miércoles, 27 de noviembre de 2013

Melódico deseo.

Dame un amanecer junto a ti, dámelo. Si en tu cofre latente alberga un latido con mi nombre por favor, regálame una sonrisa tuya. Haz que el cielo sea tan dorado como tú y detén el viento con tu paso, haz que solo meza tu oscura melena. Dile al sol que te ilumine pero que no te deslumbre, que te acaricie la piel que yo tan deseoso quisiera hacer. Quiero saber cómo sería el paraíso aunque sea efímero, haz de mi presente una utopía, es más hagamos una utopía de dos habitantes, de dos corazones que laten la misma esencia, dibuja con tus dedos un pentagrama y sé mi clave de sol. Haz de los mordiscos corcheas, haz que las caricias sean blancas, que gemidos sean negras. Transforma los dolores de este ser en semicorcheas.

Tras estas cinco líneas en las que nos deleitamos consigue que los abrazos sean redondas, que lo silencios sean cómodos, empieza a susurrar con tu pianissimo tono mi nombre, haz que se estremezca mi cuello con tu suave canto que se torna fortissimo a medida que la pasión se adueña de la situación. Ventanas, el techo y las paredes son testigos de la guerra que sucede. Qué imaginación me invade entre estas líneas, qué ganas tengo de ser la envidia de mi yo del pasado. Quiero escribir versos dedicados a tu nombre, que tú me sonrías y me digas tantas cosas. Que me quieras por lo que soy y me tengas en tu mente, que me tengas en tu boca cuando hables de tus sonrias.