viernes, 24 de julio de 2015

Dislocando el alma.

No hay madurez capaz de quitar el temblor del pulso, pues tu imagen tiembla en la mirada y vuela libre la imaginación. Mas el encadenado ser que habita en mí te ve y amordazado patalea en busca de ser libre, mi conciencia no sabe cómo actuar y ata todo impulso para no acabar con la mínima dignidad restante. Cuántas veces me habré torturado para mantenerme a salvo de la burla, del sentir vacío el hueco esperanzado forjado para tu espacio. Supe aceptar la imposibilidad en la situación y la olvidé, mas al verla una y otra vez, mojé cien papeles con su nombre y una y otra vez con el auto-engaño y no lo acepto, y sigo sin pensar en ello. Sé que en tu celda sigues estando tú y tu ilusión, abarcando gran parte de este corazón, inhóspito. Y el deseo por ti indómito, mientras me revuelco en mi propio vómito de mentiras sobre el sentimiento. Y vagando en solitario tratando de ser noctámbulo, acabé por escribirte en mil diarios, acorralado entre tu voz y mis temores. Hecho de fuego la imagen de tus vapores, y desapareció.

Rompiendo el espectáculo, volviendo a mirarte arrítmica y sé que te irás. Pero no consigo dar marcha atrás al cultivo con tu ADN en mis genes, y mi mente viene y va recorriéndote, mirándote, llorando fe. No hay grito que suene más fuerte que la luz desprendida por tu camiseta en el suelo, revisé tu visión y vi ojos enormes, no pude echar a suertes mis amores, pues me desarmé para atacarte y por eso indefenso me revuelco en la mentira.

¿Y qué se supone que estoy diciendo? Pues podría decir que me desvivo por ti aunque no sea así, me desvivo por no morir dando demás de mí, dando más de sí del bullicio que nace en el pecho y se escabulle por los orificios lagrimales. Y sí me desvivo por tu existencia, para no mirarte más de lo adecuado. Para no agarrar el filo del sentido y darle la vuelta, sintiendo que me he enamorado. Me desvivo para no desvivirme, me destruyo para no construirte, una mirada más sólida de mí que te destroce la imagen de mi ser. Disloco el sentimiento para que parezca amistad y mientras muerdo mi lengua, vivas y no sospeches nada. Nada de nada. El alma ya se partió en dos, era rígida y le puse mucho peso encima, mucho de ti para tan poco de mí. He destruido mi ser para no parecerte incómoda mi presencia. Y ya me he roto.