sábado, 2 de mayo de 2015

¿Eres tú mi Luna?

Vi la luz de la Luna bañar el interior de mi edificio, lo cual iluminó lo que era casi un cuadrado perfecto debido al ángulo de incidencia. Le faltaba una esquina y una línea creaba una pequeña L de luz, debido a la barandilla. Lo vi al llegar de madrugada, me quedé unos segundos viendo esa luz en el suelo. A lo que me moví y entré en la luz en la que se proyectó una sombra de borde nítido que me quedé observando un rato.  Me posicioné para verme entero en la sombra y mientras me giraba para ver mi Luna admiré cómo giraba mi sombra al unísono conmigo. Allí arriba se alzaba ella, pálida y con su toque especial, aunque no llena por un pequeño ápice. Que mañana esbelta asomará imponente e invencible. Aunque irónico que una simple nube pueda vencer su luz.

Me apoyé en la barandilla y con mi ojos apuntando al cielo la vi sin problema alguno, me quedé boquiabierto durante unos instantes. Hablé con ella y le dije que aún cabiendo en mi mano, no puedo admirarla al completo si no la piso. Y tapándola con el pulgar, me di cuenta de que siento lo mismo por ella que por la musa de mi vida. Es añoranza, desesperanza por verla de cerca y más desilusión el poder tocarla bien, aunque su desesperanza me hace ilusiones y su desilusión teje esperanzas en mí. Además se encuentran a demasiada distancia. Tanto física como emocional.

¿Y si lo que me pasa es que plasmo en mi satélite lo que siento por ella? ¿Enloqueceré? A la Luna le susurro cada noche lo que siento, pero a ella no, jamás me atrevería sin que me temblara el pulso, y lo peor, la voz. Sin embargo, lo que me destrozaría será la verdad. El rechazo que tanto temo y a la vez ansío saber. Aún a riesgo de perderla, tengo que hacerlo, tengo que mirar sus ojos y hablar con el corazón. Por muy doloroso y atormentante que sea. Por mi salud mental.

Pero mientras tanto veré la luz de la Luna y susurraré inconsciente tu nombre, miraré su silueta y me recordará tus ojos. Veré su blanco y gris y me recordará tu piel, veré la lejanía y sentiré tu ausencia. Veré su luz y recordaré tu voz... Y su curvatura tu sonrisa. Tu tan alunada, amplia y brillante sonrisa.