jueves, 3 de octubre de 2013

Tejedor de sonrisas.

Nunca despertó un sentimiento como lo ha hecho ahora en mí. Vino en imágenes y se quedó en voces, situaciones, abrazos, palabras sinceras y un gran lazo de unión, no es el lazo del color que quiero, pero su suavidad es extremadamente alta. El calor que desprende cuando hace frío me abriga y cuando me asfixio me proporciona el oxígeno necesario. Es como una trampilla que deja salir los pensamientos oscuros de mi mente. Un sueño en la realidad.

Te abrazaría, te protegería de ti misma cuando lo necesites, pues el peor enemigo de uno mismo es su propia mente, que dañada por la cruda realidad se autolesiona constantemente, culpándose a si misma. Sugiero un cálido beso, pero sólo en mi imaginación, pues el miedo me arrebata la voz, el viento me arrebata la ilusión, la esperanza está impregnada en la sonrisa que te muestro, pues detrás de mi imperfecta sonrisa estoy yo, el imperfecto enamoradizo.

Sonrío, pues te conocí, sonrío pues te preocupaste por mí, aunque deambule taciturno por la tundra hallada en mi pecho, en mi mente estará tu imagen ahí clara y nítida, sonriéndome, diciéndome que siga adelante, sé que tu apoyo sería incondicional y creo, y sólo creo que contigo tengo una confianza que hace tiempo que no encontraba en nadie. No importa si es mi imaginación, no importa si es mi ilusión la que crea lazos entre nosotros, pues sinceramente yo te quiero.

Aunque el dolor se plante, aunque arraigue en mi corazón, no le tengo miedo. Ya no puede mostrarme nada nuevo, solamente torturarme con lo ya sufrido, y si debo verte partir, que sea con una sonrisa en mi rostro y sobretodo en el tuyo. Que la distancia me hace sentir cerca de ti a veces, aunque a veces siento que me olvidas, es normal, es natural, pero si mi mente te necesita mucho te extraño, si entablamos conversación me exalto, si te ríes una sensación fría me recorre el cuerpo, subiendo mi adrenalina, si entristeces la sensación es de vacío, pues quiero ayudarte y no puedo darte más que mi hombro, y me destruye saber que sufres.

Por eso le diré a la ilusión que tú iniciaste: 'bien hecho', al miedo le diré: 'desaparece', a tus labios les diría las más bellas palabras que jamás haya pronunciado el ser humano, y esperaré fervientemente que me interrumpan en mitad de la frase uniéndose a los míos. Ven y comprobemos cuán grande es mi sentimiento, pero no vengas pues no quiero que veas cuán grande es mi sufrimiento. Solamente sonríe, yo seré tu ángel guardián.