sábado, 6 de abril de 2013

Demuestra que existo.

          Resbala por mi sien acercándose a mi ojo pero sin tocarlo, sigue su curso de forma lenta y paciente, mientras deleita mi mejilla con una suave caricia como una pluma que roza mi piel, se desliza hacia mi cuello donde finalmente se seca, como cada pensamiento, como cada ilusión, que empieza en lo más alto terminando bajo tierra. Acompañada  por decenas de gotas que salen de mi cuerpo, haciendo que manos y voz tiemblen sin remedio alguno. Es sencilla la ilusión si acompaña la realidad pero si la realidad no sonríe a tus sueños, pues seguirán siendo lo que son, sueños.

         Si lo único que puedes ofrecerme es tu exterior aunque no sepas de mi existencia, puedo aceptarlo, ni siquiera sabes que existe el latir, de un pecho encogido por la vergüenza, si mi sonrisa tiembla al escuchar tu voz, cuando se dirige a mis oídos. Es insano tener mi mente, incluso mortal ser quien soy, pero me conformo con saber que sé quién soy, aún postrado ante tu sabiduría en todos los ámbitos, como todo ser tendrás dudas aún, no quiero un , ni un no, quiero un no sé que terminé diciéndole al no que todo puede ser un , si el corazón dicta las palabras necesarias para ser eterno el efímero instante en el que lo mísero se hace gigante.

       Una tras otra, van pasando imágenes ante mis ojos, con ilusiones, temores, exageraciones y realidad. Enfermando mi presente pues no existe el futuro, el pasado solo quema -si me acerco mucho a él-, escondo cada paso aún tardo demasiado en avanzar, es azul mi cielo gris, cuando oscurecen mis entrañas,  cuando gozo la duda esporádica, que hace de este ser tan pequeño, un vasto mundo que aún desconozco, ¿Qué digo? Desvarío como de costumbre, puesto que, a pesar que, debido a mi miedo por la realidad, mi fantasía me hace daño.