miércoles, 15 de mayo de 2013

Ella y siempre ella.

Esa mañana al despertar y pensar en ti, poder distraerme pero nunca olvidarte, tenerte siempre cerca, aunque en realidad te desee lejos, por mucho que te quiero, por favor, invade mi pecho, hazlo latir ¡Hechízalo con tu magia!. Hazme sentir de nuevo una persona útil, hazme imaginar situaciones en las que yo salga sonriendo; haz de mí, un paraíso.

Si te toco y me rechazas pero me deseas pues nunca te separas de mí, si te acaricio y me miras sin dejarme acercar, sé que quieres irte para complacerme mas te quedas, te evito, porque tenerte significa no tenerte, abrazarte significa perderte y no mirarte significa odiarte. Sígueme, seamos solamente un ser, reúnete conmigo en la sombra y bailemos a oscuras, que nos guíe la casualidad y que nos sorprenda la arbitrariedad, si me sonríes, sonriamos.

Tenue apareces en mi despertar y te fortaleces en mi anochecer, siendo causa de mi insomnio, también tortura de mi presente, pero es inevitable rechazar el beso que desata la melancolía, llorar sin ti, no tendría sentido, siento tu tacto intangible y veo tu figura abstracta, que desapareces en mis tinieblas y te alzas con mi agonía, regodeándote con mi anhelo, matando mil ilusiones y derramando mil lágrimas que solamente riegan un terreno que ya no es fértil, pero aún así te necesito, esperanza mía.