en mi interior el contoneo de sus labios, su gran boca y su amplia sonrisa. ¿Cómo es que la voy a perder de vista? Cuando ya más cerca la sentía el tiempo se agota, mas qué más dará si ella no me mira igual. Mas qué más da si cuando parta mi imagen se traslucirá y vagamente la veré alejarse de mis entrañas. Cuando partas, no te veré, pero querré hacerlo.

Te vas lejos, para mi sonrisa; te vas para siempre, dice mi latido. Pues cuando más te noto en mi corazón, más daño me hago. Y si pudiera hablarte sin eufemismos, si pudiera ser mi mente sin barreras. Te diría tantas tonterías que con razón, mucha razón al irte te alegrarías. Imagina mi ser sin tristeza, qué perfecto y qué real. Aunque mira con los ojos bien abiertos, porque este ser se hunde en sus ideas. Y se ahoga, pero lo peor de todo es que sin morir. ¿No es el desvarío un síntoma de locura, y no es locura cuando te quiero con tantas ganas? Sin saber ni cómo ni por qué, de una desconocida a un gran deseo. Sin saberlo, o todo fue por ti.

Brota el principio de un dolor agrio,
aflorando, y vive en mis sensaciones.
Es tu voz, tu dulzura sobre mi escenario
bailando al son de mis emociones.


Si la ola que rompe atrapa el calor,
si el Sol que brilla amaina el dolor.
Ten mi tiempo, ¿sientes el color?
Ten mi vida, sintamos emoción.


Tiemblan mis dedos, ya no sé escribir,
junto palabras sin siquiera parar a mirar.
Si al final tu adiós será mi sin vivir,
buscaré tu rostro en las estrellas y el mar.

viernes, 15 de agosto de 2014

Y si pudiera.

El hecho de permanecer en vida, creyendo que todo es en vano, otorga gran sentido al verbo vivir. He visto perecer gente alrededor mía, literal y metafóricamente. He visto mis manos temblar de rabia e impotencia. Mi mente se ha trasladado a mundos fantasiosos en donde el dolor no penetra, no siempre. Me he alejado del hecho de vivir para poder seguir en pie, de forma patética, pero aquí estoy. Resistiendo una vez más el desasosiego causado por el temor del qué pasará. En vez de vivir en lo que realmente pasa.

El núcleo de mi problema es meramente psíquico y afecta de manera directa al físico. Me veo sufriendo y trato de sacarle provecho a esto. Pregúntale a quien sea, todos saben que he sufrido. Pero no es tan sencillo, he visto a la Luna llorar estrellas fugaces y al Sol apagarse antes de hacerse de noche. Y es que el cielo se derrumba cuando escasea el sentimiento, ahora predomina el tanto tienes, tanto vales, o el pertenecer a un grupo para ser aceptado. Olvidando y dejando atrás el grupo al que pertenecemos desde el nacimiento, e incluso antes, al ser humano. Un animal con unas capacidades emocionales desarrolladas, pero que están siendo utilizadas para el beneficio propio y no para el mutuo. Es triste la vida si se vive para uno mismo, y nada más.

Qué sería de mí si pudiera cumplir mis sueños; escapar de este mundo para vivir en el mío, sin ataduras, sin luchas constantes para simplemente sobrevivir. Y no más decepciones frente al espejo, solamente un olvidado más, del que nadie se acuerde y al que nadie moleste. Un ser que domine sus emociones, al contrario que ahora, un ser propio, solitario pero sobre todo, feliz.

jueves, 7 de agosto de 2014

Esperanza como placebo.

He sentido vibraciones entre nosotros, pero supe con el pensamiento nocturno que lo que vibraba era la esperanza. No era que tu sonrisa me enviara mensajes entre líneas. No era que el brillo de tus ojos me señalaran tu corazón, era la esperanza. Señalando falsas vías de conquistar tu tiempo. Pero míranos bajo la Luna enternecedora, enraizando mi esperanza en la retina, me hizo equivocarme. Amo el tiempo que aprovecho a tu lado; ya sea la esperanza guiándome o la realidad doliéndome. Mientras tú sientas que el tiempo no es malgastado. Pues cuando detienes mi tiempo e inconsciente me haces temblar, la esperanza dibuja corazones a tu alrededor, engañándome.

