sábado, 1 de febrero de 2014

Mis esperanzas.

Imagina llegar a casa de un duro día de trabajo, de un esfuerzo sobrehumano psicológica y físicamente. No dejas de pensar en ese placentero momento en el que te quitas el calzado y sientes un alivio indescriptible. Pero olvidaste las llaves en casa, te da un poco de ansiedad pensar que si no hay nadie en el momento en el que llegas te quedarás fuera vete a saber cuantas horas. Y deseas que haya alguien, quien sea. Ese sentimiento en el que esperas que en tu casa siga estando alguien, ese tan común sentimiento se llama esperanza. Sentimiento que se halla en todas las situaciones de la vida.

En tantas que no voy a comentarlas, pues este es mi texto, estas mis palabras y mi decisión es escribir sobre mis esperanzas. Esas que tanto han hecho por mí, manteniéndome vivo, resguardando sentimientos e ilusiones para que perduren. Aquellas que me siguen diciendo que te bese, que olvide todo, que lo arriesgue todo a un doble o nada. Pero que el pesimismo que se hizo con la mayoría absoluta en el parlamento de decisiones de mi cerebro siempre vota en contra del riesgo. Por eso vivo detrás de una pantalla, y solo escribo indirectas para ti. Creo que ya conoces mi sentimiento, eso me digo. Quiero que te sientas importante, así que estas palabras son para ti:

Eres increíble, créeme. Si eres así conmigo, me imagino lo importante que debes ser para toda la gente cercana a ti. Lee estas palabras detenidamente, eres maravillosa, por mucho que me torture por ti, me encantas, me encanta. Te admiro guerrera, no te has estancado tanto como yo hago siempre, estás en el frente siempre dando guerra, sigue así. Nunca te has rendido conmigo, solo tú has sido capaz, sinceramente. Tiene que ser magnífico pasar diez minutos en tu mente y poder cantar con tu voz, ese tan maravilloso tono que solo tú tienes, por favor, aprovéchalo, muchísima gente necesita oír tu voz. Oírte a ti.

Desearía tantas cosas que te conciernen que quizás deba callar. Has inspirado la mayor etapa de escritura de mi vida, la más larga y la mejor. He escrito casi a diario, temas diversos aunque un poco repetitivo. Pero has logrado que mis textos me encanten, tú y solo tú. ¿Sabes una cosa? No sé si debo decir este pensamiento, quizás te incomode estar cerca mía o cambiará tu comportamiento respecto a mí. Pero ya lo único que puedo perder es mi amada esperanza. Creo que por ti he sentido por primera vez amor, esta vez no es mi auto engaño que me impongo cuando a alguien le gusto. Como último recurso porque temo la soledad. Pero esta vez no, esta vez no, me anclé a tu forma de ser, que tan cautivadora me tiene cautivo.

Léeme, muy pausadamente. Aunque derrame mil lágrimas por ti, aunque deje de vivir por ti, sé feliz por favor, con eso soportaré mi esperanza dulce como seguro que son tus besos.