viernes, 29 de noviembre de 2013

Don de la escritura.

¿Quién está ahí cuando necesito un hombro? Quién va a ser sino, mi bolígrafo, mi papel, mis preciadas sílabas, que juntas hacen el cimiento de mi cordura, me sustentan y me soportan incondicionalmente. Estoy decadente hasta que el verso me besa, hasta que la rima me levanta. El papel que seca mis lágrimas y me pregunta "¿Qué ha pasado? Escríbelo en mí." y mis lágrimas agrias se evaporan y se alejan de mi rostro.

Están ahí mis dedos que dibujan letras con un poder increíble y crean historias de amor en mis folios, historias que no existen más que en mi memoria, deseos que solamente se fingen en el papel, historias de una chica que lejos se halla, pero que mi tinta me acerca, me hace sentir su calor, su vitalidad, aunque no pueda escuchar su voz nítida, aunque solamente puedo mirar las letras y vivir en mi mente, coger tu mano en una imagen virtual, pero llorar en la realidad, y derramar esta salina solución y correr la tinta; borrando así tu nombre, borrando así mi ilusión, borrando así mi sonrisa. Pero puedo volver a escribirlo, puedo volver a esculpirlo.

Y cuando la soledad me abarca y se postra ante mí la parca, esa fría figura relacionada con el cese de la vida, que se apoya en mí y yo cierro los ojos, porque no es justo irme sin decirte lo que siento, pero solamente se sienta al lado mía y me susurra: algo me susurra. Me arropa la soledad y me siento aislado, quiero tenerte entre mis brazos sensación de compañía, pero mi mente me ata y me tortura, es el bolígrafo la llave de mis cadenas, estoy zigzagueando por los pasillos de mi casa pero nadie se da cuenta, a nadie le importa. Pero bueno, lo normal en mi día a día, para que la caída no me destroce utilizo el folio de paracaídas, el verso es mi espada frente a las pesadillas en vida, el poema es mi escudo ante el dragón que escupe prejuicios sobre yo mismo.

No tienes ni idea de lo que ha salvado este don, no sabes cuántas veces me he sentado y he llorado a solas, que crees que es una forma de darle drama a estos textos mas no es así. Es desgraciadamente la realidad que me asola, pensamientos que desuelan el cielo azul y lo tornan negro. Que me quitan a la Luna de mi cielo, ya casi ni me alegro de mi existencia, ya veo que la vida combatirá contra mi cordura permanentemente y que sin la escritura me habría vuelto sin dudarlo un demente. Que cada párrafo es un antidepresivo y cada verso un calmante, los sueños por tus besos son mis somníferos y el punto y final es mi sonrisa. Que solamente me queda mi don para poder vivir. No hay nada más, pues nadie me demuestra lo contrario.