La ilusión que pinto a veces me atacan, y me señalan el camino a tu pensamiento, mas no es real, es la esperanza, con sus planes tan pasionales. Y dime cómo te quito de la cabeza sin quitarte de mi vida, dímelo antes de que mi esperanza me haga correr a tus brazos, y que el golpe de la realidad me duela eternamente. ¿Es el autocontrol mi única salida? Porque te veo pasar y la esperanza dibuja rayos de luz a tu alrededor, diciéndome que el destino nos juntó, que la vida nos buscó y que estamos tardando en seguir lo que dicta nuestro camino. Mas no es así, pues el destino se escribe a medida que vivimos y parece ser que la esperanza de un mañana mejor ha escrito varias hojas a los días que vienen, pero poco más. Pues lo que realmente quiero es un presente feroz que se extienda a lo largo del tiempo. No busco la satisfacción personal, sino mutua.

Aunque no culpo a la esperanza por estas confusiones sobre la realidad y mi ficción, ella solo trata de hacerme feliz y sabe que haciendo lo que hace, sonrío momentáneamente, creyendo algo que no es, pero que da luz a mi apagada mente, gracias esperanza, pero déjalo, ya es bastante engaño; su mano no rozará las mías, su sonrisa no besará la mía y mi tiempo nunca impregnará el suyo. Aunque te dejo ilusionarme un tiempo más, pues te necesito, ayúdame o mata mi pecho y sobre todo sus latidos.

jueves, 31 de julio de 2014

Entre la duda.

Entre tanto suspiro agonizo como si de un dolor interno hablásemos. Una intensa amargura que raspa y rasga el interior de mis entrañas, de mis emociones pútridas. Es el sabor agrio de una sensación ácida que sienta bien en un principio, pero que mata y quema mi ser. Germinó este pesimismo en mí y acabó con el más ínfimo ápice de alegría. Lo recibí como si de un buen mañana fuera, mas acabó arrasando el por qué de mis sensaciones y el cuándo de mis esperanzas. Si no quisiera el aire que rezuma del roto ser que me estrangula, quien fui y resultó no ser nada más que un viento del pasado que azotó el presente.

No entiendo, ni entenderé, pues soy complicado en tomar decisiones y oscilo entre todas las posibilidades, pues mis dudas pueden con mis razones. Vengo a ver mi dolor crecer, a donde yace mi esperanza, a donde me lleva mi ilusión que poco a poco desaparece, qué raro en mí ¿no?

miércoles, 30 de julio de 2014

Mi Luna ya no sonríe.

El cielo está turbio, está deshilachado entre sensaciones cubiertas por mil distracciones. Ya no se puede querer sin ser alguien raro y eres raro si no quieres a nadie. He visto mis manos temblar mientras ella me relata cómo siente su amor, cómo ama, cómo vive su ilusión más cálida y amable con los sentimientos. Mientras yo moría por ella, y muerto miraba sus ojos de rubíes tan brillantes como el Sol de las mañanas. He sentido dagas atravesando mi tórax para poder consolar el dolor de un corazón abandonado, y he visto como este ha florecido de nuevo, mientras el mío marchito se hizo a un lado, para no molestar.

Miro a cada lado y no veo luz, ni cuando más me divierto, ni cuando veo su sonrisa, ni cuando ella es feliz; ya no hay luz en mi retina. ¿Me ha abandonado la esperanza? Sigo sin saber cómo encender mi cielo oscuro, si no hay bombilla de tal calibre, que no seas tú. Que tu canto me enamora dulce silencio. Y tu temblor me emociona, cuando me siento y te escucho hablar, reír y sobre todo cuando me miras y muero por dentro. Ha muerto mi cielo, ¿o qué pasa si no? La solución es inalcanzable debido a su incesable manía por huir de mí. He estirado mi voluntad de seguir en pie, por ti, por mí. Pero sobre todo he vivido por verte vivir, y así vivo yo.

