Buceo en la llanura de mi pecho
buscando el brío que no hallaba,
escarbé profundo y no lo vi, nada.
Oscuro, hondo e incesable lecho.
Siniestra semblanza que arremetió
contra el costado de mi gran dolor,
marchito en la orilla, buscándolo.
Triste, apagado e inservible color.
Vagó el remo y moría el náufrago
que se buscaba a sí mismo, murió
abrazado por el oleaje bárbaro.
Solo, herido y así empalideció.
Se hundió como hizo su esperanza,
se sentó en el borde, y pensó así él
¿Soy real, soy metáfora? Añoranza.
Embriagado, mustio y en papel.
Así vestí la ilusión que murió tan sola,
la abrillanté, la escuché y dijo 'hola';
me sentí preso del pánico, del ático,
necesité el beso tuyo, mas tan errático.
Ni entre la sombra divisé esa paz fría,
te quise conocer y quién te conocería.
Si eres inteligente, bella y tan valiente,
eres luz, serás paz, y la sonrisa hallada...
...en mis dientes.