martes, 26 de noviembre de 2013

Ni un techo para mí.

Ya ni respiro,
ni vivo, ni entiendo.
Ya ni suspiro
y solo deliro.
Harto de todo,
harto de mí,
harto de ellos y
harto de todo.

Ni sonrío en privado,
ni vivo siquiera amado,
ni deseo, qué más da.
Ni quiero, ni odio,
ni siento, qué más da.
Te quiero y me muero,
Me odio y vivo.
Y sigo, joder y sigo.

Techos de alumbre, techos de mierda, puta existencia vivida, tanto papel que estirar y tan poca tinta para usar, nudillos débiles tras una garganta inválida, una mente cerrada y aterrada un puto desdén de sensaciones cultivadas, un cielo que cae y un charco en mi vista, un chico que llora del cansancio y una familia que no existe, ni vivo ni respiro, ni salgo ni suspiro. Qué, pues yo, y nada más que yo. Que os den, si eso soy yo, un cero, si esto soy yo, sincero, duro ante las balas y blando ante el afecto, qué, pues yo joder, otra vez yo, llorando por tu puta culpa.