Y entre tanto valle sombrío que me encierra, he hallado la razón de mi dolorosa existencia. Mi Luna ya no sonríe, no brilla en todo su esplendor como siempre ha hecho, no vive feliz, ni baila rodeando ese cielo tan fantaseado. Mi Luna ya no sonríe y siento su dolor frío y tan eterno. Como un dolor punzante que cauteriza la herida y congela la felicidad. Un cielo sin la bombilla principal, sin la luz protagonista de mis sollozos. La reina de mi fantasía más etérea. Mi eterna musa de curva perfecta y pálido semblante. Ya no sonríe mi bella damisela de contoneo lento y duradero. Mi tesoro de inefable belleza y de incalculable valor. Puesto que me vio nacer y me verá morir, la considero mi vida. Mi luz tenue en las madrugadas. Mi amor astral que se sustenta por hilos invisibles a mi pecho de corazón mustio. Que como mi flor dorada, mi poema, me entusiasmas día y noche, y muero deseando tu canto. Pero ya ni está, pues mi Luna ya no sonríe.

domingo, 27 de julio de 2014

Yo y mi cobardía.

Desvarío y es cierto, vivo en el pesimismo constantemente, cierro mis ojos y solamente recuerdo mi dolor, el placer, lo bueno en general, desaparece, como si jamás lo hubiera vivido. Llevo años imaginándome una vida mejor, pero nunca me he replanteado buscarla más que esperar a ver si viene a buscarme ella. Vivo de la auto compasión, del desengaño que yo mismo me produzco, pero sobre todo de la cobardía. Hace mucho tiempo que me he ido, y no sé cómo volver a mí. Me desvié en mis ilusiones y ahora busco literalmente la autodestrucción. No sé cómo pararme, no sé cómo voy a resolver mis problemas si ni siquiera sé realmente cuáles son.

Amo la naturaleza, y me atrae la gente que también la aprecia, aunque yo sea más de las vistas que nos ofrece nuestra cúpula celeste, el paraíso estrellado que cada noche ansío alcanzar, como mi destino, mi camino señalado por relativos puntos diminutos, que solo muestran un ápice de su grandiosidad. Y es la Luna ese astro del que tanto hablo, esa magia que desprende y que yo intento descifrar ¿Qué me traes con cada suspiro? Cada noche que apareces, sonrío de nuevo, con el calor de la soledad, tú me arropas. Y yo me pregunto frecuentemente: ¿Eres el sino al que intento llegar? Cada vez que te veo te siento, te imploro una simple respuesta ¿por qué te admiro tanto?

Entre las palabras más usadas está el dolor, la esperanza, la ilusión, la pasión, el temor y el miedo. Pero nunca uso las adecuadas, que son tu nombre y tus proezas, tus radiantes e impresionantes actos, que me desvelan lo que oculta tu corazón, pero que soy incapaz de descifrar; eres como la música en mis momentos de silencio. El latir de un corazón que lucha por bombear sonrisas. Y he abandonado mis sueños, he abandonado mi vida, lo he abandonado todo con la intención de que me dé igual morir, pues no pierdo nada. Y sé que no hago lo correcto, huyo de la vida cual cobarde que soy, un infame ser que sobrevive del sufrimiento, más que vivir del sentimiento.

Es todo culpa mía, y sé que cada ápice de dolor que empuñan mis lágrimas, me lo merezco. Y no me canso de ver mis tan notables defectos. Necesito crecer, como persona, como aprendiz, como maestro del dolor debería ser capaz de controlarlo, de desviarlo, de canalizarlo hacia un sitio mejor. Necesito un cambio ya, un dolor tan fuerte que me haga cambiar, y lo necesito ya, ahora mismo.

sábado, 26 de julio de 2014

Solución permanente.

Miro al vodka que tengo en frente mía cada noche, cada jodida noche, pensando que sería una buena solución temporal, pero sé que no es así, que no me servirá de nada pues aun borracho pensaría igual, y me dolería igual. Quizás en estado de embriaguez piense en soluciones permanentes más radicales, pero efectivas, en lo que respecta a acabar con todos los dolores. Pero no creo que sea lo que deba hacer, o sí, ¿cómo sé yo que me espera algo mejor que la muerte en esta tan dichosa vida? No pienso en ello, pienso más bien en el momento en el que realmente piense en ello. ¿Cómo estará mi mente de torturada para que esa sea una salida efectiva a la vida?

