miércoles, 20 de febrero de 2013

Durante un suspiro.

Dejando atrás ese pensamiento putrefacto de soledad. Imagino sentir una brisa llegando a mi orilla, que acerca una esencia que deseo más cercana, y aunque mis ojos se cierren lentamente, deseo verte fervientemente, mientras observo lentamente, tus ojos grandes y bellos, mirándome, con una gran sonrisa, que digas lo que digas para mí es perfecta, una tímida sonrisa que esgrime mi rostro acercándose a la tuya, mientras cambia su forma.

Manos que apoyan su palma sobre mis mejillas, apartando todo aire que nos separa mientras que las mías acarician la falda de tu espalda, siento cómo en mi pecho saltan las alarmas y se vuelve un caos circular por el corazón, pues repetidas veces y a mucha velocidad envía sangre con fuerza, noto como se segrega dopamina, mientras el resto de imágenes se detienen a nuestro al rededor pero solo tú y yo nos movemos. Alcanzando lo que nunca creí que alcanzaría en un intercambio tan intenso de emociones.

Mi cuerpo cálido por tu cercanía siente en tu pecho el himno que tu corazón deleita y me define  la felicidad que tus mejillas son capaz de describir levantándose para mostrarme una encantadora y aliviadora sonrisa que me grita, "destrúyeme, pero sin hacerme daño, hazlo con tu sonrisa", que el valle de sabores sea solo uno, aunque sea una décima de segundo, que su intención solo sea hacer que me pase la noche sin poder dormir, porque necesite sonreír a 5 milímetros de tu sonrisa.

Las palabras que describen esta situación solo se refieran a como mucho un segundo de la experiencia que desearía vivir, un simple segundo que describe el momento en el que suspiras una vez sobre mí. Un mágico y anhelado segundo que solo habita en mi imaginación, para mi desgracia.