lunes, 19 de agosto de 2013

Un buen vaso de realidad.

Un día en el que esperaba alguna alegría extraña, algo fuera de lo común pero bueno, ¿Cómo decirlo? Algo especial, termina como me imaginaba o más bien como temía, en soledad, en completa y absoluta soledad, oyendo música, viendo una pantalla y esperando con ansia una sorpresa que como yo ya sabía de antemano no pasaría, no a mí.

Sé que exijo demasiado, pero quería que un día como este fuera especial, que pasaran cosas sin yo tener que planearlas, que me saludaran personas que aprecio o que creía que me apreciaban, pues ya ves, no. Sólo unos cuantos que recordaron mi cumpleaños por los recordatorios de las redes sociales, cómo no.

Intentando no parecer infantil me hallo frente a este cúmulo de píxeles que soportan día tras día mi rostro frente a él, literalmente apartando las lágrimas de mi cara para poder escribir bien, hallándome tan abandonado, tan olvidado y tan despreciado.

Hoy he perdido el poco respeto que os tengo, gracias por otorgarme la oportunidad de ver vuestro aprecio por mí. Es todo un honor saber la verdad.

Literalmente solo, y literalmente ignorado. ¿Qué más puedo decir que no sea muchas gracias?