¿Merece la pena pensar en dejar el mundo terrenal sin saber siquiera si hay algo más allí afuera de nuestra percepción humana? No sé qué debo pensar, me encierro en mi mente y me pongo a divagar, si me muero, si dejo de vivir, o en si dejo de morir. No concreto un pensamiento en concreto, tengo un defecto y es que no me gusta hacer sufrir, ni siquiera a aquellos que una vez me vieron hundirme, y simplemente desviaron la mirada cuando yo les pedí ayuda. Y qué pido yo más que un puto día para mí, un jodido y asqueroso momento en el que yo, este humano de escaso valor, viva feliz y pueda decirse sin plantearse ninguna duda: Merece la pena vivir solo por este momento vivido.

Quiero un puto momento, un miserable segundo en el que no sea un juguete de ninguna imbécil, ningún medio de ningún imbécil para conseguir algo, solamente un ser humano que comparta su tiempo conmigo porque quiere que ese tiempo invertido valga más que el oro, más que la vida y más que cualquier valioso objeto de esta Tierra inerte. Imagino una mano que me salve de esa solución permanente. He visto mi propia mirada vacía mirando hacia mis propios ojos en el espejo, no sé quién soy ni si tengo solución. No sé si esto lo hago adrede o estoy perdido realmente, me siento solo, muy solo. La gente me rodea y excusa mi dolor en muchas cosas, "quiero llamar la atención", "soy un quejica", "soy un triste". Esta última se acerca bastante a la realidad, por desgracia.

En los velatorios pienso: ¿Y si ese ataúd fuera mío?, ¿Y si todo esto estuviera vacío?, y me asqueo ante la sensación de mi egoísmo existencial, pero es que es tanto el tiempo que muero por dentro que olvido que la vida también muere por fuera. Me encierro en la capital de mi dolor y desvarío, no soporto la idea de seguir viviendo, pero mírame, lo hago. Es real todo, o todo lo que veo es producto de mi mente, que quiere torturarme y llevarme al camino erróneo. Como siempre me ha pasado en esta vida. Es la pared más dura que he resistido. Y puede conmigo, pero ¿Puedo con ella? No lo sé, pero es mejor esta lucha, que lo que realmente discuto entre mis sábanas. ¿Adiós, o me quedo?

miércoles, 23 de julio de 2014

Último suspiro.

Templé mi pensamiento que insano me invade,
y he bebido del elixir más doloroso de esta vida.
Reí del llanto que escapó de mí evitando que sane
el malherido pecho que muere sin meras despedidas.

Y dime tan deseada dama, ¿Qué desata tu pasión etérea?,
¿es el llanto del devenir, el contacto con el amor, o el beso?
Qué siente tu pecho por él, mi cabizbaja emoción eterna
se incendia por ti, introspecciones que me matan, solo eso.

Si vieras el temblor al mirarte, el temor al hablarte y mi miedo,
si sintieras el pudor al sentirte, el sudor al verte irte y mis ojos,
que pálidos te observaron, que te miraron y yo qué más puedo.
Si te vi y morí por dentro, te oí y me dolió el pecho, dolió todo.

Mírame, háblame y por favor acaba con mi dolor, grítame, por favor.
Destroza mi alma, destrózame en mil pedazos ya, estoy harto de mí,
de mi corazón imbécil, de mi pecho inerte y de mi falta de calor.
Que he visto derrumbarse mi ilusión con un solo beso, no puedo así.

Me siento a verte, a observarte, no soy valiente, ni sagaz, no soy nada.
Tengo el arte de perder, el de esconder mis miedos y huir, como siempre,
de lejos, pensante y muriente, es el ser que me invade y conmigo acaba,
la parca que acecha y me ataca, que me mata y me besa, mi muerte.

Mi ser agonizando, y no puedo más.
Yo odiándome, y esto no parará,
no cuando mi alma ha fallecido así,
no cuando mi amor muere por ti.

martes, 22 de julio de 2014

Dulce amor.

