domingo, 5 de enero de 2014

Míralo (2ª Parte)

Es raro, ya no lo ves sonreír tanto como antes. Está rompiendo la promesa que se hizo a sí mismo, pero ya no le importa. Míralo cómo se hunde y ni cambia la mueca de su rostro, míralo cuando camina cabizbajo, haciendo como que toca un piano, se le nota en los dedos que tiene dentro de la chaqueta. Le encantaría poder tocarlo, para ti y que tú cantaras, sabe que no podrá y lo peor, no le importa ya. Míralo enterrando sus esperanzas tras una capucha que oculta su rostro, que oculta su rostro de neutra expresión, su dolor que él mismo ha cultivado sin darse cuenta, pero que lo sabía todo. Míralo si puedes a sus ojos, ya no tienen vida.

Oye cómo susurra tu nombre porque le encanta como suena, lo susurra muy bajo y casi ni se le oye, pero si te fijas bien, es tu nombre. Míralo aferrado a sus esperanzas por mucho que éstas se desvanezcan; mira su mirada vacía cuando sabe que todo ha acabado para él. Míralo, que tanto había cambiado para nada, casi hasta te dice lo que siente, pero creyó que era mejor callarse -yo también lo pienso-. Quizá sea mejor que lo haga para que lo sepas, aunque él sospeche que ya lo sabes. Bueno, mira la desesperanza invadiendo su corazón marchito, míralo que se ha estado engañando todo este tiempo. Él creía haber mejorado y vio que no fue así. Por favor, fíjate en sus ilusiones. Él quiso amar y sabe que no podrá, aunque esta vez creía ser la definitiva, no lo fue. Y esta vez él se enamoró de tu forma de ser no de tu potencial.

Destruye sus ilusiones a cada paso que da, míralo detenidamente, parece indiferente a lo que siente él mismo. Nunca lo había visto así, es como si hubiera perdido a su gran amor. Pero no llegó ni a besarla, camina lentamente por las calles, acariciando las paredes a su paso, muy lento, pensativo. Míralo dar vueltas en círculos en sus pensamientos, míralo echándose la culpa a él mismo, míralo perder lo que creía único en él mismo, lo que parecía ser su vuelta a la cordura. No querría ser él, porque míralo, está totalmente roto. Odiaría ser ese que veo siempre en el espejo.

Mira la poesía que muere en su corazón dañado,
canta, consuela sus heridas con el tono ondulado.
Observa en la oscuridad, sus ojos llorando
cuando la sonrisa era su apoyo y no dudaba.

Cómo busca sus sensaciones, no lo sabe ni él.
Escribe para que leas y lo consuela el papel
tan sincero su amor y tan errónea su mente, y su todo.
Mira el frío helando sus venas finas como el pincel.


Pero míralo más detenidamente, gran pequeña dama,
nunca creía amar de esta forma sin antes un 'me besarás'.
Su rama apunto de quebrarse, te pido que le trates bien,
dile que es por su tan equivocada e ingenua mente, 
                                             no quieres amar tan pronto y nada más...

Empieza en "Míralo (1ª Parte)".