miércoles, 26 de febrero de 2014

Intrínsecos versos.

He vestido mis esperanzas de dorado, para que brillen,
teniendo en cuenta que tu piel es así, pues me irradias
el pensamiento y los besos tuyos que mis labios piden.
Mientras me hundo entre mis ruidos, tú me invadías.

Ya no respiro como antes y siento hasta mis ronquidos,
pues me falta el aliento de tu perfume que yo tanto pido.
Entre mis mantas no encuentro tus abrazos, y muero
sin las caricias que anhelo de tu piel que yo tanto quiero.

Quise tu piel entre dos besos,
tres sonrisas que yo disfruto
anhelo del cielo en tus cabellos,
solo en cincuenta y cinco minutos.

Y más quisiera yo contarte mi poema, que eres tanto aquí,
desde el Sol en mi horizonte, hasta el mar en su inmensidad.
Y más anhelo yo amarte mi musa, que te extraño tanto así,
desde mis brazos en tu cuerpo, hasta tu sonrisa de verdad.