miércoles, 15 de mayo de 2013

Ellas.

Arden mis labios al sentirte, cuando sienten tu calor, que emana un aura de desesperanza que fugaz desaparece y se vuelve inerte, efímera es tu existencia aunque duradero sea tu fin. Marcas temporalmente mi rostro, que detesta la compañía en ese instante, te cansa y desata jaquecas que incendian emociones; atraviesan cualquier obstáculo dejando su rastro en él, o simplemente cae al vacío, donde reside el deseo de presencia.

Calcina su comienzo para empezar con valentía aunque lentamente se deshaga pues poco a poco muere y pierde su cuerpo, pero si efímero es su paso aunque eterna sea su agonía, me desata y me tortura su existencia, pero sin ella ¿Qué haría?. Me obliga a refugiarme, no quiero que nadie la vea brotar, la escondo en la almohada para que nadie tenga que preguntar, -qué dolor, qué vergüenza- ¿Qué más dará?.

Aunque dolorosa es necesaria, aunque frustrante es vital y aunque sea salada, sabe dulce. Si es intangible cuando la logras tocar, se esconde en el aire cuando la intentas buscar, y se basa en el mero hecho de vivir. Es bella cuando despierta alegrías y triste cuando destroza el día, y aunque acelere el rugir del pálido latido, la quiero, pues es la única capaz de acariciar mi rostro al verme...

llorar...