Ya no siento la necesidad de esconder lo que siento, para qué. Si ya sabes qué siento, por qué lo siento y más o menos desde cuándo lo siento. Sé que no lo sientes, sé que no puedes sentirlo tanto como lo siento yo. No sé si te da igual, ojalá lo supiera exactamente. Te he visto sufrir y he muerto por ello, te has sincerado conmigo sobre tu vida y yo sobre la mía. Me he sentido protegido tras tus palabras y creía ver cómo tú sentías lo mismo. O quizás al menos segura, fuera lo que fuera confiaste en mí al hablar conmigo. Y eres la única persona que aun viéndola a cuentagotas ha conseguido enseñarme el interior de su corazón. Y aunque no me halle en él, sigue mi desdichada cabeza pensando que algún día albergará mi sonrisa.

Soy el menos indicado para hablar de este tema, porque literalmente he fracasado siempre. No sirvo para esto pero es lo que más deseo, es irónico, sí. Intenté serte sincero, ser una persona comprensible y conocer que es imposible que mis sueños dejen de serlo. Lo entiendo todo, pero lo siento, yo no me bajo de mis emociones. No lucharé por algo imposible, pero no renunciaré a ello solamente porque crea que es lo mejor. Prefiero hundirme sufriendo por ti, que vivir sin nada por lo que hundirme. En otras palabras, me gusta sufrir. Aunque si lo miras desde mi punto de vista, solamente te deseo ser feliz, vivir en paz contigo misma y que nada en la vida te haga desvelarte y llorar a altas horas de la madrugada. Y a veces yo mismo me siento en mi cama y pienso: ¿Cómo estará ella?, y tras miles de hipótesis caigo en la cuenta de que seguramente estás durmiendo plácidamente mientras yo me torturo en balde.

Mi cabeza me lleva a la locura, me hizo quererte de esta forma, me hizo verte en todos sitios, en las más bellas voces, en la Luna, en el Sol, en mi querido cielo oscuro. Cada estrella que veo parece ser un brillo de tu sonrisa tan imperfectamente perfecta. El azul del cielo eres tú, y el verde del bosque eres tú. Y ondula el viento mis sentimientos como si de tu pelo se tratase. El tiempo se contonea entre las paredes de mi cráneo como tu cuerpo al caminar, siento el roce de tus dedos al taparme con la manta. Siento tu voz casi al dormirme y de un salto me desvelo; te oí cantar, te oí susurrarme al oído. O simplemente escuché mis ilusiones gritarme desde lejos. Sentí tu beso con el roce de una flor, y la luz dorada que emana el sol acarició mi piel como tus abrazos.

No sé qué hay en cada centímetro de tu mágica piel, poema mío. Pero debe contener los versos más elaborados que jamás un hombre pueda besar. E imagino mi tormento en su último aliento, con el roce de tus labios estando a punto de romper las cadenas del dolor que están ancladas a mi miocardio. Hasta que de un sobresalto, cual bomba atómica en mi pecho, despierto del más nítido, perfecto pero a la vez desgarrador sueño que he tenido en mi vida. Aunque quizás el peor dolor de todos ellos es que no dormía mientras soñaba, ni siquiera vivía, mi poema. Simplemente moría en vano por quien nunca me querrá, por quien nunca me amará, pero pondría la mano en el fuego con tal de defender que es la primera vez que verdaderamente siento amor y no un absurdo miedo a la soledad que confundo ciegamente.

sábado, 19 de julio de 2014

Mientras tú seas feliz.

No es muy fácil ser yo y esta vez no pretendo que me comprendas, ni pretendo apelar a tu empatía, como creo que he hecho anteriormente aunque degradándose a medida que el tiempo transcurre y se derrite en mis manos. Te he visto sufrir y reír luego, te he visto en sus brazos y te he visto el dolor en tus ojos al verlo. He sentido cosas que has sentido tú, pero al final, saliste sonriendo. ¿Saliste cómo deseaste? Qué sabré yo. Al principio mis sentimientos fueron dueños de mis pensamientos y no pude concentrarme en lo que estaba haciendo, sentí la injusticia de tu garganta al hablar con el nudo que mantenía, y sentí la ausencia que quisiera haber solucionado desde mi tan egoísta pensamiento.

