martes, 8 de abril de 2014

Naciendo en tus ideas.

Estaba volátil, increíblemente ligero y ondulando con la brisa que la mañana arrastra hacia nosotros. Y es como si invisible pero tangible atravesara mis dedos, como una pluma que solamente te roza con su vellosidad más delicada. Es el cosquilleo que recorre mi espalda, eriza el vello de mi nuca y siento como una jarra de agua fría sobre mis lumbares. El placer inefable de traspasar tu cabello con lentitud, notar en cada nervio de mis dedos tu frondosa cabellera. Tan oscura como el misterio, y que tiñe el ocre. Teniendo su orilla en mitad de tu espalda, zigzagueante cuando andas, y tan sedoso cuando giras la cabeza.

Derramado sobre tus hombros, y rodeando tu bello rostro, haciendo contraste con el blanco de tus dientes y el rosado de tus labios. Cuando lo dejas suelto y el viento hace que cabalgue en cada ola de aire, ondulante, serpenteante como el mismo viento que en una cálida tarde te refresca. Indescriptible su tan íntimo tacto que solo el más dichoso de los humanos fue capaz de crear y dejar que brotara en ti ese cultivo de perfección. Que tiene la virtud de acariciar tus mejillas, rodear tu cuelo como si te abrazara sutilmente y pudiera decirte cada mañana 'buenos días'. Como el roce de las sábanas nuevas, como acariciar descendiendo y ascendiendo por la espalda con la punta de una pluma. Como una catarata que resbala de tu cabeza y rebota en tus hombros y espalda, pero quedándose estático y perfecto a la vista.

Cubre tus ideas, tu pensamiento e incierto alberga tus sueños y te acompaña literalmente en cada segundo de tu existencia. Es el ente inerte que cumple mis sueños sin siquiera tener conciencia de ello. Y yo me quedo en blanco, frente a ti y frente al cúmulo de imposibilidades. Aquí, pudiendo acariciar tu pelo y pudiendo desear, y nada más. Y nada más.

Pero llegó el momento en el que no puedo ni tocarlo, ni verlo sonreír y no te acercas más, pero no lo hagas porque sino no te dejaré ir y eso es algo que no debe suceder; pues primero arruinaré tu vida y luego la de todos a tu alrededor, pues soy así, un agujero negro de sentimientos puros, un profanador de pureza emocional, un egoísta sensiblero que hace del sentimiento un templo inexpugnable, mientras que lo destruye cuando nadie observa. Soy un ente corrupto para mí mismo, pero no para los demás, tu belleza es inalterable, inalcanzable pero me besaste en la mejilla una vez. Y te sentí mía, felicidad, te sentí mía.

Todo lo que te rodea y todo lo que eres; muchos hablan de que las virtudes pueden ser mayores que los defectos, pero ¿qué es un defecto? Si en esencia el ser humano es un defecto para el planeta, hablamos de virtudes cuando la única virtud es utilizar los sentimientos adecuadamente. Y luego estás tú y tu espléndida melena, para romper mis esquemas y poner sobre la mesa el término perfección. Y tus besos soñados, y tus palabras imaginadas...