jueves, 7 de agosto de 2014

Esperanza como placebo.

He sentido vibraciones entre nosotros, pero supe con el pensamiento nocturno que lo que vibraba era la esperanza. No era que tu sonrisa me enviara mensajes entre líneas. No era que el brillo de tus ojos me señalaran tu corazón, era la esperanza. Señalando falsas vías de conquistar tu tiempo. Pero míranos bajo la Luna enternecedora, enraizando mi esperanza en la retina, me hizo equivocarme. Amo el tiempo que aprovecho a tu lado; ya sea la esperanza guiándome o la realidad doliéndome. Mientras tú sientas que el tiempo no es malgastado. Pues cuando detienes mi tiempo e inconsciente me haces temblar, la esperanza dibuja corazones a tu alrededor, engañándome.

La ilusión que pinto a veces me atacan, y me señalan el camino a tu pensamiento, mas no es real, es la esperanza, con sus planes tan pasionales. Y dime cómo te quito de la cabeza sin quitarte de mi vida, dímelo antes de que mi esperanza me haga correr a tus brazos, y que el golpe de la realidad me duela eternamente. ¿Es el autocontrol mi única salida? Porque te veo pasar y la esperanza dibuja rayos de luz a tu alrededor, diciéndome que el destino nos juntó, que la vida nos buscó y que estamos tardando en seguir lo que dicta nuestro camino. Mas no es así, pues el destino se escribe a medida que vivimos y parece ser que la esperanza de un mañana mejor ha escrito varias hojas a los días que vienen, pero poco más. Pues lo que realmente quiero es un presente feroz que se extienda a lo largo del tiempo. No busco la satisfacción personal, sino mutua.

Aunque no culpo a la esperanza por estas confusiones sobre la realidad y mi ficción, ella solo trata de hacerme feliz y sabe que haciendo lo que hace, sonrío momentáneamente, creyendo algo que no es, pero que da luz a mi apagada mente, gracias esperanza, pero déjalo, ya es bastante engaño; su mano no rozará las mías, su sonrisa no besará la mía y mi tiempo nunca impregnará el suyo. Aunque te dejo ilusionarme un tiempo más, pues te necesito, ayúdame o mata mi pecho y sobre todo sus latidos.