Pero al ir alejándome sin perderte de vista, pues la verdad es que no puedo apartar la mirada de ti. Pero al tiempo vi que el dolor había dejado de ser presente y se apartó al pasado. Y te vi con él, y te vi, según mi retina, feliz. Por mucho que me torture y que crea que mis brazos proporcionan el calor perfecto, no puedo competir con tu pecho y no pretendo hacerlo. Sé que lo que siento esta vez es real y por eso entiendo que mi opinión cambiara al verte ser feliz, pues eso es lo que quiero en ti, felicidad. Aunque no pueda negar que un simple abrazo esboza más sonrisas en mí de las que jamás habría imaginado, no puedo evitar verte sonreír, sentir cómo sonríes por algo que realmente quieres, por un sentimiento que realmente buscas. Que te veo coger un sentimiento y consigues contagiarme, porque me haces quererte, me haces añorarte aún sin haberte vivido. Pero solamente deseo una única cosa, que seas realmente feliz.

Me da igual que una parte de mí se muera por no tener el privilegio de albergarte entre mis brazos, sé que jamás existirá la menor probabilidad de que mis sueños sean algo más que fantasía, pero aún con todo esto, sigo sintiendo la necesidad de que seas feliz, es ahora mismo lo único por lo que lucharía, pues no habría nada más satisfactorio que tu sonrisa, sea cual sea el motivo. Puedo hundirme, destruirme como lo estoy haciendo poco a poco.  Puedo intentar ser feliz en vano como siempre intento. No importa lo que pase o lo que me rodee, mi objetivo principal es tu sonrisa, sea cual sea el motivo.

Te he visto llorar, te he escuchado sollozar e incluso has sido mi confidente aunque fuera una pequeña época en la que te veía con mayor frecuencia. En la que aún no me llenabas el corazón así. Pero quién es el destino, quién es el testigo de todo lo que sucede. Tú vives al igual que yo, pero yo no vivo al igual que tú. Por eso aunque mi vida entre en sus tinieblas más densas, quiero que tú sonrías, hazlo por mí pero sobre todo por ti. No pienso claramente con frecuencia y cuando lo hago es para desearte todo lo mejor,no importa con quién sea ni donde sea, tú sé feliz.

jueves, 17 de julio de 2014

El azul de mi retina.

Me vi abrumado por miles de pensamientos que creía estaban en fase de eliminación, pero inconscientemente los he dejado en un rincón escondidos para no perderlos nunca. Y parece ser que estos pensamientos no tienen fecha de caducidad. E incluso pueden persistir en la recámara esperando al mínimo estímulo para salir disparados; he sucumbido tanto a mis pensamientos que no me parece tan raro como debiera. Aunque esta vez no me ha desconcertado en absoluto, los he sentido, los he querido y los he deseado más de lo normal. ¿Qué soy más que una balsa náufraga en un mar de sensaciones?

Ese azul que me embelesa, derrite y calma. Ese color que me trasmite una paz perpetua ante su presencia, inundando el pecho de deseos. Deseos que una vez trajeron lágrimas pero que jamás han sido menos importantes a medida que el tiempo ha ido diciéndome cuán doloroso sería seguir regándolos. He aprendido a querer, pero me he dado cuenta de que jamás sabré lo que realmente es querer. Es irónico todo lo que digo porque me contradigo cada dos frases y me da igual, pues siento que lo hago adrede para demostrarme que verdaderamente no sé nada. Esa es la verdadera razón por la que ese pálido o intenso azul me cautiva, siento el impulso y el temor al cuidarlo.

Me digo que la magia no existe, intento convencerme, me digo constantemente que todo lo que pasa está procesado por nuestro cerebro. Hasta que veo ese dichoso color, ese mar de sensaciones que encierra el brillo de un azulado sentimiento. Encerradas en mi mente tantas palabras y lo peor de todo, imágenes. Inefables, imposible de mostrar, impotente ansia que me envuelve. Es azul mi sentimiento, es azul mi dolor y mi intriga. La pasión y el miedo son aliados de ese color primario. Mi querido azul, te tengo miedo pero no sabes cuánto te quiero.

sábado, 5 de julio de 2014

Sinceramente.

