sábado, 30 de marzo de 2013

Eres preso.

Muchos decimos al llegar a casa de clase, trabajo o de donde sea "por fin libre"; pero ¿te has planteado alguna vez que realmente no eres libre? Eres preso de todo lo que te rodea ahora mismo, en esta época, este siglo y este año, aún más. ¿Te sientes libre al creer en algo? Eres preso. ¿Duermes cuando quieres o mayoritariamente por la noche? No intentes debatirlo con que es por razones biológicas, porque algo de razón tienes, pero ¿te duermes a la noche por esas razones o porque tu horario empieza a las 8:00am? Eres preso.

Estás enamorado, eres preso. No siempre ser preso tiene por qué ser malo, pero no puedes negar que estás encadenado a tu mente siempre, y que nunca podrás liberarte de todos los pesos que lastran tu libertad. Pues tu teléfono móvil te tiene preso, su batería, esa frecuencia de 2,4 ó 5 GHz que tanto necesitas para vivir. No te preocupes, no intento presumir que yo sea totalmente libre, porque ahora por ejemplo dependo de un vocabulario para que puedan entenderme e incluso entenderme yo mismo.

El frío me encarcela y el calor me aprisiona, el termómetro me controla, soy un ser capaz de saber que sabe y que es consciente de cuáles son sus debilidades, y eso es otra prisión. Puedo llorar tanto de alegría como de dolor; puedo gritar, tanto de agonía como de gozo, soy preso de mis tensiones, no vivo como si fuera mi último día, porque la vida no es un concurso en el que ganas mientras más te desgastes o más metas cumplas, la felicidad -desde mi punto de vista más subjetivo- depende de qué metas quieras y de cómo intentes llegar a ellas, es decir, quieres llegar a algún objetivo sufriendo hasta llegar a él o también puedes llegar intentando que el camino sea lo más recto posible, con sus altibajos, pero con sus altos muy altos y con sus bajos no tan bajos.

Viviendo libre, solo mentirás, sé feliz siendo reo de lo que la vida te brinda y te quita, pues siendo tú, sigues siendo un esclavo más de tus impedimentos, por lo tanto, eres preso.