viernes, 15 de agosto de 2014

Y si pudiera.

El hecho de permanecer en vida, creyendo que todo es en vano, otorga gran sentido al verbo vivir. He visto perecer gente alrededor mía, literal y metafóricamente. He visto mis manos temblar de rabia e impotencia. Mi mente se ha trasladado a mundos fantasiosos en donde el dolor no penetra, no siempre. Me he alejado del hecho de vivir para poder seguir en pie, de forma patética, pero aquí estoy. Resistiendo una vez más el desasosiego causado por el temor del qué pasará. En vez de vivir en lo que realmente pasa.

El núcleo de mi problema es meramente psíquico y afecta de manera directa al físico. Me veo sufriendo y trato de sacarle provecho a esto. Pregúntale a quien sea, todos saben que he sufrido. Pero no es tan sencillo, he visto a la Luna llorar estrellas fugaces y al Sol apagarse antes de hacerse de noche. Y es que el cielo se derrumba cuando escasea el sentimiento, ahora predomina el tanto tienes, tanto vales, o el pertenecer a un grupo para ser aceptado. Olvidando y dejando atrás el grupo al que pertenecemos desde el nacimiento, e incluso antes, al ser humano. Un animal con unas capacidades emocionales desarrolladas, pero que están siendo utilizadas para el beneficio propio y no para el mutuo. Es triste la vida si se vive para uno mismo, y nada más.

Qué sería de mí si pudiera cumplir mis sueños; escapar de este mundo para vivir en el mío, sin ataduras, sin luchas constantes para simplemente sobrevivir. Y no más decepciones frente al espejo, solamente un olvidado más, del que nadie se acuerde y al que nadie moleste. Un ser que domine sus emociones, al contrario que ahora, un ser propio, solitario pero sobre todo, feliz.