observa la derrota besando mis esperanzas que lloran y sollozan.
deambulan corrompidas las sonrisas que jamás existieron, o sí,
la imaginación ha sido mi escape, la parcela de felicidad, para mí.
Viva la llama que incendia el miocardio ocupado por tu fuego
cual dorado, brillante que da vida a mi jardín y riega mis flores.
Fuente donde brota el dulce elixir de tu imagen que yo bebo
para sentir cerca el bravo latido del corazón ya sin voces.
Susurro tu nombre no en vano amada imaginaria mía, no podría
sentir la quemadura del deseo marchito en pleno anhelo desecho.
Sujeto a tanta esperanza traicionera, que deshace el día a día
donde debí morir yo hallado ya amado una vez, tocado techo.
La presencia de tan dulce voz a orillas de mis oídos despertó
en un corazón muerto una llama que brotaría, jamás pensado.
Si deleitas mi vista con tu sonrisa plena, de gratitud me llenó
y arrancó de mi mente el deseo de muerte tan arraigado.
Mi flor, brota pronto o muere en mi pecho, no me tortures más mente mía. Si sus dorados pétalos me embriagan y me adormecen, o me despiertan los sentimientos que de la tumba desenterré, aléjate de mí pues si te acercas mucho te abrazaré eternamente, no dejaré que yo te haga daño, pues te decepcionaré, te lo aseguro. O eso me dice mi maldito pasado doloroso que rompió en mí toda esperanza.
Y no aguanto más, lo siento, no aguanto más.