sábado, 12 de octubre de 2013

No se puede más.

Cada segundo se hace eterno, cada sensación se hace insoportable, es mi mente, es ella, lo sé. No es fácil evitarlo, no es sencillo tener que lidiar con cada paranoia que pasa por mi mente, quisiera decírtelo, quitarme este peso de encima y colocarme otro, decirte que me encantas, decir indirectas casi directas para que me digas que el sentimiento no es recíproco. Ya no puedo más, ya no entiendo nada más, si soy buena persona la sensación que predomina es la soledad ¿Debo dejar de tener corazón para sentir la compañía? No me da la gana, prefiero pudrirme en mi puta melancolía a tener que herir a quien no se lo merece.

Sinceramente no sé cómo contar la cascada de pensamientos que recorren mi mente en este mismo instante, eres tú, tan lejos, tan desinteresada de mí, pero tan amable al hablarte y soy yo, tan imbécil al torturarme y tan ingenuo al enamorarme, no es amor, no lo es aún. Ni lo será me dicta el corazón, es la costumbre a la decepción propiciada por mi propia falta de confianza. Es duro tener que juzgarse uno mismo, porque el resto del mundo solo criticaría mi máscara, no mi interior. Es normal que no os guste como soy, ni a mi me gusta. Pero me moldeé con el molde erróneo y no voy a echar la culpa al inocente.

En 'Hay tanto' te dejo el mensaje, sin cortinas de humo, trasparente, muy claro. Sólo tienes que buscarlo, estoy harto de ocultarme, encuéntralo, ódiame, aléjate de mí aunque quiero que estés rozando mis átomos, no me hables más, te entenderé, nunca lo desearé, jamás lo haré pero te querré más de lo que jamás he creído, ¿es repentino el sentimiento o es erróneo el sentimiento? No, no es erróneo, NUNCA. Y menos por ti. Sé que tú serás amable, sé que no me herirás, sé que me pondrás el hombro para que llore mis penas, porque sé que tú eres un ángel. Un brote que suscita mis sentidos, un dorado tallo que emerge calor en un páramo helado.

Dulce voz que embriaga de felicidad, en mi vida eres la tecla afinada de mi piano abandonado, el ozono en mi atmósfera y de tanto escribirte se me acaban hasta las metáforas. Pero no habrá nada que te supere, pues eres tú mi poema.