jueves, 10 de enero de 2013

Mi rutina diaria - Parte 1.

Llegas de clase a casa, cierras la puerta con un leve giro de tu muñeca izquierda dando la espalda a la puerta, mientras con un leve giro de cabeza miras a tu alrededor para saber si alguien está observando que llegas, y hay dos alternativas:

1. Te han visto y tienes que retener las lágrimas, tras cerrar la puerta te diriges a tu derecha donde se encuentra la sala de estar y está allí cualquier familiar tuyo, cualquiera de tus hermanos o cualquiera de tus padres, pues dejas la entrada de la casa y te diriges a ellos, dejas la mochila que contiene apuntes y demás en un hueco que hay a la derecha al entrar al salón, te acercas más a donde se encuentran sentados y sueltas un leve saludo, sin vocalizar si quiera, ya es costumbre, te das la vuelta y haces como que vas a dejar algo en tu cuarto...

2. No hay nadie o no te han visto, y pasas directamente a tu cuarto atravesando el pasillo con sus dos estanterías que tiene en medio, una negra y la otra marrón claro, la segunda puerta a la izquierda es tu cuarto y dejas la mochila nada más entrar a la derecha y cierras la puerta sin dudarlo, si está la cama despejada haces lo siguiente:

  1. Te tumbas sobre ella boca arriba y empiezas a recordar lo que ha pasado ese mismo día en clase, pensando en ella, sus gestos, las miradas que te ha hecho o las que no te ha hecho cuando necesitabas, sus palabras que más te molestaran o las que más te gustaron, y las miles de cosas que te gustaría haber hecho con ella, soltando al final como si de una película dramática se tratara una lágrima que sale más rápido por el ojo izquierdo recorriendo primero tu sien hasta llegar finalmente a tu oreja, puesto que estás acostado boca arriba. En unos instantes ocurre lo mismo en tu lado derecho, cierras los ojos y te pones a soñar.
  2. Tu cama no está despejada así que te sientas en la silla que se encuentra en un escritorio que tampoco está despejado, pero es más fácil de despejar, quitas la ropa que haya en la silla y la tiras a la cama, pones tu portátil en el escritorio que seguramente antes estaba en el suelo, porque allí lo pones todas las noches, lo enciendes y no tarda mucho en cargar, pues tiene Linux, inicias tu usuario, pones a sonar una canción, entras al navegador Chromium, vas a tus redes sociales por inercia, mientras en tu pensamiento solo existe ella, ves algo que ha escrito ella, bastante bonito además, te muerdes el labio inferior pues desearías que fuera a ti a quién se lo dedicara, sabes que no debes seguir leyendo cosas, pues es como arrancarse el corazón, pero lo haces, debes egoístamente saber si ella es feliz, cuando tu cerebro actúa por fin cierras el navegador escuchando de fondo una canción en inglés, miras la pantalla pero solo ves una imagen, vas aumentando la fuerza con la que te muerdes el labio inferior, cierras un poco los ojos, frunces el ceño y lentamente se desliza la primera lágrima por tu ojo izquierdo, esta vez pasa directamente por encima del pómulo con destino los labios, saboreas el dolor y cierras los ojos con fuerza, no puedes más, te tumbas sobre el teclado, el maldito ordenador arde, pero da igual, tú ardes más, te levantas y te diriges a la cama aún estando llena de ropa da igual te lanzas encima o al lado de ella, es hora de cerrar los ojos y soñar. (cabe recordar que las pesadillas también son sueños...).