He cerrado los ojos y conociendo mi gran miedo al fracaso, he pensado en arriesgarlo todo e ir a por ti. Pero me he dado cuenta, tú no quieres. No necesitas a un lunático obseso rodeando tu vida y viviendo paranoias que llama dolor. No lo necesitas ni lo deseas, solamente deseas vivir, ser feliz, luchar por tu futuro y vengo yo pretendiendo fastidiar todos tus planes, pretendo que dejes de vivir, de soñar, de correr y de volar para que recojas a este inútil del suelo cada vez que se caiga. ¿Qué me está pasando? No salgo de mi egoísta pensamiento; te necesito, suelo decirme. ¿Pero acaso no soy ya un lastre para mí mismo?, imagina cómo lo sería para ti.

Lo siento, lo siento por todo el tiempo que te haré perder, por todo lo que te molestaré pues me encanta hablar contigo. Siento ser un cúmulo de defectos que deambula por el mundo, siento ser solamente un desecho sin valor alguno. Siento ser yo, lo siento.

He intentado sobrevalorarme, hablar de habilidades que posiblemente tenga yo. Fardar de alguna virtud, de valores morales o éticos, hasta he intentado creer que soy un gran amante. ¿Qué es verdad de todo esto? No lo sé, ni siquiera sé si de verdad se me da escribir. Solo uno palabras que me suenen bien juntas y creo ser un escritor medianamente aceptable. Pero qué soy realmente no llego a descubrirlo. Aunque poco a poco se ennegrece mi pensamiento sobre mí y me cuesta hasta verme en el espejo.

No sé amar, besar, querer, desear, adorar, etc. No sé siquiera si alguna vez he querido realmente a alguien o he buscado huir de la soledad. No sé si alguna vez he sido sincero, no sé si alguna vez he sonreído sin pensar en otra cosa. Jamás he sabido si alguien confía en mí, ni si desearán hacerlo alguna vez. No sé absolutamente nada, tampoco sé si alguna vez me han querido, ah, no, eso sí lo sé, nunca me han querido de verdad.

viernes, 4 de julio de 2014

Otra vez ella.

He concentrado mi energía, mi única energía en automutilar mi ilusión. No hago otra cosa, he vuelto a naufragar en mares equivocados; más bien, he vuelto a navegar. Sin descanso tras mi anterior derrota, vuelvo al "ataque" de mi nueva pero antigua motivación. Un ser de altas capacidades, y de increíbles cualidades. ¿Que por qué lo hago? No lo sé, soy así, me atrae la perfección y todo lo que se acerque a ella. Seguramente porque yo estoy en el otro extremo de la balanza, equilibrando lo perfecto con mi imperfección. No soy feliz siendo víctima de mi mente torturadora. Pero no sabéis lo maravilloso que es verla reír y reír sin problema alguno, en parte compensa todo lo sufrido.

He vuelto a por ella, cuando intenté apartarla de mi mente por la imposibilidad, me dije a mí mismo que es mejor sufrir por ella, que vivir sin ella. ¿Cómo y por qué siento esto? Sinceramente, lo que más me atrajo fue su sentido del humor, tan sarcástico y vivo. Pero también su forma de ser, quiere a quien la quiere, quiere a la vida, a la naturaleza y a la sabiduría. Está viva y quiere estarlo. Quizás es porque todo lo que ella es, quisiera serlo yo. Busco mis ilusiones en ella y eso, creo que no es bueno.

¿Han visto alguna vez una puesta de Sol perfecta? Sin montañas, edificios ni nada enfrentre. Ni siquiera niebla o nubes, una claridad digna de dioses. O una Luna de perfecta circunferencia, ni una nube que la tape, ni una sola farola que interfiera en su luz, que está justo arriba y puedes tumbarte tranquilo a verla. Pues eso, es ella en mí interior, un cúmulo de químicos que brotan de mi cerebro creando sensaciones que pensaba extintas, mas no, ahí están, galopando ferozmente hacia mis extremidades, escribiendo esto e imaginando más, mucho más de lo que esta realidad podría albergar en mí.

Cómo a muchas otras personas, le agradezco que permita fermentar estas emociones, es agradable sentirse vivo. Pero tú fermentas admiración por algo de lo que carece gran parte de la sociedad, moral. Rozas la perfección en mi retina, incluso sin siquiera abrir los ojos. Aunque jamás piense que esto lo leerás y pensarás que es a ti a quién lo envío, ojalá tenga el valor de decirte algún día todo lo que resalta en ti, solamente por el hecho de aumentar tu ya tan alto autoestima. Atentamente, yo.