viernes, 23 de mayo de 2014

Pernocta la esperanza lejos de mí.

Anduve solo en la estepa que me acunó,
mi mano vacía, fría pero ansiosa de calor
sostuvo el hielo inerte que es vivir así, así.
Me vi rodeando la locura, y así, lo escribí.

Nadie se imaginó que algún día sería vida,
no supuso más importancia, pues no fui nada.
Ni un beso, mi amada. Cual flor entristecida,
mis pétalos caen uno, uno, y se marchita mi vida.

Versos, estrofas, rimas y nada, vacío, y nada más,
un chico solitario, un roce imaginario y nada más.
Un suspiro, un dedo rozando tu pecho y nada más
que un idiota besando tu imagen entre sus sueños.

Mañanas tenues, perezas malditas, vida fúnebre que me habita.
Como el esperpento de cada sol.
Como la luz que refracta mi alcohol.
Como el alma que decae y cede en la soga, esperándote en vida.

Un rastro de tu sueño más fugaz, alzado en ti,
mutilando el tiempo con tu memoria, tanto es.
Un anhelo, un suelo, un dolor que emana de mí,
y el ardor/dolor que sientes en mi beso y no ves.