jueves, 4 de julio de 2013

Solamente yo.

He despertado cada puta mañana pensando en ti y te echo la culpa (cómo no). Soy un imbécil soñador que se ilusiona al hacerte sonreír, aunque sea por una tontería. He volado mil veces entre nubes de fantasía para poder sentirme cerca de ti, pero no me es suficiente ahora. Intento buscar excusas para poder decirte lo que siento, quisiera salir algún día sólo contigo por la calle, poder reírnos juntos sin nadie más, pero ¿qué falla en mis planes?

Pues yo, no me atreveré, jamás, solamente muy borracho y ni eso, porque así sería mucho más ridículo y penoso. A no ser que tú también los estés, pero eso es imposible. Me miro al espejo y veo ese despojo cobarde, no atina con su corazón y encima culpa a los demás. ¿Por qué existirás? Imbécil.

Si tu mente se hunde cada dos por tres, piensa que la única cosa que sabe lo que realmente te pasa es tu almohada, idiota. Tienes miedo a cagarla y por eso precisamente la cagas, si supieras las posibilidades que tienes si no fuera por tu pésima personalidad. Y sinceramente muero por cada palabra que no me dice ella. Así me hundo y así desaparezco cada instante tras mis palabras, tras mi cobardía -debería tatuarme eso en la frente-. ¿Qué me dirías si te digo que te quiero? Nunca lo sabré o quizás ya me lo has dicho. Qué más da, sólo soy una sombra más.

Listo para despertarme, quiero hablarte pero no puedo, quiero amarte pero no puedo, quiero llorar y qué casualidad, sí puedo. Debería quemarme cada momento que no me atrevo a decirte "te quiero". Pero qué se le va a hacer, si este chico está enfermo, enfermo de cobardía, es crónico, es irónico y es doloroso, mucho más doloroso de lo que uno se puede imaginar, porque te decepcionas a ti mismo, y sabes que lo vas a volver a hacer, ergo no puedes confiar en ti mismo. No te puedes ver como un ser humano.

No puedo ver la luz que debería salir de mi interior, está todo muy oscuro. Pero aún así tengo esperanzas. Aunque sean muy débiles.