miércoles, 23 de julio de 2014

Último suspiro.

Templé mi pensamiento que insano me invade,
y he bebido del elixir más doloroso de esta vida.
Reí del llanto que escapó de mí evitando que sane
el malherido pecho que muere sin meras despedidas.

Y dime tan deseada dama, ¿Qué desata tu pasión etérea?,
¿es el llanto del devenir, el contacto con el amor, o el beso?
Qué siente tu pecho por él, mi cabizbaja emoción eterna
se incendia por ti, introspecciones que me matan, solo eso.

Si vieras el temblor al mirarte, el temor al hablarte y mi miedo,
si sintieras el pudor al sentirte, el sudor al verte irte y mis ojos,
que pálidos te observaron, que te miraron y yo qué más puedo.
Si te vi y morí por dentro, te oí y me dolió el pecho, dolió todo.

Mírame, háblame y por favor acaba con mi dolor, grítame, por favor.
Destroza mi alma, destrózame en mil pedazos ya, estoy harto de mí,
de mi corazón imbécil, de mi pecho inerte y de mi falta de calor.
Que he visto derrumbarse mi ilusión con un solo beso, no puedo así.

Me siento a verte, a observarte, no soy valiente, ni sagaz, no soy nada.
Tengo el arte de perder, el de esconder mis miedos y huir, como siempre,
de lejos, pensante y muriente, es el ser que me invade y conmigo acaba,
la parca que acecha y me ataca, que me mata y me besa, mi muerte.

Mi ser agonizando, y no puedo más.
Yo odiándome, y esto no parará,
no cuando mi alma ha fallecido así,
no cuando mi amor muere por ti.