domingo, 25 de enero de 2015

Oda a la naturaleza.

Quién no ha mirado nunca por la ventana pensando en su involuntaria retención, y ha visto los brotes verdes germinar. El árbol que cuya sombra puedes usar para refugiarte del amoroso y caluroso Sol que nos abraza cálidos, a veces dándonos amor de más. El sentir de las sábanas aéreas que nos arropan transparentes, silbando entre las ramas, refrescando el cariño del astro rey. La fría mano húmeda y azul, que bañaba nuestra cuna y nos concede su inmensidad para deleitarnos y viajar, o simplemente sumergirnos en ella. Quién no ha sentido que la alfombra verde es su paisaje favorito, su sueño preferido o su paz perpetua, como las altas montañas que atravesando las nubes te enseñan la vista majestuosa de tu propio hogar y te dice 'la belleza que te rodea es toda tuya.

No puedes vivir sin ella, no puedes soñar sin ella, no puedes engañarte y tratar de huir de ella. Pues es tu madre, es tu criadora, es tu deuda cuidarla cuando enferma, pues tu vida es ella y sin ella no hay tú. El oleaje salvaje es su llanto y su lágrima es la lluvia, su ira son sus vientos y sus huracanes, su furia son volcanes y su dolor su lava. También sufre miedo y tiembla tu suelo, también piensa demasiado y se inunda, pero su sonrisa renace con el arcoíris, con el sol iluminando el rocío de una mañana calmada y sosegada. Ella sufre también, entiéndelo, pues su corazón puede ser de puro hielo que se derrite o de un calor abrasador. Pero siempre estará ahí.

Te regala cada día un amanecer, un mundo iluminado, un rojizo atardecer, un anochecer mágico para concluir su espectáculo enseñándote un banquete de ilusión y sueños. Es su manto estrellado, su nocturnas luces, una iluminada y oscura escena de pura existencia. Las estrellas, las galaxias, los planetas, cometas, la oscura y clara dualidad, pues a pinceladas te pinta con luz un oscuro lienzo que imprime misterio y duda a nuestra mente; admiremos la bella cúpula de formas y dejemos bailar a la emoción. Finalmente verás su Luna, su majestuosa y bella acompañante. El farol que te iluminará cuando lo necesites de una blanca y esponjosa luz.

Es por eso fiel lector, que quiero recordarte que no puedes olvidar la belleza del globo, de mi mente solitaria que se llena con estas lunas de innegable belleza. De mi, de tu, de nuestra naturaleza.