lunes, 11 de noviembre de 2013

Un cimiento anónimo.

Búscame tras tu derrota, yo no busco vencedores. Busco corazones fuertes y llenos de magia. Me da igual que te caigas muchas veces, me da igual que llores, que a veces caigas en el pesimismo. Pues yo vivo en él, escribo sobre él y le dedico mis poesías. Solo soy uno más, pero uno que no quitará nunca la mano para ayudarte, no me importa lo demás, no tienes que ser famosa, no tienes que tener a miles de personas alabándote para que mis ojos se fijen en ti, pues si tu corazón es humilde mis ojos te observarán, si te preocupa el dolor ajeno mi mano jamás te negará su tacto. Tus lágrimas nunca serán el motivo de mi burla, no seré como esas personas que te dirán cuánto tienes que llorar. Sería irónico.

Tómate un respiro y no preocupes por tu aspecto, que tus ojos y tus ilusiones no los puedes maquillar, porque aunque pudieras, mejores que los tuyos no los podrías encontrar. Siéntate no necesito que me mires, tu voz lo dice todo, tu dolor saldrá solo. Yo mi dolor lo entierro, la gente critica demasiado si eres pesimista, pero qué raro, nunca ayudan. Fui, soy y seré algo más que un apoyo, nadie te escuchará más que mis oídos, mi nivel de empatía rompe sin duda la media global. O nos hundimos juntos o emergemos, o emerges tú empujada por mí, seas quien seas, sea quien sea yo.

No sé si mi mente divaga ya por lagos de locura, me repito constantemente y no avanzo, pero mírame: estancado, pesimista, amante del dolor, pero si me pides ayuda no te juzgaré, o sí, lo que desees, solamente te diré la verdad, te cubriré de la metralla de la vida, y pondré en juego mi sonrisa para lograr la tuya, sí, vaya decepción ¿eh?

Sé que mi pasado es normal, como el de todos, que mi concepción de la realidad es la que le da su tono fúnebre, pero mírame, seré tu cimiento.