lunes, 25 de noviembre de 2013

Ojalá.

Ojalá mis textos hablaran de amor, de abrazos, de momentos cursis que retumban en el corazón mustio. Ojalá hablasen de tus ojos, del tacto de tus besos, del sabor de tu piel o del olor de tu perfume. Ojalá hablaran de tu pasión, de tus caricias, de tu pincel que pinta incesable colores cálidos en mi pecho. Ojalá fuera tu lienzo, ojalá fuera tu escudo, tu ayuda, tu compañero de aventuras, tu fiel eslabón, un codo con codo en el frente de batalla, un cuerpo a cuerpo en momentos de paz. Ojalá susurraras mi nombre al despertar, ojalá secaras mis lágrimas al desvariar. Ojalá estuvieras aquí cuando el dolor emerge, ojalá estuvieras aquí cuando la diversión brota de mí. Ojalá fueras mi confidente, ojalá pudieras entender mi mente y bucear en mis tonterías, ojalá arreglaras el desorden de este ático colorido.

Ojalá pudiera susurrar tu nombre al verte despertar, ojalá pudiera ser tu aliado en las guerras contra el dolor, ojalá te ofreciera un frío helado en los veranos más áridos, ojalá fuera yo esa muralla contra la realidad, ojalá no fuera fugaz el mágico instante en el que te hablo. Ojalá esculpiera mis versos para que los aprecies como yo deseo, ojalá no me volviera loco cada vez que deseas que esté allí -por escasos que sean-, ojalá mi corazón no latiera vigoroso al leer tus mensajes, ojalá no me temblaran las manos al acercarme a mi confesión, ojalá no fuera mi confianza propia tan escasa. Ojalá fuera como en mi imaginación veo que soy.

Ojalá no fuera tan cobarde, ojalá no fuera quien hoy arde en la melancolía, ojalá me atreviera a acercarme y ojalá pudiera deleitarme, ojalá te confesara lo que me asalta día y noche, ojalá me invitaras a ser parte de tu compañía, ojalá me preguntes qué es lo que me ronda, ojalá me atreva a decirte que eres tú y ojalá no lo rompiera todo en pedazos, ojalá no fuera tan atrevido como para decirlo y ojalá pudiera sentirme un cobarde para no confesarme.