domingo, 20 de octubre de 2013

No me olvides.

Ni siquiera sé si conoces mi latido, no sé si sentirás alguna vez lo mismo que yo, mas no lo creo. Solamente lo deseo. Quiero decirte desde el fondo de mi corazón henchido pero cobarde, que para mí eres mucho aunque sepa poco de ti, aunque hable poco contigo. Tengo miedo al fracaso, tanto que ni siquiera te diré lo que siento. Nunca había guardado ese sentimiento tanto tiempo, siempre hay alguien que insiste y consigue sacármelo, pero no, esta vez no. Yo tengo una duda y creo que lo sabes o al menos lo sospechas bastante. Es imposible que no lo supieras con mis metáforas tan poco disimuladas.

Pero quizás inconscientemente lo hice, quiero que te des cuenta, que lo sepas aunque nunca hablemos de ellos, porque realmente quisiera hacerlo, pero a partir de ese punto todo lo que hay entre nosotros cambiaría drásticamente, o no. Eso es lo peor, la duda. No quiero decirte esto para que no lo sepas, pero quiero que lo sepas para que me lo digas tú, soy un chico que se contradice cada segundo, es mi especialidad. Pero quiero tenerte cerca, poder ser tu armadura en esos momentos de extremo bajón, quiero que no te incomoden mis saludos.

Es mi cuerda floja la vida, es un cable de cobre en el que tú serías mi puente de oro, rodeado de bellas flores, pero mi cabeza grita que no, mi corazón grita que sí, y yo, espero una respuesta clara. No puedo más, no puedo menos. Mi libreta no tiene tu nombre, porque sería demasiado honor, intento matar mi sentimiento a base de sufrimiento, intento atacarme en donde más me duele, constantemente me digo: "Nunca te querrá, nunca lo hará, olvídate". Porque una vez una persona que una vez dijo que me amaba me dijo exactamente lo mismo, pero refiriéndose a todo el mundo: "Nadie te querrá nunca". Literalmente.

Mi mayor temor es que me olvides, que si no te hablo porque creo que causo molestias te olvides de mí. Pensando que paso de hablarte, cuando quisiera hacerlo al menos 16 horas al día, las que técnicamente estoy despierto, aunque esté soñando contigo. Y deseo que me desveles de madrugada, me pidas mi ayuda, mi comprensión y yo estaré agradecido. No quiero que me odies si mis palabras son estúpidas, no quiero que me olvides, no quiero decepcionarte a ti también, por favor, a ti no. Te convertiste en mi oxígeno, aunque sea en forma de placebo. Mi intención siempre es hacerte reír, perdona todas mis locuras, mis tonterías, mis gilipolleces.

Te quiero de una forma inusual y mi mayor temor es que me olvides.