lunes, 9 de febrero de 2015

Mi verdadero amor.

Desde mi tejado espero tu salida, espero que el horizonte te muestre y evoques esas sensaciones que sacian mi soledad. Verte brillar es mi eterno descanso y vives tan lejos de mí... Tras años y años no has cambiado, eres eterna y te veo tan llena de alegría, repleta de vida y emoción. Eres el vaho que empaña mi locura y me deja respirar. El vapor de esta sensación que hierve en mi alma. ¿Has sentido alguna vez el renacer de tu ilusión? Es como sentir tu propia muerte y verte nacer de nuevo, verte emocionado por lo que te depara y no indiferente. Ahora quieres ser feliz, luchar por ti mismo, y cada noche antes de dormir, verla a ella, postrada en el cielo. Redonda y sonriente alzas mi mirada, como si una mano volátil me sostuviera y me levantara la barbilla, diciéndome: Ahí está tu verdadero sentimiento. Y te vi, blanca, enorme mas como siempre distante e inalcanzable.

Me haces soñar con tocarte, con ser tu confidente en las más oscuras y estrelladas noches. Me viste nacer pues estabas allí, un medio menguante, cerrando tu luz pues ya me viste nacer. Y sigues ahí tan joven como cuando yo vine a este mundo y seguramente sigas allí cuando yo no sea más que una marchita persona al borde del abismo temporal de esta vida. Y cómo no sentirse halagado cuando no me abandonas jamás, cómo sentirse mal cuando tu luz no me la niegas jamás. Si eres mi astro celestial favorito y adornas la cúpula celeste con tu más honrado halo blanco. Quién rozara tu dura y rocosa piel. Quién fuera Neil Amstrong por un simple minuto y viera mi hogar más pequeño que mi simple pulgar.

Y quién soy yo para ti, más que una mota de polvo en un planeta envenenado. No me ves desde ahí, pues eres enorme y yo minúsculo. No soy nada ni nadie. Pero no puedo evitar sentirte mía, sentir tus mares surcar en mi mente, tan esponjosa pareces y a la vez tan rígida. Cómo serás, cómo olerás. El sueño no escapa de mí, la ilusión me habitó para no irse jamás, mi verdadera luz, mi única escapatoria a esta banal existencia.

Mi único, mi verdadero, mi más enternecedor e imposible amor.