jueves, 8 de octubre de 2015

Arquitecto del pensamiento.

He visto la paz escribiendo sinsentidos, he conseguido cocinar mis sentimientos y reforzar los cimientos del poema con la simple esencia de mi verdadero sentimiento. Edulcorar no será un problema pues ni pienso en ello. Convivo con el estrepitoso terror al fracaso. He fracasado en todos y cada uno de mis amores pasados, he sido víctima del temor a no saber amar e irónicamente el error fue temer. He visto la decepción de mi amada en su mirada, le he escuchado decir "ya no sé si te amo" y luego el derrumbe total de mi persona. He construido poemas en los que fantaseo con la muerte y nadie ha dicho nada, he jugueteado con dejar de existir y nadie ha hecho nada.

Construyo y destruyo en mi mente, construyo y desmonto cada verso mil y una veces buscando el dolor más penetrante en cada puta palabra que se cruza en mi vista. He amado mujeres que veían en mí a un imbécil que caería rendido a sus pies con solo un roce de sus dedos, he visto ojos mentirme y decirme que soy único; he escuchado palabras tan falsas como que echan de menos alguien que les dé cariño cuando les otorgas un abrazo. He saboreado la hipocresía de todo aquel que dice alegrarse con mis actos, pues no ven impurezas en mi amor incondicional. Saben que si amo y se rompe la relación, no pasaré al odio.

He visto mi espejo salpicado por mi saliva al gritarme que no soy más que un puto juguete de emociones fáciles y asquerosamente débiles. He visto mi camisa empapada de lágrimas pues cada vez que doy cariño recibo indiferencia. Arriesgué en vano mil sonrisas para conseguir ver sonreír a mis amadas, mis escasas amadas. El pasado inexorable al que dicen que vivo anclado, mas razón no les falta. Pero no te preocupes futura amada, mi pasado solo es el cimiento de mi presente. 

¿Has sentido que la poesía es la única respuesta a la falta de tacto cuando el ser humano te decepciona? ¿Has sentido amor alguna vez? ¿Qué es amor?

He recavado besos de bellos labios,
y no me olvido de ellos.
Mas quiero unos que deseo tanto,
tan doloroso el destino etéreo.

Recorre el sendero azul del brazo,
tu tacto.
Siente el estremecer exacto,
recayendo.
En una especie de temor, al que todos llamamos
sueño.

Siento vacío el verso libre que reconduce mi pasado, quizás está esperando el futuro. Quizás llore de nuevo. Pero yo quiero llorar. Sentir la estructura de delgadas paredes encoger y sin lograr escapar romper en mil pedazos el único cristal de la sala. El que me sostiene de pie. Caerme de rodillas, apoyar los codos y gritar de nuevo: ¿Por qué? Y nada más.